EFECTO DE LA COVID EN LA ECONOMÍA

Las medidas de la Junta dividen a la hostelería y paralizan la movilización

Los hosteleros señalan que las dos horas y media finales son poco útiles y lamentan el abono completo de las terrazas cuando hay un recorte diario de seis horas
Clientes en La Choza
photo_camera Clientes en La Choza

Para los pasados días 21 y 22 la hostelería andaluza tenía previsto movilizarse a nivel de provincias y cuando la movilidad lo permitiera también en Sevilla por considerarse el sector peor tratado por la Administración de la Junta en la gestión de la Covid, pero las últimas medidas, que permiten a las cafeterías y churrerías servir (sin alcohol) de seis a ocho de la tarde, han sido como una afilada cuña que ha fraccionado la unidad de acción, dejando a unos medianamente satisfechos y a los bares comunes con la mosca detrás de la oreja.

Además, la generalidad es que el horario entre las 20.00 horas y las 22.30 horas no sólo es "inútil", un "paripé" o "la mayor chorrada de la historia", sino que, además, ni siquiera es real, porque ya a las 22.00 se tiene que estar recogiendo para cumplir la norma a rajatabla y esa media hora se da igualmente por perdida a todos los efectos.

Córdoba Hoy ha tanteado el sentir de varios profesionales de la hostelería, que, en general, siguen viendo el futuro inmediato y a muy corto plazo no simplemente negro, sino como la impenetrable tinta china.

Francisco Ríos Rodríguez (izquierda) en su Café Bar Capitoné

Francisco Ríos Rodríguez. Cafetería Capitoné. Este hostelero considera injusto que todo apunte a que su sector tenga toda la culpa de la Covid, cuando "aquí se toman todas las normas de seguridad que marcan la Junta y el Gobierno, y nosotros no somos los responsables de lo que está pasando".

Y como tienen que seguir viviendo es por lo que se han planteado poner en marcha medidas de presión, después de que el pasado día 10 recibieran el primer jarro de agua fría con una esperanza de apertura, que se ha quedado en una cuestión "de risa", aunque las ganas que tienen es de llorar. "El señor Juanma Moreno se ha reído de nosotros en la cara y me explique el cuadrante para cerrar a las seis y reabrir a las ocho hasta las diez; ¿ponemos unos colchones en el bar o cómo lo hacemos". Y es que e 18.00 a 20.00 horas es la verdadera hora en que el personal puede relajarse en un bar, pero han de permenecer cerrados, mientras que cualquier comercio puede permenecer abierto hasta las 21.00 horas.

"El Comité de Expertos que salga a dar la cara y digan por qué han. hecho eso; necesitamos las mismas medidas que cualquier comercio", solicita, y la razón es que cuando llegó el día 30 "tuvimos que pagar el 100% de la Seguridad Social, autónomos y alquiler; que me expliquen ellos cómo se come esto, además de que las ayudas de 1.000 euros o al alquiler no llegan y sólo sirven para quedar bien en la televisión".

Rafael Fuillerat, del bar Entrecalles

Rafael Fuillerat, del bar Entrecalles. Como el anterior, estima que "se ha puesto el dedo acusador apuntando a la hostelería de manera bastante injusta" y considera que el horario partido "nos va a causar muchísimos problemas, tanto para el que tenga trabajadores como el que no tenga".

Entre medias, la gente se va a su casa a consumir tras comprar alcohol en supermercados, grandes superficies con más de 2.000 personas dentro, y "tiendas de los chinos que dan todas las facilidades del mundo", y en vez de estar en un bar seis personas controladas en una mesa, se pueden juntar en una casa la cifra que sea sin mascarillas, fumando y sin cumplir ninguna medida de seguridad. "Para nosotros esto es un auténtico atropello".

Él tampoco entiende por qué al comercio se le abre la mano y a la hostelería, no. De ese modo, "se focaliza mucho en nosotros por la proximidad, pero nosotros no tenemos proximidad entre clientes: Las mesas guardan la distancia correspondiente, no se permite que las personas fumen; tenemos todos los condicionantes para que la hostelería sea un lugar seguro. Nos entendemos esta manera de proceder".

En su caso concreto, su casero no le ha rebajado nada ni le ha perdonado nada ni le ha aplazado nada. "Sigo pagando los mismo impuestos, con el aliciente de que hay que abonar ya la licencia de la terraza del año que viene al Ayuntamiento. Porque ésa es otra: El plazo cumple el 31 de diciembre.

"Antes de que acabe el año estamos obligados a sacar la licencia del año que viene y eso que el Ayuntamiento todavía no ha devuelto la parte de los dos meses que nos obligó a cerrar", ha advertido. Se solicitó y se dijo que se iba a devolver, pero no se ha hecho y los hosteleros tienen que enfrentarse ahora "con un dinero que no tenemos para un gasto anticipado que se va a generar el año que viene cuando todavía no nos han devuelto lo que pagamos por este año".

Seis horas menos de terraza al día

De igual modo, Fuillerat recuerda que a la hostelería se le ha recortado seis horas con el cierre, y eso "tampoco se ha enido en cuenta por parte de nadie a la hora de restarnos esa cantidad perdida en las licencias de terraza", que no deja de ser un dinero.

"Además, a la propia administración le cuesta trabajo cumplir las medidas que nosotros adoptamos, porque aquí hay mucha más seguridad que por ejemplo en autobús, donde el botón de parada se toca muchas veces y no hay nadie detrás limpiándolo o un asiento y a mí me obligan a desinfectar una silla y una mesa de forma constante", señala.

El problema, en su opinión, es que "estamos habituando al cliente al consumo en los hogares y las reuniones se están haciendo en casas, chalés, pisos o lugares sobre los que nadie tiene control. Antes lo normal era quedar en el bar y ahora lo normal se va a convertir en quedar en una casa".

Ángela Díaz Expósito. Bar la Linde

Ángela Díaz Expósito. Bar la Linde. En su caso, desde que comenzó la pandemia "vamos tirando, nos defendemos, pero no podemos tirar cohetes". Eso sí, las últimas medidas aprobadas "han tirado del sector a peor", porque "nos han quitado la tarde, que es lo más fuerte, por ser cuando la gente sale de trabajar y se relaja un poco".

Ella y muchos como ella están esperando unos días a ver cómo se da la tarde partida, pero ya ha adelantado que "dependiendo de lo que haga en días lectivos abriré o no por la tarde; pero no sé si vamos a aguantar mucho así".

Claudio Sandru, de Café Bar Casa Claudio

Claudio Sandru, de Café Bar Casa Claudio. "Dentro de la malo estamos bien, pero no tiene nada que ver la situación actual con la alegría de antes", señala este rumano afincado en Córdoba desde hace años. Al no ser cafetería, su local no se abre durante las dos horas que se permite a las cafeterías, pero es que "a partir de las 20.00 horas se nota muy poco la clientela, porque por la noche la gente se mete en casa y ya no vienen".

Por eso, este hostelero de Santa Rosa ha considerado que la nueva medida del Ejecutivo andaluz "no sirve para nada y no significa en absoluto abrir la mano". Es más, lo ha considerado como "la tontería más grande que han podido hacer, no es algo normal para que podamos funcionar".

David Gómez GFuzmán y su madre, de La Choza

David Gómez Guzmán, La Choza. El añadido de las dos horas en la práctica a partir de las 20.00 horas "no lo hemos notado; no hay diferencia alguna", ha indicado este hostelero, consciente de que es un tiempo más de trabajo y de alguna venta, pero en un turno "que no es rentable para mi bar y mucho menos para restaurantes o locales de equipos de gente mucho mayores", que, como ocurre con el que tiene en frente, el Persi, ni siquiera abren a partir de las 18.00 horas.

Se trata, por tanto, de una medida "de pacotilla", "un callabocas y un apagafuegos, muy malamente hecho, porque ni apaga fuegos ni calla bocas". Gómez asegura que "es un claro desinterés por poner sobre la mesa soluciones reales y seguir señalando a la hostelería como la culpable de todos lo males".

División y falta de respeto

En su opinión, a las cafeterías sí les sirve y les velve a ir bien, por lo que "empieza a haber una división en la hostelería", ya que a los les sigue yendo mal. "Si dan a parte del sector facilidades y beneficios y a otros no, ya están separando con un divide y vencerás; y peor está el ocio nocturno, que está muerto en un claro caso de cachondeo y falta de respeto hacie esa parte del sector".

Esta división se ha dejado notar en el hecho de que la manifestación prevista se ha desconvocado, porque "a las cafeterías les han ampliado horario de ventas, y lo suyo hubiera sido que éstas se quedaran al margen, pero los bares no, que somos la mayoría y estamos muy cabreados".

Carlos Ruiz e Inmaculada Navarro, de Macape

Carlos Ruiz e Inmaculada Navarro, de Macape. Ambos, marido y mujer, reconocen que la nueva medida de permitir café (y no alcohol) de seis a ocho de la tarde, ha devuelto la vida a su negocio, que es una de las churrerías más conocidas de la ciudad.

"El nuevo horario en estas fechas a nosotros nos ha recuperado y nos ha dado oxígeno", porque en ese horario es cuando habitualmente vendían el grueso de las meriendas, y eso alivia un poco, especialmente en época navideña y con días fríos.

Eso sí, la medida llega tarde, incluso para ellos. "El año ya no se recupera", por haber cerrado 40 días en el confinamiento del 14 de marzo y al abrir de nuevo en mayo "perdimos mucha gente habitual". A cambio, se vendían churros para llevar, "pero el desayuno y la merienda sentados en el local se perdió por completo y no lo vamos a recuperar".

"Somos gente de calle y ofrecemos lo que la gente quiere ahora: Salir y sentarse, relajarse y charlar con quien le pille en un local". Los días especiales de Navidad, como el 24 y 31, se abre por la mañana hasta las 13.00 o 14.00 horas, "y son días excelentes, con mucho ambiente en la calle que se acaba notando en nuestro negocio", si bien el 25 y 1 de enero están cerrados.

Eso les permite asegurar que "nosotros vamos bien, porque no es lo mismo merendar de cinco a seis de la tarde que tener ya nuestro horario habitual, que cerrábamos a las ocho y media". Un alivio que reconocen que no tienen los bares comunes, aunque sí seguramente las grandes pastelerías de la ciudad como Salazar o Roldán.

Clientes en la pastelería Salazar

Precisamente en Salazar, una dependienta, ya que no estaba el responsable, sí ha reconocido que hay más movimiento en comparación a la situación anterior cuando cerraban a las 15.00 horas para consumo in situ.

Ahora ya vuelven a tener su café y demás de forma presencial, puesto que antes, al ser un servicio esencial podían vender para llevárselo a casa. "Mucha gente llegaba a esas horas para preguntar si se podían senar y al decirles que no era posible por las restricciones optaban por marcxhjarse, y ahora volvemos a servir en mesa por la tarde", ha indicado.

Una nueva situación que les permite tener clientes hasta la hora de cerrar, que son las ocho de la noche.