Mercado laboral

La provincia de Córdoba tiene a 195 jóvenes parados con discapacidad

Supone el 9,4 por ciento del total andaluz, según un informe elaborado por la Fundación Adecco y JYSK

DISCAPACIDAD
photo_camera Los sindicatos luchan por la igualdad laboral para capacitados y discapacitados

Con motivo del Día Internacional de la Juventud, el pasado 12 de agosto, la Fundación Adecco y JYSK han realizado el tercer informe Jóvenes con Discapacidad, motor de futuro, un trabajo que basa sus conclusiones en una encuesta a 300 personas con discapacidad entre 18 y 30 años, así como en el análisis de informes oficiales: El mercado de Trabajo de las personas con discapacidad (SEPE, 2018) y
Jóvenes con discapacidad en España (Injuve y Cermi, 2016).

Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, ha comentado que "para garantizar un futuro igualitario, en el que los jóvenes con discapacidad tengan las mismas oportunidades, es vital trabajar en el presente. Por un lado, sensibilizando a las empresas y acercándoles su talento; y, por otro, empoderando a los jóvenes para que su discapacidad no se convierta en un hándicap, sino que puedan transformarla en una ventaja competitiva o impulso para incrementar sus oportunidades de empleo".

Actualmente, se contabilizan en España 8.937 jóvenes con discapacidad (hasta 25 años) inscritos como demandantes de empleo. Su perfil responde al de un hombre (63%), con discapacidad física (42%) que reside mayoritariamente en Andalucía (22,8%), Cataluña (15%), Comunidad Valenciana (11,4%) y Comunidad de Madrid (10,5%).

En otras palabras, estas cuatro regiones concentran a 6 de cada 10 desempleados jóvenes con discapacidad.

Así, Andalucía es la región que lidera el número de desempleados jóvenes con discapacidad en España, con 2.039 personas (22,8%). Esta cifra también supone el 1,6% del total de parados menores de 25 años en Andalucía, que asciende a 124.900. Según los datos del SEPE de 2018, hay 195 jóvenes parados con discapacidad en Córdoba, lo que supone un 9,4% del total de jóvenes con discapacidad en Andalucía.

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Respecto al año pasado, la cifra cordobesa ha descendido un 3,5% (202 en 2017 a 195 en 2018), mientras que en Andalucía el descenso ha sido del 12,5% (2331 en 2017 y 2039 en 2018). De hecho, la evolución en Córdoba ha sido muy dispar, si bien la tendencia última ha sido de bajada al pasar de 202 desempleados menores de 25 años con certificado de discapacidad en 2014 a los 195 de cuatro años más tarde. Entre medias, el año más intenso fue 2016, con 231 desempleados en esa situación.

Es significativo indicar que, a nivel nacional, la mayor parte (27,7%) es desempleado de larga duración, es decir, lleva más de un año buscando empleo sin éxito. En concreto, el 14,5% lleva entre uno y 2 años en paro y un 13,3% supera los 2 ejercicios.

En cuanto al tipo de discapacidad, de los desempleados jóvenes, la mayoría presenta una de tipo físico (42%), seguido de un 23% con discapacidad psíquica, un 19% sensorial; un 11% intelectual y un 5%, orgánica.

Un fenómeno que desvela este informe es que en los últimos años se ha podido asistir a una reducción del número de desempleados jóvenes con discapacidad en Andalucía. Con respecto a 2017, la cifra ha caído un 12%; un 15,4% si echamos la vista 4 años atrás (en 2014 se contabilizaban 2.411 desempleados). Y entre las causas que subyacen detrás de este descenso, destacan principalmente las
siguientes:

Motivos de una mayor inclusión

Una mejora de la salud del mercado laboral, que no ha dejado de generar empleo en los últimos años. La recuperación económica ha sido inclusiva y ha traído consigo una mayor voluntad a la hora de incorporar la diversidad a los equipos de trabajo.

Un paulatino cambio de mentalidad por parte de las empresas, que empiezan a apostar por la Diversidad y la Inclusión como palanca de competitividad, siendo los jóvenes con discapacidad un público estratégico en la conformación de esta Diversidad.

Una prolongación de la etapa formativa de los jóvenes con discapacidad que deciden, de forma creciente, seguir estudiando para equiparar sus oportunidades profesionales con las de sus coetáneos, con lo que abandonan las listas de desempleo.

La irrupción de tecnologías inclusivas que posibilitan el desempeño de su puesto de trabajo a numerosas personas con discapacidad. No sólo hay que tener en cuenta el desarrollo de la tecnología convencional, sino adaptaciones como ratones ergonómicos, teclados con cobertor o impresoras braille.

Sin embargo, la cifra de desempleados jóvenes con discapacidad en Andalucía ha decrecido a un ritmo más lento que la de los parados menores de 25 años en la región: un 12,5%, frente al descenso del 15% regional.

Según Francisco Mesonero, "a pesar de la mejora de las cifras del desempleo, los jóvenes con discapacidad siguen encontrando mayores dificultades en el mercado laboral con respecto a las personas de su edad, debido a la aún existencia de prejuicios y estereotipos en las empresas, así como a barreras psicológicas que frenan a los jóvenes con discapacidad tanto a la hora de estudiar como de encontrar empleo".

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En este sentido, es significativo cómo la participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral continúa siendo exigua en España: su tasa de actividad es del 28% o, lo que es lo mismo, un 72% no tiene empleo ni lo busca, según el informe Jóvenes con discapacidad en España (INJUVE y CERMI).

Barreras psicológicas

La participación de los jóvenes sin discapacidad en el empleo, aunque baja (39%), es considerablemente superior a la de los primeros. La menor participación de los jóvenes con discapacidad en el mercado laboral no sólo se debe a las dificultades derivadas de su condición (elevada afectación o deterioro del estado de salud), sino que tienen mucho peso las barreras psicológicas de carácter intrínseco (sobreprotección familiar, temor o inseguridades) y extrínseco (discriminación por parte de la sociedad y las empresas).

En efecto, el 40% de la población joven con discapacidad afirma haber sentido discriminación en el ámbito educativo y/o formativo, un porcentaje que, lejos de decrecer cuando llegan a la edad laboral, asciende hasta el 66%. Es decir, cerca de 7 de cada 10 jóvenes con discapacidad afirma haber sentido discriminación en los procesos de selección para acceder a un puesto de trabajo. "Se les cambió la cara cuando vieron que tenía una discapacidad" o "cuestionaron continuamente mi capacidad para poder ejercer el puesto y, aunque cumplía todos los requisitos, no volvieron a llamarme", son algunas de las respuestas de los encuestados.

Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, "si la discriminación ya está presente en las escuelas, es muy lógico que se extienda a los entornos laborales en la edad adulta. Esta situación es peligrosa, porque puede frenar la voluntad de muchos jóvenes con discapacidad en su búsqueda de empleo. La única vía para atajarlo es la educación inclusiva desde edades tempranas, así como una intensa labor de sensibilización en las empresas; en primer lugar, eliminando sesgos inconscientes y prejuicios entre los responsables de Recursos Humanos y, al mismo tiempo, acercando la discapacidad a toda la plantilla, para erradicar prejuicios y estereotipos. Sólo de este modo, la incorporación de los jóvenes con discapacidad podrá ser sostenible en el tiempo".

Como se ha analizado, los prejuicios y creencias estereotipadas conducen a muchos jóvenes con discapacidad a la inactividad (un 72% no tiene empleo ni lo busca).  Entre aquellos que sí buscan trabajo, casi tres cuartas partes (67,9%) nunca ha tenido contacto con el mundo laboral, es decir, está buscando su primer empleo.

En primer lugar, por una cuestión generacional, ya que están en los albores de su carrera profesional y, en segundo, por una mayor cultura del subsidio, es decir, en ocasiones, reciben una prestación económica que, si bien asegura su subsistencia, puede conducir a una búsqueda de empleo más laxa y prolongada, que perpetúa la dependencia y la inactividad.

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Según Mesonero, "las políticas pasivas de empleo o subsidios son muy necesarios para garantizar que las personas con discapacidad pueden salir adelante, pero es fundamental complementarlos con políticas activas de empleo, máxime en el caso de los jóvenes con discapacidad, que tienen toda su trayectoria laboral por delante. Mediante la formación y el acompañamiento, los jóvenes con discapacidad podrán equipararse al resto de los demandantes de empleo, competir en condiciones de igualdad y lograr un grado de autonomía que les permita encontrar un empleo y realizarse personalmente".

Asimismo, y en línea con los prejuicios mencionados, los jóvenes con discapacidad tienden a ver mermada su confianza laboral: un 52% cree que tardará más de un año en encontrar trabajo; seguido de un 26% que prevé estar entre 7 y 12 meses desempleado; un 17% que calcula que la tarea de encontrar empleo le llevará entre 1 y 6 meses y un 5% que opina que tardará menos de un mes.

Una formación más pobre

El nivel formativo es un factor determinante a la hora de garantizar el acceso al mercado laboral. Es una conclusión generalizada en todos los países miembros de la UE: a mayor nivel de formación, mayor tasa de ocupación y menor desempleo.

En este sentido, es significativo cómo entre los jóvenes de nuestro país la carencia formativa se alza como una de las principales causas de desempleo. A través del informe Jóvenes con discapacidad y empleo en España (2016), se ha podido radiografiar el nivel formativo predominante entre aquellos que tienen discapacidad y compararlo con el resto de las personas de su edad. Llama la atención el importante gap existente: Un 11% de los jóvenes con discapacidad es analfabeto (sólo un 0,28% de los de su edad) y apenas un 2% cuenta con estudios universitarios, frente al 11,9% del resto.

Pablo Pineda, primer diplomado europeo con síndrome de Down y embajador de la Fundación Adecco apuesta por un modelo de educación inclusiva que reduzca esta brecha formativa: "El problema es que muchas personas con discapacidad, especialmente intelectual, terminan su formación con 18 años y su única alternativa es un centro ocupacional o Centro Especial de Empleo. En mi caso me considero afortunado, pues fui a la Universidad, si bien no tiene por qué ser la única vía. Desde mi punto de vista, el valor de la educación inclusiva radica precisamente en buscar la equidad, analizar las necesidades de cada persona y ofrecerle alternativas adecuadas a sus circunstancias".

Persona en silla de ruedas

Y añade que "de este modo, las personas con discapacidad podríamos alcanzar la plenitud educativa
haciendo una FP, con un certificado de profesionalidad o mediante otras fórmulas intermedias que eviten que toquemos techo formativo a los 18 años. La idea sería prolongar la formación hasta los 25 años, para que las personas con discapacidad puedan competir con garantías en el mercado laboral".

¿Dónde encuentran empleo los jóvenes con discapacidad?

Según el informe El mercado de Trabajo de las personas con discapacidad, del SEPE, las ocupaciones de mayor contratación en el caso de las personas con discapacidad son peón de industria manufacturera (20,2%), personal de limpieza en oficinas, hoteles y otros establecimientos (17,7%) y camarero con un 15,6%.

La mayoría de estas posiciones no exigen una elevada cualificación, circunstancia ocasionada,
principalmente por la menor formación de los jóvenes con discapacidad, que provoca que su
presencia en puestos cualificados sea exigua.

Seis consejos prácticos

Durante el último año, la Fundación Adecco ha generado 725 empleos para jóvenes con discapacidad. A todos los que deseen estrenarse en el mundo laboral, la Fundación ofrece las siguientes recomendaciones:

No escondas tu discapacidad, pero no es necesario reflejarla en el currículum.  Es un dato personal que no determina en absoluto tu profesionalidad: Lo que debes poner en valor es tu formación, experiencia y actitudes. Además, piensa que la mayoría de los responsables de Recursos Humanos no son expertos
en discapacidad. Por ello, indicándolo en el currículum podrías generar dudas innecesarias.

Transforma tu discapacidad en ventaja competitiva. Si tu discapacidad es visible y llegas a la entrevista de trabajo, no dejes que sea un tabú y explícala con normalidad al reclutador. Lo importante es que no se quede con dudas acerca de si puedes desempeñar el puesto de trabajo. Explícale con ejemplos prácticos cómo te desenvuelves en tu día a día y si precisas de alguna adaptación. Incluso, es recomendable que te ofrezcas a responder todas sus dudas en relación a la discapacidad, pues ello proyectará una imagen de seguridad y confianza. Además, la discapacidad puede hacer que afloren y se refuercen capacidades como el esfuerzo, la superación o la capacidad de sacrificio. Son cualidades que puedes poner en valor, de modo que transformes tu discapacidad en una ventaja competitiva.

Centra tu currículum en las competencias. Si estás buscando tu primer empleo, no puedes acreditar experiencia, por lo que es recomendable hacer hincapié en tus habilidades y competencias (iniciativa, adaptabilidad a los cambios, polivalencia), así como en actividades extracurriculares que aporten valor (voluntariados o estancias en el extranjero).

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Fórmate. En la actualidad existen organismos y entidades que becan a jóvenes con discapacidad para apoyarles en su formación y, de este modo, abrirles las puertas del mundo laboral. La formación es una valiosa herramienta que te abrirá las puertas del empleo, por lo que ¡no lo dudes! Encuentra algo que te motive, en lo que te gustaría mejorar y ponte a ello. Recuerda que los idiomas, las nuevas tecnologías y/o el diseño web, son siempre una buena opción. Consulta las becas que la Fundación Adecco tiene abiertas en este momento.

Refuerza tu marca personal en Redes Sociales. ¿Sabías que el 70% de los desempleados ya busca empleo a través de Linkedin y que el porcentaje es aún mayor entre los jóvenes? No estar presente es una pérdida de oportunidades: En primer lugar, porque las empresas no te encontrarán cuando busquen perfiles y, en segundo, porque muchas de ellas descartan a los candidatos no activos en Redes
profesionales

Finalmente, agota todas las fuentes de búsqueda de empleo ¡sin límites! Tener una discapacidad no implica buscar sólo en fuentes específicas para desempleados con discapacidad: existen muchas otras y cuantas más utilices, más posibilidades tendrás de encontrar una ocupación: servicios públicos de empleo, portales, agencias especializadas, webs corporativas de empresas o centros de orientación
en Universidades. ¡No dejes ninguna!