El Gran Teatro acoge mañana la comedia Ninette y un señor de Murcia, un clásico de Mihura que retrata la represión y el erotismo de los sesenta

La obra es una comedia de Miguel Mihura situada entre las más populares de su producción, cuenta con Julieta Serrano y Miguel Rellán en el reparto

Gran Teatro
photo_camera Una escena de 'Ninette y un señor de Murcia'

El Gran Teatro de Córdoba acoge mañana sábado (20:30 horas) Ninette y un señor de Murcia, una comedia de Miguel Mihura situada entre las más populares de su producción, un clásico en el que el dramaturgo -un pilar fundamental del teatro español de la segunda mitad del siglo XX- centra su singular humor en la represión y el erotismo solapado de una época, la de los años 60. El montaje está dirigido por César Oliva y protagonizado por un reparto de altura: Julieta Serrano, Miguel Rellán, Natalia Sánchez, Javier Mora y Jorge Basanta. La música y el espacio sonoro son del cordobés Miguel Linares.

La obra cuenta las peripecias de Andrés -interpretado por Jorge Basanta-, un joven que regenta una tienda de objetos religiosos en Murcia y que, tras recibir una pequeña herencia, decide viajar a París para vivir una aventura. Se trata del prototipo de español reprimido y banal, que piensa que la libertad que no disfruta en su país puede tenerla en Francia. Por mediación de un amigo, Armando (Javier Mora), consigue alojamiento en un barrio popular, en casa de unos españoles exiliados desde la guerra civil, de firmes convicciones izquierdistas (Julieta Serrano y Miguel Rellán). La hija de la pareja, Ninette (Natalia Sánchez) es una típica francesita con la que Andrés vive una relación erótica en su primera noche. A partir de ahí, se producen una serie de acontecimientos que imposibilitan que el señor de Murcia baje siquiera a la calle para poder ver algo de su anhelado París. La culpa principal de tales dificultades la tienen los encantos de la joven y el ingenio que despliega para mantener a su lado a un español, circunstancia  que se convierte en proyecto de matrimonio convencional.

Ninette y un señor de Murcia se estrenó en 1964, justo cuando el régimen de Franco alcanzaba aquellos famosos 25 años de paz, según el eslogan que popularizó la dictadura. Para César Oliva, la España de entonces “aún vivía sumida en un sistema de valores en los que la sexualidad permanecía al margen de cualquier manifestación externa; en ese sistema de valores, la represión era moneda de uso corriente”.  Miguel Mihura, que era un reconocido y exitoso escritor de comedias, “no un filósofo ni un teórico de la literatura -explica el director-, inventó la historia de un provinciano que viaja a París para pecar. En ese sentido la obra contiene una profunda y turbia raíz erótica que, medio siglo después de su estreno, se manifiesta espléndida y sugestiva”.

Los actores destacan que no hay actualización ninguna en este montaje. “César lo primero que dijo es que quería hacer una comedia seria, que la gente se riera , pero seria. Para ello tenía claro que teníamos que limitarnos al universo Mihura”, asegura Javier Mora. “No hace falta cambiar nada -añade Miguel Rellán-; Mihura va construyendo un puzzle muy sabio. Es un clásico del siglo XX que no deja de decirnos cosas después”. Como anécdota, dicen, el único cambio ha sido sustituir el cuadro de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, que el texto sitúa en el salón de la casa de los exiliados por el de Manuel Azaña, para evitar malentendidos con el actual Pablo Iglesias, dirigente de Podemos.

El espectáculo es una coproducción de la compañía murciana La Ruta Teatro con el Teatro Circo de Murcia y SEDA. Se estrenó el pasado mes de septiembre en el Teatro Calderón de Valladolid, con un enorme éxito de crítica y público. Junto con Tres sombreros de copa y Maribel y la extraña familia, integra la trilogía principal de Miguel Mihura, uno de los más reconocidos y representados dramaturgos de nuestra escena. Como ejemplo de su popularidad Ninette... ha sido adaptada al cine en dos ocasiones: la primera, dirigida por Fernando Fernán Gómez en 1965, y la segunda, en 2005, bajo la dirección de José Luis Garci. Ha tenido también varias adaptaciones televisivas.