SEMANA SANTA 2021

El obispo preside la Misa Crismal del Martes Santo ante 200 presbíteros de la Diócesis

Los presbíteros congregados en la Catedral de Córdoba renuevan así su promesa con Dios
Curas

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presidido este martes en la Catedral la solemne Misa Crismal, con la que cada Martes Santo se consagra el Santo Crisma y se bendicen los óleos administrados en los principales sacramentos durante todo el año, y ello ante 200 presbíteros de la Diócesis de Córdoba, que han renovado en esta celebración sus promesas sacerdotales.

Durante su homilía, según ha informado la Diócesis, el prelado ha recordado que esta celebración es una de las más bellas del Año Litúrgico y ha añadido que "en nuestro bautismo recibimos la unción del Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios y testigos de Jesucristo en el mundo", añadiendo que será el Espíritu Santo el que "mueva nuestra vida y transforme nuestro corazón para llegar a ser quien Dios quiere que seamos".

Los presbíteros congregados en la Catedral de Córdoba han sido invitados por el obispo a renovar la promesa por la que un día decidieron darle todo al Señor, porque éste "es día de renovar nuestro deseo de santidad", según les ha transmitido Demetrio Fernández, al tiempo que ha compartido con ellos el sentido de la llamada al sacerdocio, que incluye entregar toda tu vida, porque "Jesucristo nos pide el don de nuestra vida completa y nos confía su misericordia y perdón".

El obispo ha tenido presentes, igualmente, palabras de San Juan de Ávila que están vigentes en la actualidad: "la reforma de la Iglesia vendrá por la reforma del clero y el fervor de los seminarios". Así, ha explicado ante los presbíteros que cualquier cambio en la Iglesia "se hará por el deseo de santidad de muchos sacerdotes".

Ha concluido Fernández señalando que "es importante que haya sacerdotes para la Diócesis y pedimos que así sea para siglos, es nuestra responsabilidad", ya que los sacerdotes "impregnan del buen olor de Cristo la sociedad en la que vivimos, la presente y la futura", concluyendo así la homilía, momento en el que los presbíteros han renovado sus promesas sacerdotales, y el obispo ha bendecido el óleo de los enfermos, el de los catecúmenos y el Santo Crisma.