Carta semanal

El obispo estima que el aborto "se realiza a escalas kilométricas en nuestro entorno"

Demetrio Fernández considera que el premio 'Madre y maestra de vida' ha suscitado "su correspondiente polvareda" por premiar la "libertad" de elegir ser madres

El Papa Francisco con el obispo de Córdoba
photo_camera El Papa Francisco con el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha defendido en su carta semanal el premio 'Madre y maestra de vida', promovido por la escuela de Magisterio de la Iglesia en Córdoba para premiar a las jóvenes, que "en el uso de su libertad" deciden acoger la vida que ha brotado en un embarazo imprevisto y sobre las que "toda la sociedad se les echa encima" y "casi todos las incitan a abortar para quitarse el problema de en medio: profesionales de la salud, familiares, amigos, etc".

En su misiva, que habla de la Pascua y lea Jornada por la Vida, el prelado de la Diócesis de Córdoba señala que "no podemos ni debemos acostumbrarnos al aborto, que se realiza a escalas kilométricas en nuestro entorno". Y, en este sentido, "el derecho a decidir choca frontalmente con el derecho a la vida, y debe prevalecer éste sobre el otro"

En su opinión, "dado que la cultura de la muerte se ha extendido como pólvora entre nosotros", el premio 'Madre y maestra de vida' "ha suscitado su correspondiente polvareda", pero frente a eso "algunas mujeres jóvenes universitarias, contra viento y marea, han adoptado la postura contracultural de aceptar al hijo de sus entrañas, no han cedido a la presión homicida y ahora gozan de su criatura, que no cambiarían por nadie ni por nada en el mundo". Un gesto, en palabras de Fernández, que "no deja de ser heroico en nuestros días".

De igual modo, el obispo pone otro ejemplos de educación para acoger el don de la vida, como la Congregación Religiosa de las Adoratrices, que "por carisma fundacional se dedican –también en nuestra diócesis de Córdoba- a acoger la vida y a las madres gestantes, víctimas de la trata, provenientes de la prostitución y de las redes que esclavizan a la mujer", y que "merecen un monumento estas religiosas y los voluntarios que las ayudan por poner en riesgo sus vidas en favor de la dignidad de la mujer y de la vida naciente".