El pasado año 2019 fue intenso en trabajo para Cáritas Diocesanas de Córdoba. Lo indica su memoria de actividades que suele presentar anualmente a modo de ejercicio de transparencia y responsabilidad para indicar el destino de cada uno de los céntimos que se reciben. Y no es una exageración, porque cada vez son más las pequeñas donaciones por parte de particulares de las que se nutre esta organización no gubernativa dependiente de la Iglesia para realizar su importante labor social en la provincia.
Por lo pronto, su director en Córdoba, Salvador Ruiz, ha señalado que en las 168 cáritas parroquiales de la provincia, más los servicios centrales de Cáritas Diocesana se cubrieron el pasado año 23.625 atenciones, gracias a la labor de 1.650 voluntarios y con una inversión global de 5.675.709 euros. De esa cantidad, 3.309.793 euros fue para programas atención directa, con un 26% procedente de fondos públicos a través de la casilla del IRPF, y un 74% de fondos y donaciones privadas. Los otros 2.365.916 euros restantes se destinaron a actividades de empleo, con un 6% procedentes de fondos públicos y un 94% procedentes de donaciones privadas o de la propia actividad que genera Solemccor.
Según ha explicado Ruiz, la atención directa ha cubierto a 472 personas de grave vulnerabilidad, a través de proyectos de ayuda a mayores, discapacitadas, enfermos de VIH, mujeres, jóvenes inmigrantes y familias en exclusión social.
De igualado, el pasado año atendió a 818 personas sin hogar en la Casa de Acogida, los dispositivos nocturnos , el ala de baja intensidad, inmigrantes y reclusos. En cuanto a los servicios de empleo, se realizaron labores de acompañamiento e intermediación laboral para 1.126 personas, se realizaron cursos y talleres formativos con 173 participantes y se contrataron a 114 personas en exclusión social.
La cooperación internacional también ha tenido su espacio en Cártitas en 2019, con una inversión de 38.506 euros para el Centro 'Effetah' de educación especial para niños sordos en Tánger Marruecos), la Casa Hogar para niñas de Picota (Perú) o las Obreras del Corazón de Jesús de Batate (Guinea Ecuatorial).
En cuanto al perfil de las personas acompañadas en 2019, un 55% fueron hombres y un 45%, mujeres; el 42% estaban en una franja de entre 20 y 44 años y un 31%, entre los 0 y los 19 años; en un 92% son españoles, mientras que del 80% de extranjeros un 73 son de América Latina y del Sur, un 16% de África y un 12% de Europa, mientras que el 54% no tiene formación o se quedó en estudios primarios, el 13% llegó a la ESO, un 26% tiene el Bachillerato superior o ciclos formativos y un 7% realizaron estudios superiores.
