PEÑAS

Alfonso Morales sustituye a Francisco Castillero al frente de las Peñas 20 años después

Tras 20 años de mandato de Francisco Castillero, Alfonso Morales ha obtenido la presidencia de las peñas con un programa de modernización muy distinto al de su predecesor

Amoroso abrazo final
photo_camera Morales y Castillero se funden en un abrazo al conocerse el resultado

Desde 1995 muchas cosas han cambiado en Córdoba. Su fisonomía, su estética, sus gentes, sus infraestructuras, sus dirigentes... sólo alguien permanecía como elemento aparentemente inamovible: el presidente de la Federación de Peñas, Francisco Castillero. Indispensable en numerosas fotos institucionales desde hace dos décadas, Castillero ha sobrevivido a sus compañeros de instantánea, de Rosa Aguilar a Miguel Castillejo o Sandokán. Durante muchos años fue el "niño mimado" de los alcaldes, capaz de movilizar a miles de personas en uno u otro sentido. En algunos momentos tenía suficiente entidad como para llegar al Ayuntamiento y llamar sin cita previa y sin excesiva delicadeza a la puerta de los concejales, que abrían como si recibieran a un gurú.

Esos tiempos han concluido en la sede de la Federación de Peñas, donde Alfonso Morales ha conseguido arrebatar a Castillero un cargo que parecía en propiedad. 70 votos para Morales, 56 para Castillero y seis nulos son las cifras que muestran un cambio de época en unas entidades, las peñas, que parecían en cierto modo ancladas en un mundo en sepia. 

El reflejo de tal estado de las cosas se podía comprobar en la presentación de las peñas que iban a participar en los comicios. Una lista de papel, llamada por el nombre de la peña, y contestación de "sí" o "presente", remitían a un mundo sin ordenadores, sin wifi ni internet. Los nombres relacionados en muchas ocasiones con el folklore o la tauromaquia hacían pensar en una máquina del tiempo justo hoy, el día en el que Marty Mcfly, protagonista de Regreso al Futuro, llegaba a 2015 procedente de 1985.

La jornada empezaba con retraso y con lleno en la sede de la Federación de Peñas. Todo estaba preparado para las 20:30. Si tarde llegó Castillero, más se retrasó su rival. Al llegar a la zona donde irremisiblemente habían de juntarse -y que coincidía con la de la barra- se produjo una circunstancia cómica. Los fotógrafos lanzaban sus flashes mientras Castillero daba la espalda y trataba de escabullirse entre la concurrencia. Ante la petición de los fotoperiodistas, no le quedó otro remedio que volverse y posar junto al que poco después le arrebataría la presidencia. Por supuesto ni se dieron la mano. 

Tras este particular y forzado posado, empezaban las votaciones. De nuevo llamada a cada peña por orden alfabético y depósito del voto en cuestión. Luego el recuento, muy igualado hasta sus tres cuartas partes, a partir de las cuales Morales iba obteniendo una ventaja difícilmente salvable.

En los discursos de presentación de los programas se habían palpado con claridad las diferencias. Morales hablaba de renovación, de recuperar a la juventud, de nuevas tecnologías y de sincronización con el siglo XXI. Castillero rememoraba peroles, visitas a Cajasur para conseguir dinero, las vacas que capturaban en el campo de Juan Bernier para las novilladas e incluso ponía a la Virgen de la Sierra por testigo de sus palabras. Dos modos radicalmente opuestos de enfrentarse a un cargo.

Finalmente nuevos aires para un tipo de asociaciones que sin nuevos miembros, mucho más jóvenes y con otro intereses, están condenadas a desaparecer. Baste un dato. Entre las personas que llenaban la Federación, la edad media podía rondar o superar los 60 años. Más del 95% eran hombres.

A partir de aquí, Alfonso Morales se enfrenta al reto de renovar e insuflar fuerzas a unas peñas que por una parte suponen un símbolo del carácter cordobés y por otra una metáfora del anquilosamiento. No tendrá 20 años como su antecesor. A lo sumo ocho. En su programa aparece como elemento principal esa limitación de mandato. El nuevo presidente tuvo, tras su inmediata elección, unas palabras de elogio para Francisco Castillero, a quien agradeció lo realizado no sólo durante su mandato, sino desde sus inicios como peñista.