Fechas de bienvenidas, de ilusión. De abrir a lo nuevo si no fuera porque la bienvenida se esconde, la ilusión hace tiempo que se apagó. Fechas de despedidas. Este final de año sórdido, con los regalos dados la vuelta. El Córdoba CF apura sus opciones de devolver felicidad minimalista al Arcángel, convertido en árbol navideño sin decoro, y depositar una victoria a su pie seco.
Mañana a las nueve de la noche viene el CF Reus en la jornada que gime diecinueve. Los de Romero despiden la competición hasta el día de Reyes, noche de confeccionar carta y balance, y quieren decirle, ganando, adiós a 2017; con una sonrisa que, al menos, muestre dientes para luchar. Una estímulo para volver de vacaciones. Algo a lo que agarrarse. Porque los once partidos sin ganar, los ocho puntos de la salvación y las seis semanas como último de la Segunda División no son halagüeñas. Y nada de `Feliz Navidad´.
La urgencia es tal que la permanencia se va. La situación obliga a terminar el año y a empezar el siguiente de manera brillante, sublime, algo que el Córdoba CF no conoce. A mostrar fiabilidad, tranquilidad. Algo que los califas adolecen. A recuperar el sentido de equipo, solidez. Algo que los blanquiverdes no aprenden. No muestran capacidad. Y se van los jornadas, las burbujas disipadas del rancio champagne.
Romero acabará la temporada en el banquillo
Después de más de dos semanas, hemos sabido que Romero va ser el jefe técnico hasta final de temporada. Hoy, oficialmente, lo han anunciado. Él asumió el control de un equipo en quiebra todo nevado. Con él, demostró pasión y un buen intento ante el Rayo; pero la decepción blanquiverde es imparable. La derrota en Almería es la cara triste de la desolación.
El CF Reus de López Garai es un equipo irregular; pero está en zona tranquila. Empató en casa contra el Granada, sin goles, y en El Arcángel tiene la oportunidad de oro de puntuar. Los números del Córdoba CF muestran que es así. La actitud y fútbol de los blanquiverdes darán valor o no al prejuicio. La elección de la despedida: alegre o amarga de un curso inolvidable por todo lo que hay que aprender.
