En el Parque de Miraflores

Ocho nogales japoneses para no olvidar la catástrofe nuclear de la central de Fukushima

El presidente de la Fundación Equo, Pepe Larios, advierte de que la energía nuclear es la más insolidaridad porque la aprovechan un par de generaciones y sus residuos los tienen que gestionar las siguientes durante cientos de miles de años

Plantación de un ginkgo en el Parque de Miraflores por Fukushima en 2019
photo_camera Unos niños ayudan a Rafael Blázquez a regar el nuevo 'gingko' por el aniversario del accidente de Fukushima

Este fin de semana, la Asamblea Antinuclear de Córdoba ha recordado la última catástrofe nuclear ocurrida, en esta ocasión en Japón, la de Fukushima, en lo que fue el octavo aniversario del accidente en la central ocurrida el 11 de marzo de 2011, y lo ha hecho plantando un nuevo 'ginkgo' (también conocido como nogal del Japón) junto a los otros siete que se plantaron en años anteriores en el parque de Miraflores. Una labor en la que los conocimientos de jardinería y carpintería del concejal y portavoz de Ganemos Córdoba, Rafael Blázquez, vino realmente de perlas al colectivo.

Pero fue el presidente de la Fundación Equo, el cordobés Pepe Larios, el encargado de explicar que con esta actuación "también queremos expresar nuestro rechazo a un tipo de energía inmoral en sus fundamentos, ya que cuando se producen accidentes de este tipo afectan más allá del propio territorio donde se producen y, además, dejan unos residuos que hay que gestionar centenares de miles de años después".

Pantación de un árbol por el aniversario de Fukushuma

Es igualmente inmoral para Larios el hecho de que una civilización concreta se aproveche de ese tipo de energía no limpia, porque sólo servirá "para un par de generaciones, sin embargo dejan para todas las generaciones futuras los restos contaminados durante casi los mismos años que lleva la humanidad sobre la Tierra desde el inicio con unos restos difíciles de gestionar por su peligrosidad y por su durabilidad".

El líder ecologista cordobés ha explicado que en Córdoba hay una larga tradición de movimiento antinuclear, ya que en la provincia, "por desgracia, tenemos el único cementerio nuclear que está funcionando en el Estado español" y uno es otro que el de El Cabril, en Hornachuelos.

Plantación por el aniversario de Fukushima

Al respecto, este cementerio nuclear recibirá, "si no lo impedimos", todo tipo de residuos de centrales nucleares españolas, pero con el agravante de que ahora mismo se está debatiendo entre el Gobierno y las principales empresas eléctricas la posibilidad de prolongar la vida útil de las centrales hasta los 50 años. "Comenzaron siendo de 30 años y las prorrogaron en us momento a 40 y si se amplía a medio siglo, aso supondría aumentar el riesgo y más cantidad de residuos para El Cabril", ha advertido Larios, por lo que ha exigido que "hay que parar la energía nuclear y luego veremos qué hacer con los residuos".

En este sentido, el transporte es un riesgo añadido, ya que Andalucía no tiene centrales pero los residuos de todas las que hay en el país tienen que pasar por todo el Estado con destino a El Cabril. "Y ya se ha producido algún accidente como el que indica el último informe del Consejo de Seguridad Nuclear, en el un camión tuvo un pinchazo llevando material radiactivo".

En teoría no pasó nada con ese caso, pero Pepe Larios ha advertido que si algún día un bidón de ésos, a aunque no se rompa, queda a mano de un menor o una mujer embarazada, "y los curiosean durante dos o tres minutos, habrían recibido de golpe su dosis máxima permitida legalmente para todo un año".