CRÓNICA DEL JUEVES DE FERIA

Gastronomía en la Feria: A un pasito del "show cooking"

Voceros similares a los de las zonas turísticas, cocinas a la vista, platos atractivos visualmente... Los tiempos en los que era mejor no entrar a una cocina de Feria quedaron atrás. La competencia es mayor en un recinto en el que cada vez se come mejor y con más variedad dentro de la tradición

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photo_camera Uno ya puede meterse en las cocinas de la Feria sin sentirse horrorizado

Hace nada, como quien dice antes de ayer, el boca a oído señalaba los pocos sitios en los que se comía bien en la Feria. Tal, tal, tal y tal. Punto. Pare de contar. El resto era jugársela. Jugársela a una ruleta rusa en la que hubieran puesto fritanga en lugar de balas. No había muerte directa por disparo en la sien, sino gastroenteritis o visita apresurada al baño tras carrera por el albero. El que iba a la Feria escogía: O comida o garrafón. Ambos juntos no pueden ser. El garrafón se daba por seguro, nadie se resiste a la bebida. Lo otro se evitaba hasta cierto punto. Había enormes reticencias para comer en la Feria.

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Poco a poco el auge de la gastronomía, la preocupación por lo saludable, el aumento de las comidas de empresa o amigos en el mismo recinto ferial por comodidad, hicieron que las cocinas dejasen de ser de ocasión para ir trasladando la de multitud de restaurantes de Córdoba. La competencia se iba dejando ver. La Feria dejaba de ser un peligro para el estómago. Al menos hasta cierto punto.

Ahora mismo digamos que... faltan opciones... vegetarianas, pero hay un enorme cuidado. Y no sólo eso, sino que los fogones aumentan la competencia.

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Antaño se decía que mejor ni vieses una cocina de Feria por dentro. Y con un paseo por el Arenal uno ve que empiezan a proliferar las cocinas a la vista, casi se dirían, exagerando un poco, los 'show cooking'. Al menos en algunos sitios. Cocinas a la vista o cocineros trabajando con algunas máquinas determinadas se van haciendo cotidianos. Aún se salen de lo común. Pero vale la pena destacar algunas casetas por éste un otros motivos en un conjunto muy centrado siempre en la cocina tradicional. Es difícil encontrar variaciones.

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Caseta Amigos de Godzilla

Y así nos paramos en la cocina a la vista de la caseta de Hermandades del Trabajo. Allí cocinan Pepa y Ana Siviánez. Madre e hija. 'De Camas', precisan. Los platos parecen hechos para Godzilla. Prima el gigantismo. Da la sensación de que en cualquier momento podría venir el Tiranosaurio de Parque Jurásico con su familia a por el encargo. Papas a lo pobre, migas o paella en recipientes hechos para regimientos. Pepa nos indica que su paella es mixta, de marisco y tortilla. Y que tienen un secreto. ¿Cuál? No nos lo dice. Es un secreto. Si es que nuestra pregunta no iba por buen camino. Flamenquines, empanadas y todo lo imaginable XL ofrecen un espectáculo visual no apto para operaciones bikini.

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Continuamos con la tendencia a lo colosal en La Trabajadera. Ya el nombre es significativo: El patillazo. ¿Qué es el patillazo? Un plato de papas, pimientos, morcilla, lomo y huevos, entre otros ingredientes. Ideal para marcar 'six pack'. Este año el chapuzón en la playa o piscina quizá se demore un par de semanas.

La boca sigue haciéndose agua con otro espectáculo visual, el de la caseta de Amigos de Renfe. Allí cortan la carne en tiras en máquinas estilo asadores verticales situadas a la vista de la calle. Que se vea bien el producto.

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Y saliéndonos también de lo habitual -gastronomía tradicional cordobesa o andaluza- entramos en la caseta de Casa de Galicia, por si a alguien le apetece pescaíto frito de calidad, pulpo a la gallega o empanada gallega. Todo casero.

Voceros por doquier

La figura de la relaciones públicas en la Feria es bien conocida. Una joven guapa que reparte entradas o intenta que te acerques a la caseta a cambio de una bebida gratuita. Pero empiezan a proliferar por la feria figuras propias de las zonas de hostelería turísticas: El vocero tradicional. O sea, un camarero que te invita a cerveza a grito pelado o te canta las bondades de los platos que se sirven dentro. Una señal más de la competencia gastronómica.

Pasear por algunas calles de El Arenal es someterse a una pequeña guerra de voces alzadas que tratan de llamar la atención, una costumbre en los cascos históricos o las zonas costeras trasladada ahora a la reina de las fiestas de mayo. En algunas calles se concentran varios voceros, algo completamente inusual hace nada. Da la sensación de que podrían aparecer en cualquier momento también el tapicero y el afilador para redondear la 'melodía' como sucede en esos barrios de corales improvisadas.

If, if, between

'Sí, sí, entre: If, if, between', rezaba el viejo chiste que criticaba la torpeza de los españoles con el inglés. El aumento del turismo o el de los alumnos de Erasmus sigue sin notarse en la Feria. Sólo hemos visto una caseta con algún cartel en inglés, la de Veterinaria. Si hay más se nos han escapado. El inglés: Eterna asignatura pendiente. English: Eternal subject slope.