Efectos de la pandemia en la economía

El Comercio en los primeros días de la Fase 1: Muy buenos deseos, pero con escasa cartera

El sector es consciente de sus papel para aportar cierto aire de normalidad a la ciudad, pero piden comprensión a sus arrendadores y suministradores de energía y agua
Vista de la calle Cruz Conde en la Fase 1 de la desescalada
photo_camera Vista de la calle Cruz Conde en la Fase 1 de la desescalada

El balance de los primeros días de comercio abierto al público en Córdoba es más bien lamentable, aunque tampoco ha pasado tanto tiempo como para elaborar un balance exhaustivo de la situación. Entre otras cuestiones porque no todos han abierto el mismo día 11, que es cuando Córdoba entró en Fase 1 de la desescalada, ni tienen todos el mismo horario, porque todavía hay muchos autónomos que sólo abren la persiana para la mañana y la cierran para la tarde.

En cuanto a flujo de público, escaso o nulo. Eso sí, dependiendo también del género que se venda y del tipo de tienda que sea. Así, por ejemplo, esta misma mañana había cola y petición de vez para entrar en la perfumería Primor, ubicada en el calle Cruz Conde (antigua Foro Romano), mientras que en la tienda de chuches Fini, en Gondomar, hay menos clientela, pero los que entran "compran en abundancia", señala Celia Navarro, dependienta, que esta mañana estaba desembalando un pequeño monolito-torreta para ubicarlo a la entrada con consejos prácticos contra la pandemia.

La tienda de chucherías Fini, en la calle Gondomar

La tienda tiene, nada más acceder al interior, una mesita con gel hidroalcohólico y guantes desechables y en el suelo está marcado el itinerario a seguir, con un aforo máximo de cuatro personas, que podrían surtirse por sí mismas para lo que esta ya envuelto, pero que tendrán que solicitar a la dependienta que sea ella quien los sirva para lo que son las chuches al peso propiamente dichas.

Navarro ha señalado también que la empresa le da mucha confianza, porque han pensado en las dependientas con batas desechables, mascarilla y hasta visera. A cambio, ellas son conscientes de que al finalizar la jornada "hay que quedarse media hora más para desinfectarlo todo bien".

Esas mismas medidas pueden contemplarse a la entrada de TZ Fabricantes, en San Álvaro, con una de las entradas 'cortadas' por una cinta de plástico rojiblanca, un cartel indicando el aforo de sólo ocho personas a la vez, una cinta colorida en el suelo advirtiendo de que hay que guardar la distancia de seguridad y carteles colgando del techo animando al uso de geles y mascarillas, que por cierto, van a ser obligatorias.

La tienda TZ Fabricantes en San Álvaro

Precisamente por eso, en Salvador Calzados, en la misma calle, pero más próximos a la Plaza de Las Tendillas, han realizado una inversión de unos 400 euros para comprar mascarillas de dos tipos, geles, desinfectantes (con vaporeta incluida) y hasta calcetines de plástico desechables para poder probarse el material. Esta tienda, según han explicado los hermanos Rafael y José Luque, es la tercera que abrirá al público (probablemente, mañana, día 20) tras las que ya subieron persiana el 11 y el 14, pertenecientes a la misma familia.

"Lo hemos hecho de forma escalonada dependiendo de la mercancía que nos iba llegando para llenar los escaparates", explican. "¿Si merece la pena abrir? ¡No!". Así de contundentes se han mostrado ante la escasez de clientela de compras, que, a cambio, sí que se pasan a menudo por la tienda para saludar y darles ánimo, "porque todo el mundo es consciente de lo mal que lo estamos pasando en el sector, pero donde no hay, no hay".

Rafael y José Luque, de Salvador Calzados, en San Álvaro

Por otro lado, "no hay más remedio que abrir". Y es que por un lado, aportan a los cordobeses y cordobesas una sensación (limitada) de que las cosas están volviendo a la normalidad y por otro "si cerrados perdemos 10, abiertos podemos perder cinco, pero con un par de zapatos vendidos al día se puede hacer más bien poco". Y así será hasta que la situación se resuelva o haya que dejar de pagar el alquiler, el agua, la luz...

Hay, de hecho, tiendas de ropa que van a echar de forma permanente la persiana en pocos meses si la situación no se airea un poco, y el problema se ampliará luego a los fabricantes, que ahora mismo "están como hormigas antes de la lluvia tratando de venderlo todo lo que tienen", apuntan estos hermanos, cuyo negocio, concretamente en esa tienda próxima a Las Tendillas, se nutria en un 60% del turismo, nacional o extranjero, con lo que hasta que la gente decida viajar de nuevo lo van a notar mucho más.

David Álvarez, propietario de la tienda Clan

Quien asegura que puede aguantar todavía un poco es David Álvarez, de la tienda de ropa Clan, en la calle La Higuera. No porque le sobre el dinero, sino porque sabe administrar lo que le resta. En su caso abrió el pasado día 11 y el efecto es nulo, "exactamente igual que cerrado", señala. Y eso que ha tratado de dar a conocer su reapertura a través de las redes sociales. Pero es que el material de vestir, que en su caso está en un "99% hecho en España", se ha visto muy, muy mermado por la ausencia de eventos que celebrar.

"No hay comuniones, no hay bodas, no hay Feria, no ha habido Cata ni nada del Mayo cordobés y la gente no ha renovado vestuario, a pesar de que pensábamos que iba a haber cierta alegría porque no hay ni mercadillos ni tampoco están las grandes superficies abiertas", explica este comerciante que es de los afortunados en haber cobrado la ayuda de 661 euros por autónomo afectado, pero que ha tenido que pagar el autónomo de abril el pasado día 30 "y dicen que me lo devolverán en junio". Entre tanto siguen los problemas de liquidez.

Vista de la calle Gondomar en la Fase 1 de la desescalada

En su opinión la gente ha cambiado en parte la mentalidad y si hay algo de dinero lo prefieren gastar en temas muy cercanos a sus necesidades vitales, y así hay colas ahora en farmacias, fruterías, pescadería, estancos o supermercados, o bien en ocio. "La hostelería todos sabemos que son los primeros en sufrir las consecuencias de una crisis pero luego son también los primeros en recuperarse", reflexiona Álvarez, quien tiene en la tienda material nuevo recién traído (hay otros que han preferido no arriesgarse), además de elementos de protección como gel para lavarse las manos.

Por contra, si hermano por ejemplo, que tiene una tienda de bicicletas en la Avenida Carlos III, desde una semana antes de que Córdoba fuera a entrar en la Fase 1 "ya estaba vendiendo mucho material y ahora sigue igual". Aún así, Clan ha abierto para "dar una sensación de normalidad", al tiempo que son numerosos los vecinos que le saludan y le trasladan su solidaridad, pero no gastan.

Raúl Espinosa, a la puerta de su negocio, Avoco Comunicación

En Ámbito Gráfico, en la calle El Nogal, perteneciente a tres socios autónomos, abrieron el pasado lunes y por ahora ni apenas está está dando para pagar el autónomo (ellos son de los que no les han llegado la ayuda prometida), mientras que, por ejemplo, en Avaco Comunicación, ubicada en El Laurel, gracias al teletrabajo y ahora con la apertura física de la tienda "la situación está entrando en nuestro case en una fase de cierta normalidad", explica su propietario, Raúl Espinosa.

Llevan desde el pasado día 11 trabajando con cinco personas en sus casas y presencialmente en la tienda (otros tienen a sus empleados en ERTEs y pendientes de recuperarlos a la mínima que puedan), y si en la primera semana hubo un parón "normal" de la actividad (puesto que el trabajo que estaba pendiente se liquidó en las primeras semanas del confinamiento), esta semana el flujo es ya "más habitual". Algo que se puede agradecer en su caso a la labor previa realizada a través de la web y de las redes sociales, por lo que "si bien habrá una bajada de la facturación no será tampoco tan mala como nos temíamos".

Otra cosa es lo que está pasando con su otra tienda en Madrid, que ni siquiera ha podido abrir...

Doña Sol, en la calle Cruz Conde

Todos ellos son conscientes de su papel primordial para aportar ese ambiente de normalidad que necesita la ciudad, pero, al mismo tiempo, apelan a la solidaridad de los clientes y usuarios para no retraer el consumo para volver a movilizar la economía desde la base, al tiempo que piden, igualmente, una colaboración con otros afectados por la situación, como son los dueños de los locales que se los tienen arrendados, a los que piden comprensión porque aún no hay ingresos, al igual que a los suministradores de energía eléctrica, que también podrían colaborar con el comercio con alguna facilidad que otra a la hora de abonar facturas.