JUAN ALBERTO PENA Y JAIME GUTIÉRREZ, FISITERAPEUTAS INVIDENTES

"Debajo de la piel no ves, da igual que tengas buena vista que mala"

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photo_camera Juan Alberto Pena y Jaime Gutiérrez

Trabajan en la Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Córdoba, Fepamic. Con sus manos tratan de mejorar la vida de multitud de pacientes con gravísimos problemas. Son fisioterapeutas, con la particularidad de que son ciegos, personas con discapacidad que ayudan con su oficio a otras personas con discapacidad. Tras la piel hay un mundo oculto al que ellos acceden gracias a su formación e independientemente de los obstáculos que priori pudieran tener por su condición.

¿Qué tipo de problema de visión tienen?

PENA: Lo mío de nacimiento y progresivo. Retinosis pigmentaria.

GUTIÉRREZ: Miopía magna. La tenían mis padres y la heredé yo.

¿Cómo escogiste la profesión?

GUTIÉRREZ: No se puede decir un momento determinado, pero sí que lo he sabido siempre. Es una carrera que exige notas muy altas, y no entrabas salvo que tuvieras una gran concienciación. Pedían más de 9. 

PENA: Uno de los motivos es que es un trabajo muy práctico, no hay mucho papeleo, aunque como yo digo la burrocracia ha aumentado. Además hay un trato directo con las personas, que para mí es muy importante. Evitas el estar en una oficina detrás de un ordenador. Y también me gusta el hecho de ayudar.

¿Dónde estudiaron?

GUTIÉRREZ : Yo lo hice en la escuela de fisioterapia de la ONCE en Madrid. Éramos sólo 24 personas, de las que acabamos creo que fueron doce. Era una escuela exigente, muy fuerte, pero los medios eran...todos. Teníamos un profesorado que estaba todo el rato encima de nosotros, prácticas en todo momento. salidas a hospitales, desde el primer año hasta el último.

Cuando vienen alumnos de la Universidad de Córdoba a veces nos echamos las manos a la cabeza, porque les preguntamos sobre cómo han dado una técnica determinada, y nos contestan que con diapositivas. Y dices, ¿cómo? A mí mi profesor nos lo explicaba delante, se ponía luego detrás de ti, te cogía la mano, te guiaba por dónde tenías que tocar, y así una hora, otra hora, un día, otro día...

PENA: En la Escuela Universitaria de la ONCE, como mi compañero, y después estuve haciendo otras formaciones en otros institutos y facultades. Salvo la de la ONCE no estaban adaptadas, pero te adaptas tú a ellas, no te queda más remedio. 

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¿A ser una profesión con tanto predominio del tacto y la presión manual ser ciego puede ser, entre comillas, una especie de ventaja?

GUTIÉRREZ. Ten en cuenta que la piel cubre nuestro cuerpo, de arriba a abajo. Y nosotros trabajamos dentro de ella, por debajo de ella, a niveles que tu visión no va a ver jamás. Tú no vas a ver un tendón, un músculo o un ligamento. Pero nosotros tratamos eso con las manos. Yo puedo diferenciar tocando si esto está inflamado, si está tenso, si está sobrecargado o si hay una distensión muscular. Y si tienes más costumbre de manejarte con tus manos más que darlo todo por sentado visualmente...tiene ventajas. Cuando percibo algo, por mis dificultades visuales, me cercioro...yo ya tengo aprendido desde pequeño el sistema táctil y posicional con las manos, yo puedo distinguir si una vértebra tiene un bloqueo haciendo esto, ya está [hace un gesto sencillo]. Con el tiempo, un paciente, otro paciente...vas perfeccionando.

PENA: Yo conozco gente sin ningún tipo de problema en la visión con un tacto muy bueno, de hecho a veces tenemos aquí estudiantes de la universidad de Córdoba y me centro sobre todo en que aprendan a sentir. En realidad debajo de la piel no ves, da igual que tengas buena vista que mala. El problema es que en las facultades no enseñan a sentir. Enseñan unas técnicas, en muchos casos con material visual, sin coger a nadie para practicar. Hay universidades que practican entre los propios alumnos, pero otras que prácticamente ni entre ellos porque son muchos y no le dedican tiempo. Nosotros por ejemplo teníamos una sala de rehabilitación para aprender, también íbamos a hospitales. El primer años sí practicábamos entre nosotros, lo que te da una destreza y un rodaje para seguir después con otro tipo de prácticas. Pero hay facultades que ni eso.

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Precisamente usted ha estado en Francia recientemente impartiendo formación.

Sí, era la semana internacional de la escuela D'assas, de París. Llevan a profesionales de todo el mundo. Como aquí habían venido alumnos de esa escuela a recibir las prácticas decidí ir. Es una experiencia muy enriquecedora. Y ellos alumnos muy receptivos.

¿Hay usuarios que al ver que les atiende un fisioterapeuta ciego tienen reparo o bien se quedan admirados por el asunto de la superación?

PENA: Ni una ni otra, yo creo que es indiferente.

GUTIÉRREZ: Nunca he notado discriminación al respecto quizá por el tipo de lugar que es Fepamic y por los usuarios que tiene. Cuando vienen de otro sitio incluso se van con un puntito mejor. Dicen: pero cómo ves esto si no me estás mirando. No sé si alguno habrá tenido alguna vez reservas, pero si las tuvieran se les va a los dos segundos y medio de estar con nosotros. 

¿Vienen aquí sólo usuarios con discapacidad?

GUTIÉRREZ: Tenemos los usuarios de la unidad de día, tenemos también usuarios que tienen discapacidad y otros que no, pero damos prioridad a quien tiene discapacidad.

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¿En qué porcentaje, si hacemos ese juego de porcentaje, cifran la influencia de la fisioterapia en la mejora de los pacientes?

GUTIÉRREZ: Hay patologías que sabemos que van a mejorar hasta la normalidad. Determinadas fracturas o accidentes permiten recuerarse al cien por cien. Otros tendrán por sobrecargas, que venir sólo un para de veces al año para mantener su patología a raya. Y luego hay patologías que por desgracia sabemos que va a haber un declive Ahí lo que intentamos buscar es calidad de vida, por ejemplo que tenga movilidad en los brazos para que la familia lo pueda vestir y desvestir, es algo que también influye en el ambiente, en la persona que lo cuida. A la gente que por ejemplo tiene problemas respiratorios la ayudamos en la expulsión de sus esputos, otros tiene problemas digestivos y le ayudamos con eso, hay que tener en cuenta que una congestión intestinal puede matar a un paciente. 

PENA. En determinado tipo de pacientes tiene un efecto que podemos llamar "empeora adecuadamente": sin fisioterapia tendrían un deterioro muchísimo más rápido. En general diría que la fisioterapia supone un diez por ciento de la recuperación del paciente. Pero todo depende del esfuerzo de ellos.

¿Se convierten en cierto modo en confesores o confidentes de vuestros pacientes al tratar a muchos de ellos con tantísima frecuencia?

PENA: Haces de psicólogo, haces de payaso. Tienes un máster de circo [ríe]. Hay que animarlos muchas veces por encima de todo, hacer las veces de amigo...aunque intentas no implicarte emocionalmente porque si no te llevas el trabajo a casa. Pero cuando estás aquí tienes que darlo todo.

GUTIÉRREZ: El aspecto psicológico de nuestro usuario es super importante. Sabemos de sus vivencias. Sabemos de sus patologías. Nosotros no somos psicólogos, aunque tenemos psicoterapia en las clases de nuestra universidad. Hay gente por ejemplo que nos dice quiero trabajar todo lo posible porque me quiero recuperar cuanto antes. Y claro, tú sabes que eso tarde. Y tienen que tratar de comunicarle que se ha marcado unos objetivos muy difíciles, que no pasa nada porque un día no esté bien, que tendrá buenos días y malos días. Y luego, al contrario, dar la vuelta a aquel que está apático o depresivo y no quiere trabajar. Ahí tenemos que animar, que celebra cada logro, por pequeño que sea, acuérdate de que antes no podías subir este escaloncito, pues ya puedes entrar en el baño. Otras veces hay que preguntar tras un accidente. Tú a lo mejor estás preocupado, que si conseguirá andar, que si no. Y te contestan que a lo mejor su objetivo es poder encenderse el mechero. Y tú dices...hostia. Claro, poder encenderse un cigarrito en su casa sin que esté nadie llamando a otra persona para ayudarte...es importantísimo. O el hecho de entrar al cuarto de baño y poder cerrar tu puerta. En esos casos la actitud es lo más importante. Hay gente que directamente viene y te comenta que el médico le ha dicho que no podrá abandonar la silla de ruedas. Bueno, el médico no es Dios, vamos a trabajar. A veces a lo mejor una persona no mejora lo suficiente como para doblarse y poder abrocharse los cordones de los zapatos. Pues la enseñaremos a manejar un tipo de calzador. Vamos a trabajar.

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¿En ese sentido hay recuperaciones imprevistas por los médicos?

GUTIÉRREZ: A veces sí, pero no porque sea médico y yo fisio, sino porque muchas veces no se sabe la evolución que va a tener el paciente, primero la evolución de la persona y su patología, y luego que un médico ve a la persona ocasionalmente, yo las veo casi cada día, veo a los que tienen más ánimo y a los que no. Y así puedo atender las dolencias que surgen a partir de su situación, por ejemplo molestias en el cuello debido al uso de la silla de ruedas.

PENA: Esas recuperaciones se dan muchísimo. Al margen de lo que comentaba antes, la importancia de sentir, no hay que dar por hecho nada. Tengo un paciente que dijeron no volvería andar. Pues vamos a ver si es verdad, y probando y probando...he conseguido no que ande solo, pero sí agarrado a alguien. Eso hace que gane mucho en calidad de vida, puesto que por ejemplo se puede poner de pie para su aseo o pude desplazarse entre habitaciones. Con esto no digo que los médicos no sepan, pero es que muchas veces se ponen en lo peor para que el paciente no se lleve una decepción.

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¿Cómo hace uno, como se comentaba antes, para no llevarse el trabajo a casa con este tipo de situaciones muchas veces dramáticas?

PENA: Atiendo aquí a más de 50 personas y además trabajo fuera. Tienes que evitarlo o sería angustioso. Lo aplico a mi propia discapacidad. Si estuviera pensando todo el día en ella no podría vivir. Aprendes a aislar eso. Cuando vienes aquí te implicas lo que te tengas que implicar. Cuando sales...mañana es otro día.