NATURALEZA URBANA

Cotorras en Córdoba: todavía hay tiempo para la prevención

La colonia de cotorras de Kramer parece haber duplicado su número en los cuatro últimos años. Empiezan a verse cada vez más ejemplares de cotorra argentina en los parques. La Sociedad Española de Ornitología en Córdoba apuesta por medidas preventivas que eviten los graves problemas generados en ciudades como Sevilla, Málaga, Madrid o Barcelona
Cotorras argentinas, imagen de Wikipedia
photo_camera Cotorras argentinas, imagen de Wikipedia

El Córdoba existe una colonia de cotorras de Kramer localizada en la zona del Jardín Botánico. Se cree que puede haber otra por la Ribera, pero aún está por confirmar. Al margen de esto ya se han visto algunos ejemplares de cotorra argentina en varios parques de la ciudad. Ante los problemas gravísimos que estas aves han generando en Madrid, Barcelona, Sevilla o Málaga, la Sociedad Española de Ornitología en Córdoba solicita a las administraciones que se pongan en marcha medidas preventivas antes de que el número de estos animales se incremente.  La primera de ellas y e imprescindible para empezar: saber con absoluto rigor dónde están y qué número de ejemplares hay.

"La colonia está creciendo pero son números fáciles de gestionar", confirma el etólogo y miembro de la SEO en Córdoba, Miguel Mesa. En estos momentos la colonia de cotorras de Kramer ha pasado de los 40 individuos censados en 2015 a duplicar su número "y subiendo", como indica Mesa. En cuanto a la cotorra argentina hasta hace poco apenas se veía algún ejemplar suelto, pero "ya se están viendo más y se están viendo en los parques, es cuestión de tiempo que se establezcan". Estos censos son aproximativos y carecen de la precisión que la propia SEO demanda para el trabajo necesario de las instituciones.

Precisamente la cotorra argentina es especialmente problemática porque concentra sus nidos en los parques  y son "como viviendas adosadas, empiezan a sumar unos bloques con otros y llegan a hacer macronidos que pueden llegar a pesar 50 kilos", lo cual ya supone un peligro si caen. La cotorra de Kramer suele utilizar huecos naturales o artificiales para nidificar.

Actualmente este etólogo no considera todavía un verdadero problema el número de aves, pero sí al menos un problema ecológico, en el sentido de que desplazan a otras especies, a las que llegan a atacar y matar si es necesario. En el caso de Sevilla, por ejemplo, está sobradamente demostrada su extrema agresividad contra cernícalos primillas o una especie de murciélago autóctono, el nóctulo gigante, al que han ido exterminando en el Parque de María Luisa porque compiten por anidar en los mismos huecos. Esto, a la postre, genera desequilibrios en el ecosistema que también desembocan en perjuicios para el ser humano. (por ejemplo los murciélagos u otras pequeñas aves se ocupan de la eliminación de insectos, que sin estos animales empiezan a crecer). 

Al margen de estos problemas ecológicos que ya se perciben en Córdoba, ¿qué podría generar una colonia mayor de cotorras? Para empezar crean focos de ruido con sus graznidos, hasta el punto de que hay zonas de España donde se tuvo que declarar alguna 'zona acústicamente saturada'. Son muy territoriales y protectoras con su progenie, por lo que en el propio parque María Luisa de Sevilla o en varios de Barcelona se han detectado numerosos ataques a personas.  Están los comentados problemas ecológicos, pero también los destrozos que causan en cultivos cercanos, donde además suelen cebarse literalmente, es decir, si encuentran  uno adecuado para su alimentación no paran hasta que se agota. A esto hay que sumar la transmisión de algunas enfermedades.

En Córdoba las cotorras no tienen depredadores naturales, salvo en ocasiones algún halcón peregrino. Esto se suma a su capacidad reproductiva, pues aumentan su número de forma exponencial. "En poco nos podemos ver en cientos, y luego cada cierto tiempo se van duplicando, porque además tienen muy poca mortandad", explica Mesa. 

¿Qué medidas se pueden tomar en Córdoba? Miguel Mesa se decanta en estos  momentos por la retirada de ejemplares vivos, sin llegar a tener que matarlos: "Las retiramos de la vida silvestre y les buscamos un lugar donde estén a gusto bajo criterios de bienestar animal sin que supongan un peligro para otras especies". Estas medidas a su juicio han de estar complementadas con otras, como quizá la introducción de depredadores naturales, para evitar así la más controvertida y que ha suscitado un gran rechazo social en otras ciudades: los disparos con carabina.

Todas estas posibilidades, desde la captura hasta los disparos, pueden suponer una labor de al menos dos años, de ahí la importancia de la prevención y de actuar cuanto antes. A eso hay que añadir que "cada medida depende mucho de las  características de la población, no sólo en número, sino en comportamiento, puesto que se adaptan a esas medidas porque aprenden muy rápido, son muy inteligentes y actúan en grupo, así que por ejemplo empiezas a capturarlas con trampas, aprenden...y le dan de lado a las trampas". 

Como ha explicado este etólogo, a falta de coordinación entre instituciones son actualmente los Ayuntamientos los que terminan enfrentándose al problema y siempre cuando hay un número excesivo de ejemplares. En Córdoba todavía no es tarde.