Si uno se paseara por la Avenida de El Brillante con algo de hambre (y calor, porque lo que se dice mucha sombra tampoco hay), tendría en un espacio de apenas 700 metros lineales tres de las grandes casas de este tipo de ingesta como son el Burger King, el McDonald's y desde ayer, viernes, el KFC en el antiguo edificio de Cajasur junto a Magisterio, distante del anterior a sólo 150 metros.
Cualquier diría que entre pollo frito y hamburguesas no hay competencia directa, que sí tendrían por ejemplo entre el Burger y el McDonalds, pero en cualquier caso quien opta por pollo un día no comerá a la vez hamburguesas, con lo que sí se puede considerar que compiten todos ellos por un tipo de cliente muy concreto al que disfruta comiendo platos rápidos y relativamente barata que llenan el estómago, aunque sean todo lo contrario a una dieta mediterránea, que es lo que en estos últimos días está sugiriendo veladamente la ONU con su última alerta acerca del excesivo consumo de carnes rojas y de productos envasados y procesados, en lugar de naturales, y que son la causa de buena parte de la creciente obesidad occidental.
El Kentucky Fried Chicken (KFC) de Córdoba, que comenzó a hacerse a mediados de 2015, y cuyas obras quedaron paralizadas apenas un mes después ya que se empezaron obras de gran envergadura contando sólo con un permiso de seguridad, recibió finalmente el permiso de actividad y obra en noviembre de 2018, y la licencia de apertura hace ya unas semanas, aunque todavía les faltaba para abrir terminar antes con la instalación eléctrica.
Según ha indicado a este periódico Ángeles Medina, gerente del establecimiento, hay unos 25 empleados en el negocio, que abrió sus puertas a las 13.00 horas de ayer, viernes, y a tenor de la respuesta recibida por el público, "esperemos que nos nos vaya nada mal; ayer estuvo bastante bien de clientes".
