Algún sesudo analista político podrá determinar con minuciosa precisión los motivos por los que Córdoba parece ser una plaza clave y primordial para las elecciones andaluzas de este 2022. Y no se trata simplemente de que la capital califal sea una de las ciudades "más hermosas del mundo", como la ha calificado el pasado sábado el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Pero ahí está, precisamente, el intríngulis de esa sensación (que no análisis, insisto). Es el fin de semana considerado de ecuador de campaña y hasta la capital califal se han desplazado una parte muy significativa de los pesos pesados en partidos que aspiran a liderar la Junta de Andalucía a partir del próximo domingo, 19 de junio.
Por resumir, en menos de 48 horas se han concentrado en la ciudad un presidente nacional de partido, cuatro miembros del Gobierno central, siete presidentes de comunidades autónomas, dos consejeros en funciones de la Junta y una ingente retahíla de altos cargos tanto de derechas como de izquierdas.
El sábado fue el turno del gallego, que vino acompañado de gaiteiros ataviados para la ocasión, a pesar de sus buenos 40 grados que caían a plomo sobre el entorno de la Puerta del Puente. El líder popular alquiló una buena parte del espacio con el que cuenta el Palacio de congresos de la calle Torrijos, con su buen aire acondicionado, su sala de prensa con su wifi y su pantalla grande incluido y lo que parece una nimiedad, pero resultó tremendamente llamativo, su propia agua envasada con el mensaje 'Andalucía avanza' y 'Juanma presidente'.
Para quienes se lo estén preguntando, sí, el agua se envasó en tierras andaluzas, concretamente en la tierra de Moreno Bonilla, quien fue el gran ausente en ese encuentro con el líder nacional de su partido, de modo que Núñez Feijóo a quien vino a aupar fue al candidato cordobés, Jesús Aguirre, quien, además, contó con la presencia de su amigo y compañero de Gobierno Elías Bendodo.
Ese mismo día por la tarde-noche, el Teatro de La Axerquía acogió, como si fuera un concierto de Rock, un mega-acto de la coalición Por Andalucía ante unas 2.500 personas.
Un evento que concentró en su seno a dos miembros del Gobierno central, la vicepresidenta segunda y líder de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, y la líder de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, así como a la candidata a la Junta, Inma Nieto; el cabeza de lista por Córdoba, José Manuel Gómez Jurado; el secretario general del PCE y dirigente de IU, Enrique Santiago; los candidatos Juan Antonio Delgado y Esperanza Gómez; el coordinador de Izquierda Unida en Andalucía, Toni Valero; el secretario general del PCA, Ernesto Alba, y un largo etcétera de dirigentes de izquierda que hubiera puesto los pelos de punta a más de un ultra de derechas.
También se pudo ver a antiguos líderes como fue el caso de Luis Carlos Rejón, y alguna que otra sorpresa, como la presencia del lucentino Antonio Maíllo Cañadas, excoordinador general de Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía, quien fue invitado a subirse al escenario, cosa que le hizo especial ilusión a Yolanda Díaz por el efusivo abrazo que le dio colgándose literalmente de su cuello. Un momento emotivo, sin duda.
Más emotivo fue ver levantarse a todo el teatro para volver a rendir homenaje al gran ausente de la noche, Julio Anguita, para quien la vicepresidenta tuvo un recuerdo, al igual que la mención que hizo a su viuda, María Agustina Martín Caño, que provocó una sonora ovación.
Ya este domingo se han presentado en la capital cordobesa, de nuevo con sus buenos 43 grados, siete presidentes de comunidades en manos de socialistas: el asturiano Adrián Barbón; la riojana Concha Andreu; el aragonés Javier Lambán (quien literalmente se deshizo en elogios con Andalucía y Córdoba, de la que ha dicho que es "una ciudad por la que me encanta perderme"); el valenciano Ximo Puig; el extremeño Guillermo Fernández Vara (quien sorprendió a más de uno recordando sus años en que vivió en Córdoba); la balear Francina Armengol, y el canario Ángel Víctor Torres.
Lo han hecho para conformar, también en el Palacio de Congresos, en su patio central debidamente entoldado y acondicionado para morir en el intento, el foro denominado 'Gobernanza socialista en las comunidades autónomas', a la que debían haberse unido otros dos presidentes del PSOE más, el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la de Navarra, María Chivite, quien hoy mismo ha sido condecorada, y no pudieron sumarse al resto.
Todos ellos han acudido no sólo para apoyar al candidato socialista a la Presidencia de la Junta, Juan Espadas, sino también a mostrar el llamado 'milagro socialista' en sus respectivos territorios, cada uno de ellos aludiendo a una temática concreta, por supuesto sin ánimo de ofender enseñando nada a nadie, pero sí a modo de sugerencia para un posible gobierno progresista andaluz a partir del próximo 19.
No han sido los únicos que acudieron a respaldar al candidato en Córdoba. También estuvo la ministra de Defensa, Margarita Robles; la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez; la exvicepresidenta Carmen Calvo (quien para estar supuestamente defenestrada recibió los elogios públicos de hasta tres de los intervienes en otras tantas cariñosas menciones), o la portavoz del PSOE en el Senado, Eva Granados, catalana de nacimiento con ascendencia cordobesa por parte de madre y onubense por parte de padre.
Y entre los rostros locales más conocidos, la subdelegada del Gobierno, Rafi Valenzuela; el presidente de la Diputación, Antonio Ruiz; Paco Pulido, presidente del PSOE de Córdoba (un cargo honorífico); la secretaria general, Rafi Crespín; la candidata por Córdoba, Isabel Ambrosio; el expresidente del Parlamento andaluz Juan Pablo Durán; los secretarios provinciales de CCOO y UGT, Marina Borrego y Francisco Palomares; la exdelegada de la Junta, Esther Ruiz; además de un buen número de exdelegados de la Junta, entre los que destaca con luz propia Paco
