La Plataforma Córdoba Denuncia, integrada su vez en Andalucía Denuncia y que lidera Manuel Ortega , ha denunciado la situación que se vive en varios parques infantiles de la ciudad, como el que hay en Acera del Río, Acera San Julián, El Naranjo o la Plaza Escritora Carmen de Burgos, todos ellos de chino y sin delimitar, que "sirven de urinario y defecatorio de perros por parte del incivismo de sus dueños".
En algunas ocasiones se han llegado a contabilizar hasta 25 deposiciones sobre las piedras o medio enterradas en ellas, lo que supone un problema de salubridad para los niños que suelen jugar allí. "El problema no es que no se recojan, que Sadeco lo hace, sino que el incivismo de algunos propietarios hace que la escena se repita constantemente, además de que aunque retires la caca las posibilidades de infección permanecen y un tratamiento de desinfección y limpieza a fondo para un uso infantil de nuevo es carísimo", advierte Ortega.
En su opinión, se trata de un problema estructural que requiere de una estrategia municipal que incluya no sólo elementos que repelan a los perros para orinar o defecar allí, sino un cambio de materiales, como el uso de caucho y era vallado de las zonas para dificultar el acceso a los animales. Eso tendría que venir acompañado de "sanciones durascontra los que no recogen las heces en las calles y en estos parques" a fin de evitar el desorden público y nuevas situaciones como éstas que se prolongan en el tiempo.
Frente a ello, Ortega ha señalado que en Almería o Málaga hay ordenanzas que obligan a los dueños de animales a llevar una botella con vinagre para limpiar las orinas, de modo que se desinfecte y evite feromonas para que otro animal orine encima. "Salgo que ya estamos aplicando en San Lorenzo, donde también pedimos a los propietarios que eviten que hagan sus necesidades en ruedas de coches o quicios de puertas".
De igual modo,Córdoba Denuncia señala que el reparto de espacios infantiles tendría que repensarse, ya que hay zonas de nuevas promociones con padres jóvenes, como la que hay al final de la Avenida del Aeropuerto, "a la altura de los Picapiedra, donde los niños no tienen un espacio para ellos y juegan, en grupos de 20 o 30, entre estructuras urbanas con losetas que se pueden caer y es un riesgo para ellos".
