JUAN ANDRÉS DE GRACIA, PRESIDENTE DEL CMC

"Vivimos los estertores de la fórmula clásica de una participación ciudadana generadora de territorio"

Juan Andrés de Gracia posa para Córdoba Hoy

La sociedad cambia y con ella la fórmula de la participación ciudadana. Córdoba sigue siendo un ejemplo frente al resto del país, pero incluso aquí ya se está produciendo un proceso de cambio en las fórmulas más tendentes a resolver problemas particulares o de un colectivo muy concreto antes que a la ordenación de un territorio, como venía siendo hasta ahora. Ese papel continuará, pero en manos de las asociaciones vecinales, mientras que el resto de colectivos sociales se moverán por otros derroteros.

Un cambio de modelo que, en opinión del presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano, Juan Andrés de Gracia, no es ni bueno ni malo, pero sí inevitable. Y mientras tanto, continuarán las reivindicaciones para que el reglamento se desarrolle hasta el máximo posible y que los centros cívicos funcionen como realmente tiene que funcionar.

En esta entrevista se han tocado también otros temas como la Base Logística, el Aeropuerto o Cosmos.

Me da que el problema de la participación ciudadana es que no tiene relevo.

Es que esto es poco atractivo ya hoy en día. En los modelos de organización familiar y personal esto de que el tiempo libre lo dediques a esto no tiene mucho sentido. Que no sólo no nos pagan, sino que nos cuestan los dineros.

Es que los que se dedican a la participación ciudadana están ustedes hechos de otra pasta.

Hubo una época en que fuimos así. Los valores entonces eran otros. El modelo del siglo pasado de participación, de las décadas de los 60 y 70, se prolongó en su momento y ahora estamos viviendo ya los estertores de esa fórmula.

Pues me viene muy bien que me diga eso, porque ya tenía pensado preguntarle cómo está en la actualidad la participación ciudadana y sobre lo que sería necesario para revitalizarla, porque mejor que ustedes nadie me lo va a poder explicar.

(Se ríe). Lo que pasa es que los modelos actuales de cómo la gente quiere participar optan más por los productos acabados, por decirlo de alguna manera, que por los productos que uno mismo construye. Y es una gran diferencia. A nosotros nos gustaba organizar todas nuestras cuestiones, las fiestas, actividades sociales, verbenas o encuentros deportivos las hacíamos directamente nosotros. Además, nos faltaban muchas cosas en los barrios que hoy en día ya hay en muchos de ellos. No había aceras, jardines, bibliotecas, colegios, centros de salud... Y todo eso, gracias a la organización urbanística más o menos está conseguido.

"Los avances que se han producido aquí siguen siendo muy importantes y cuestiones que en Córdoba son obvias ya en otros lugares siguen siendo situaciones impensables"

Más o menos, sí.

Solamente las zonas con más problemas sociales van por otro lado y están en otros niveles de organización.

Pues centrándonos en la cuestión, ¿cómo está la participación ciudadana a día de hoy en Córdoba? Siempre teniendo en cuenta que Córdoba se supone que era ejemplo en esa materia.

Bueno, Córdoba sigue siendo ejemplo. Hace no mucho Antonio Toledano, presidente de la Federación Al-Zahara, y Francisco Porras, presidente del Consejo de Distrito Levante, fueron a unas jornadas de la Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales (CEAV) y siendo una organización que está pensada para federaciones provinciales y autonómicas pidieron expresamente que estuviera la de la ciudad de Córdoba, porque los avances que se han producido aquí siguen siendo muy importantes y cuestiones que en Córdoba ya son obvias en otros lugares siguen siendo situaciones impensables. Nuestra presencia, aunque ahora sea sin voto, en muchos sitios, como las empresas municipales, por nuestra facilidad a la hora de intervenir en los asuntos locales, nos hagan más o menos caso, la cantidad de reuniones en los consejos de distrito como órganos centrales donde no hay concejales, eso no existe prácticamente en ninguna parte.

Ahora bien, que lo que ya queda son modelos con poca renovación y demás, es cierto. Las entidades sociales, fundamentalmente, que tienen que ayudarnos a montar los distritos en los territorios, están a día de hoy más interesadas en sus intereses particulares, algo que es legítimo, que en hacer territorio. Por ejemplo, Autismo Córdoba está más interesado en cuestiones que le atañen directamente o la Federación de AMPAs cada una con su propio colegio. Quiero decir que a día de hoy cada uno se centra en su tema específico y todo el esfuerzo que hicimos en su día de intentar incorporar a otras asociaciones al margen de las puramente vecinales se hizo, pero no entienden el territorio tanto como lo entienden las asociaciones vecinales.

Por lo que me está diciendo no tengo más remedio que preguntarle si estamos abocados a que desaparezca la participación ciudadana.

No. Desaparecer, no. Se va a transformar, lógicamente.

¿Hacia qué?

Una transformación hacia una forma de entender la participación más adecuada a modelos de implicación personal más directa en el asunto que nos ataña. El modelo clásico es el modelo de concepto de barrio, donde tú actúas por tu barrio sin que te afecte el barrio, a lo mejor. Al de la peña le interesa su peña y al de una determinada enfermedad se centra en eso, pero nuestro concepto de participación se basa en que lo que nos interesa es organizar un territorio. Y ahí estamos todos. Y nos ponemos todos los agentes sociales de acuerdo sobre cómo organizar lo que somos, y eso de trabajar por cuestiones que no son las que te afectan directamente es lo que determinadas personas seguimos haciendo a día de hoy.

¿Eso qué implica?

Eso implica, por ejemplo, defender que se arregle una calle de Ciudad Jardín viviendo en Parque Cruz Conde o que te preocupe el problema de seguridad de Ciudad Jardín siendo de Valdeolleros. Todo ese tipo de cuestiones son las que están en peligro de desaparecer.

Pues me parece muy lamentable.

Pero es así. Es más fácil para muchos estar preocupados a lo mejor por lo que pasa en Guinea y lo resuelven consiguiendo una pequeña ayuda económica, y ese modelo es el que la gente vive más a día de hoy. Implicarse permanentemente en una organización que no te influye, como estar preocupado por la falta de agua en las parcelas, es un tema complicado.

Pero es que me obliga a replantear la pregunta. ¿Va a desaparecer el concepto de participación ciudadana?

El concepto de participación nuestro, que no ha sido siempre el mismo en todos lados es un concepto donde estamos organizados en función de trabajar por intereses colectivos y no por los que a uno le afecta directamente. Y ése es el que está en fase de cambio. Ahora mismo la gente participa más en temas que le llegan muy personalmente o muy directamente, pero no en lo que no llega tan directamente. Tiene que haber un interés mucho más directo en lo que hace. La gente del Alzheimer se reúne porque tienen un problema común de familiares con esa enfermedad.

No me gusta mucho ese cambio.

Curiosamente nosotros lo que pretendíamos en nuestro concepto es que el que trabajara allí debía estar preocupado y colaborara con todos los demás: Con el colegio, con la peña, con todo. La idea era que nos pusiéramos de acuerdo en cómo organizamos el tráfico en esa zona, cómo definimos las aceras, qué equipamientos hacen falta, cómo va la limpieza. Y ese concepto es al que el del Alzheimer no le interesa mucho. Hasta ahora nuestro modelo era el otro; el de vamos a hacer territorio, que nos afecta a todos y por tanto vamos a implicarnos todos en ese territorio. Ése es el modelo que está en cambio.

"Como en tantas otras cosas, hay que adecuarse a lo que la gente en cada momento está dispuesta a aportar"

¿Y usted cómo ve el cambio?

Simplemente, y como en tantas otras cosas, hay que adecuarse a lo que la gente en cada momento está dispuesta a aportar. No es una cuestión de mejor ni peor, sino de que es diferente. Son épocas distintas, con acciones políticas diferentes, con épocas donde el bienestar mayor que tenemos en líneas generales provoca que la gente tenga claro que las instituciones les resuelva sus problemas y punto. Tan sólo la queja procede de cuando algo te afecta directísimamente un asunto.

En otro tiempo teníamos un conocimiento más colectivo y teníamos implicaciones en los problemas ajenos. Y juntos formábamos el barrio, que es el concepto básico de organización territorial para el movimiento ciudadano de Córdoba. El barrio, y el distrito. Y luego a niveles sectoriales, que también es interesante, la cuestión es que se unan todas las entidades sociales, peñísticas, educativas y demás, cada uno para hablar de sus cuestiones.

Claro, evidentemente, pero se supone que la idea final es defender un barrio o un concepto de distrito.

Pero eso hoy en día está un poco en crisis. Las AMPAs por ejemplo, ahora están de acuerdo muchas en que les hace falta la mejora eléctrica para la climatización, pero si no fuera así, cada una iba a lo suyo. No encuentran, a lo mejor, mucho interés en ir a una reunión de la federación de AMPAs.

¿Y qué pasa, entonces, con la representación que ahora tiene el Consejo del Movimiento Ciudadano? ¿En qué se va a quedar?

Entiendo que a esto todavía le queda camino que recorrer.

Ya, pero la tendencia, según está usted diciendo, es hacia otro modelo.

Sí. La cuestión es que que mientras que el Consejo pueda ser útil a la ciudad, que es el concepto que yo manejo más, creo que va a resistir y va a adecuarse. En tanto en cuanto el Consejo empezara a tomar otros tintes más de autosatisfacción sobre cuestiones sectoriales y personales antes que de conjunto, evidentemente irá derivando a no tener el papel que juega ahora mismo. Eso es lógico.

¿Y no sería posible un modelo mixto?

Es que es en lo que estamos ya trabajando. Casi. Lo que pasa es que intentamos buscar lo que nos une y mantenerlo. El origen del último reglamento de participación viene también de una derivación y no es el mismo concepto de participación de 1986. El de 2003 ha cambiado mucho con respecto a aquél. Es un concepto de colaboración institucional y de planteamientos de colaboración de todas las entidades sociales y ciudadanas posibles. El modelo original solamente era de asociaciones vecinales. Eso lo cambiamos por completo para abrir más el abanico. Pero se ha ido viendo que el problema no es exactamente de las propias asociaciones vecinales, sino que ante un modelo nuevo social, con familias en el que trabajan los dos, de igualdad, donde la familia tiene que estar dedicada todo el día a atender a sus niños con actividades extraescolares, y donde hay un montón de servicios conseguidos que parece que no se van a perder...

"El movimiento vecinal es el origen de la participación ciudadana que luego cambiamos y lo abrimos al resto de asociaciones sociales; su importancia es que sirve a la construcción del territorio"

Es de esperar.

Bueno hay un cierto riesgo en los centro cívicos. Pero vamos, en el nuevo modelo social hay instalaciones deportivas casi por todos lados, parques que se generan por todas partes, es decir que hay ya cosas que entonces no había en el modelo de los años 60', donde hay más o menos una fórmula de participación ahora digital y les permite a la gente participar, pero de forma más cómoda, desde su casa; eso es un modelo nuevo.

A tenor de nuestra conversación, me da que pensar en que el movimiento vecinal seguirá siendo esa especie de ente solidario que sirva de argamasa entre todos los agentes sociales que busque la cohesión territorial, tan necesaria por otra parte.

Es que no tiene otro sentido. El movimiento vecinal es el origen de la participación ciudadana que luego cambiamos y lo abrimos al resto de asociaciones sociales. La cuestión es el que en esencia habla del territorio. La importancia que tiene es que sirve a la construcción del territorio.

¿Ese concepto se mantendrá?

Mientras que yo esté al frente, sí.

En los tres últimos años, en su opinión, ¿cómo se ha tratado desde el Ayuntamiento la participación ciudadana?

Pues como en todas las cuestiones, de forma irregular. Ha habido concejalías y concejales y concejalas que han entendido algo mejor el proceso. Y hay otros concejales y concejalas que o no están de acuerdo con lo que marca el reglamento e intentan obstaculizarlo o no lo han desarrollado lo suficiente. Pero con todo, lo más grave, sin duda, son tres cuestiones: Que llevamos ya tres concejalas. Pasa lo mismo que con Cultura, por ejemplo. Es inevitable pensar que haber cambiado hasta tres veces al responsable máximo que tiene que impulsar la participación eso te dice muy poco y mal del interés que tienen en la participación. No hay que olvidar que hemos tenido un confinamiento, metidos en nuestras casas y con sedes cerradas. Es un tema complicado que hemos podido superar.

En segundo lugar, justamente en esa situación ha habido un problema serio de personal. En la época de año y medio de lo peor de la pandemia, de forma legítima los trabajadores municipales han sido trasladados a otros puestos de trabajo diferentes según las necesidades y se han ido moviendo la gran mayoría de la gente que estaba trabajando en participación ciudadana. Y eso se nota. Tenemos personal que se ha ido jubilando, con un montón de bajas, hay teletrabajo y este modelo de trabajo es muy negativo para la participación ciudadana.

"Tenemos personal que se ha ido jubilando, un montón de bajas, hay teletrabajo y este modelo de trabajo es muy negativo para la participación ciudadana"

Tenemos un problema muy serio con centros cívicos cerrados y otros que muy posiblemente, si no se le dan soluciones a muy corto plazo, habrá que cerrar en breve. Nos faltan ordenanzas, nos faltan técnicos, nos faltan administrativos, personal de biblioteca, de todo.

En tercer lugar estaría el tema del modelo. La gran cuestión ahora es que muy pocos conocen el modelo. Los nuevos concejales y concejalas van llegando y se ponen a trabajar, pero no en un proceso de formación de los mismos. Son al final los técnicos, cuando los hay, los que marcan los procedimientos. Pero es que hay un reglamento que cumplir, hay una norma que cumplir y les cuesta muchísimo que los compartan y los conozcan. Por ese motivo se producen situaciones como que para tomar decisiones sobre obras o equipamientos o cesiones de suelo, que tiene que pasar por dictamen, esto no se cumple y en muchos casos es que ni siquiera lo saben. O se lo dicen los técnicos o no se pasa por dictamen. Eso ya pasó en el mandato anterior y ha pasado en éste. Si el técnico de turno tira del reglamento y quiere verlo se pasa por dictamen, si no ni nos enteramos.

Póngame un ejemplo, por favor.

La situación de la antigua Westing (Electromecánicas). Es un barrio que cuesta mucho trabajo que la gente se organice en asociación vecinal, pero que cuando ha tenido indicios de que algo iba mal en la zona se han movilizado y se han organizado mínimament,  aunque fuera por vía digital. Pero resulta que los suelos de ahí, donde ha irrumpido un urbanismo moderno, con el Hospital Quirón, el Open Arena o el Mercadona, se están quedando sin espacios para los equipamientos que dentro de un tiempo harán falta en esa zona. Van a necesitar seguramente un colegio, equipamientos deportivo, social y demás. Pues el caso es que se han ido cediendo los suelos desde la época de Luis Martín como concejal de Urbanismo y hemos tenido que ir parando el proceso diciendo que no podían ir tomando decisiones sobre suelos sin tener en cuenta quién vive allí, quién va a vivir, qué va a pasar en el futuro. Eso formalmente, por reglamento, tiene que pasar por dictamen de participación ciudadana. Pero parece que no lo entienden así y van trabajando a su aire, pero me refiero a todas las fórmulas políticas que han pasado por el Ayuntamiento. Algunos es que ni conocen el reglamento y si el técnico no se lo pone en el informe, ni se enteran.

¿Los técnicos no están obligados a indicarlo siempre?

Los técnicos deberían saberlo, pero no dejan de ser técnicos y los hay buenos y los hay malos (se ríe).

Vamos a centrarnos un poco en los problemas que aun están pendientes. Ya ha hablado un poco de los centros cívicos. ¿Eso tiene solución o no?

Ahí hay un problema de fondo y de inicio sobre saber para qué estaban los centros cívicos. Muchos han perdido el sentido de por qué nacieron y para qué. Ahora se los ve más bien como una especie de contenedores de servicios cuando se puede, pero son algo más que eso. Eran modelos de incorporar a la ciudadanía al trabajo de construcción de la ciudad. Al mismo tiempo se trataba de dotar de unos medios mínimos a esa ciudadanía. Que hubiera un salón de actos, una sala de reuniones, material informático, recursos audiovisuales y que haya técnicos que ayuden a la ciudadanía a hacer cosas. El centro cívico está ahora mismo en peligro de extinción.

"Vamos hacia un modelo de que cada uno se paga su servicio sin pagar impuestos y quien tenga medios tendrá bienes y quien no los tenga no tendrá acceso a esos bienes"

Otro tema que tenemos pendiente, desde el punto de vista de participación, es la construcción de estos otros barrios, donde aún faltan muchas cuestiones, como ocurre en la periferia. Que es la que está todavía por construir. Está formado por un núcleo urbano muy alejado del central y en casi todas está formado también por un grupo de urbanizaciones o parcelaciones. Y eso requiere organizarlo y dotarlo de servicios. Por ejemplo, un autobús es importante para toda la ciudad, pero para la periferia es fundamental. Un centro cívico y un punto de atención ciudadana, un registro telemático con atención de personal es fundamental en todos los puntos de la ciudad, pero es imprescindible en la periferia. La periferia tiene unas necesidades que el resto de la ciudad más o menos podemos solventar un poco mejor. Pero el que vive en Trassierra, Cerro Muriano o Alcolea sigue teniendo carencias de luz y demás.

Y ahí tenemos un problema que es la integración de la periferia a la ciudad y su consideración como una parte más de la ciudad. Es algo más que las parcelas, son las parcelas también, pero hablamos de algo mayor que eso. Para nosotros ahí está el elemento social como punto fundamental para conseguirlo. Estamos en un mundo donde se puede tener un salario, una ayuda, y ser pobre todavía. Y las circunstancias sociales que tenemos hoy en día es que sigue habiendo un número importante de gente en todos lados, como la zona Sur, con muchas dificultades de salir adelante todos los días. Eso requiere de un trabajo y un esfuerzo para que haya ayudas, haya formación, haya empleo y si no de lo que llamaríamos el salario indirecto, que es todo aquello que aportamos a la gente y que no tiene que pagar. Mientras que el modelo al que vamos es el de que cada uno se paga su servicio sin pagar impuestos, y ahí quien tiene más recursos puede pagarse una vigilancia jurada, un taxi, una piscina y demás, pero quien no tenga recursos, sin la actuación de la Administración a través de los servicios públicos, no van a poder tener acceso a esos bienes. De ahí que sea importantísimo para nosotros asegurar la supervivencia en condiciones de los servicios públicos.

Emacsa sigue funcionando, Sadeco sigue recogiendo la basura. Por supuesto, faltaría más. La cuestión no es esa, sino que si esos servicios están mejorándose, se van a atendiendo a todas las zonas, o son servicios que porque los vamos pagando los vamos sosteniendo pero que son servicios que han de atender a toda la ciudad, y no regirse por el régimen sólo de la supervivencia económica, como es el caso de Aucorsa. Necesitamos servicios de autobús en otras zonas de la ciudad; habrá que buscar la manera de financiarlo, pero es algo básico para mucha gente que no puede pagarse un coche ni tiene por qué coger un patinete.

"Todos los planes que tienen que ver con el Casco y el Patrimonio tienen un objetivo diferente al bienestar del propio Casco y del Patrimonio, y es el objetivo del turismo"

Usted ha hablado de la periferia con sus múltiples carencias, pero al mismo tiempo tenemos un Casco Histórico que se nos está muriendo. ¿No es algo contradictorio buscar un equilibrio con lo de fuera, cuando el agujero negro está en el mismo Centro?

Sí, pero aquí a nosotros lo que nos preocupa del Casco Histórico es que no se diseñe para vivir. La cuestión es que los intereses económicos legítimos, pero económicos al fin y al cabo, han decidido que la función del Casco Histórico sea la atención fundamentalmente al turismo. Todos los planes que tienen que ver con el Casco y el Patrimonio tienen un objetivo diferente al bienestar del propio Casco y del Patrimonio. Es el objetivo del turismo. Durante el confinamiento se ha visto a la Judería que se mostraba como un barrio vacío. Sin embargo, en este tiempo hemos mejorado en calidad de vida, porque los bares cerraban temprano, no había ruido, no había suciedad ni turismo molesto. Esta pandemia ha generado la recuperación de un modelo de Casco Histórico diferente, más humano y de vida.

Lo importante en el Casco es que se haga caso a las entidades sociales y ciudadanas que quieren vivir en el Casco. Y ahí caben también los hosteleros, pero aquéllos que dan servicio al propio Casco y no sólo a los turistas, y que viven sólo para eso sin tener en cuenta su entorno.

¿El modelo del Ayuntamiento para el Casco tiende exclusivamente al turismo?

Lamentablemente, el modelo nuestro, ahora mismo, excepto que la logística avance, se basa en dos o tres polos básicos. Son la construcción, que ha vuelto, porque ahora la ciudad está llena de obras y de grúas, que no la rehabilitación que es lo que más tenía que haber; el turismo, que tiene que aprender de lo que ha pasado y se ha sustituido en parte el extranjero por el nacional, pero no hemos conseguido cambiar suficientemente la calidad del visitante, y está la joyería y otras industrias sueltas como el cobre. De eso es de lo que vivimos y de los servicios que prestamos a la gente. El Casco se ve claramente perjudicado, porque se quiere sacar el jugo a esa zona de rendimiento turístico, cuando el Casco debería tener un objetivo diferente, que es su Patrimonio y la vida de la gente que este en él.

Precisamente el Patrimonio y su entorno lo mantienen quienes viven a su alrededor.

Parcialmente, sí. Por mucho que se apueste por rehabilitar alguna iglesia o plaza, la suerte que tenemos es que el Casco aún está vivo, mientras que en otras ciudades es ya totalmente turístico. No queremos perder eso y que se convierta en un mero escenario para turistas. Entre otras cosas, porque todo el que tenemos es imposible por su amplitud. En torno a la Mezquita está bastante bien, pero ya el efecto Corredera de esa masa informe de veladores no tiene sentido alguno. No hay ni comercio ni siquiera una heladería.

"Con la Base Logística nuestra sensación es que 30 años después vamos a hacer caso a lo que dijo un Plan Estratégico en esta materia"

Ha mencionado antes de pasada la logística. ¿Cómo ven la Base Militar Logística?

La vemos como una versión de la logística que no tiene por qué ser la única. Hace 30 años el Plan Estratégico marcó que nuestra ciudad tiene una posición donde era fundamental la logística. Hemos tardado 30 años en tener un proyecto consolidado, porque los que en otro momento nos han vendido, como el de transportes, no deja de ser un mero aparcamiento de camiones, y parece ser que ahora por primera vez hay una posibilidad de generar lo que se llama la industria logística. Viene basada en lo militar y es el que ha llegado, es algo que no se puede elegir, pero a nosotros lo que nos interesa es la dimensión logística de la ciudad y por primera vez parece que puede ser una alternativa, o al menos un complemento, a nuestra forma de crecimiento.

Pero usted ha apuntado que no todo es la Base Militar y hay otras zonas pensadas para el desarrollo de la logística de forma global.

Vale, pero consideramos que el impulso de este proyecto se va a ir multiplicando a partir de la fórmula militar. Creemos que la zona de El Álamo, El Higuerón y demás pueden servir para las empresas auxiliares para la Base que generen una actividad económica e industrial que se va a multiplicar. Es nuestra sensación: Treinta años después vamos a hacer caso a lo que dijo un Plan Estratégico.

Pero no exactamente en el mismo sitio donde estaba pintado en el PGOU.

Me acuerdo perfectamente, porque participé en su creación en el PGOU, que pintamos hasta tres zonas pensadas para logística. Estábamos aprobando el recinto de feria y el centro logístico en el Plan General y ya estábamos haciendo una modificación de un PGOU que todavía no estaba ni aprobado (se ríe). No nos pusimos de acuerdo en qué zona, porque había tres para poder hacerlo y la que acabamos poniendo en el Plan General, cuando aún estaba en proceso, fue a través de una innovación a algo que ni se había aprobado aún.

¿Y qué pasa con el Aeropuerto?

Creo que es un debate que se utiliza de forma interesada y se ha hecho otras veces con otros elementos como el recinto ferial comercial y demás, básicamente porque lo que se van buscando son operaciones urbanísticas. Aquí no interesaba realmente que el Aeropuerto que teníamos fuera más grande o más pequeño. Lo que interesaba era tener un aeródromo privado cuando en toda España se estaban instalando aeropuertos privados. Y ahora está cerrado prácticamente el de Gerona o con poca utilidad, el de Castellón tiene dos líneas de base buena de cuando en cuando, el teórico de Antequera que iba a ser el modelo del PP, ni se ha creado. Por suerte, nosotros no entramos a este procedimiento de generar un aeropuerto como idea, pero lo que interesaba realmente es sacar el jugo de plusvalía a un suelo no urbanizable.

¿Por que cree que se quería pasar el centro logístico de un sitio a otro, del Este al Oeste y el recinto ferial? Es una mera cuestión de suelos sólo. Una cuestión de organización urbanística. Cuando el debate era urbanístico se resolvió como se resolvió e incluso, como ya he dicho, se cambió sobre la marcha. El problema es que ya por suerte no es un debate de suelos. Ahora casualmente la Base Logística se va a instalar en un polígono que tenemos ahí reservado, que estaba muerto y no tenía futuro, y de repente encuentra un sentido, que es la parte de La Rinconada. Pero llevábamos 20 años con él preparado.

¿Entonces el Aeropuerto no tiene utilidad?

El Aeropuerto sirve para lo que sirve. Da un servicio estupendo al Reina Sofía y su política de trasplantes; da un servicio estupendo de formación y de corte deportivo; da un servicio estupendo a servicios complementarios agrícolas y de riego y es el Aeropuerto que tenemos. Ahora bien, ni por su ubicación actual ni por la realidad económica nuestra necesitamos un Aeropuerto de mayor nivel cuando ya tenemos el AVE que nos lleva rápidamente a Sevilla y a Málaga. No tiene sentido ir a un aeródromo más grande, porque tiene las dimensiones más o menos adecuadas a la ciudad que sirve y el día que queramos tener una pequeña línea de pasajeros, si se consigue, para aviones de 30 o 40 plazas, ya lo tenemos preparado. El problema es que no hay interés económico. El debate del Aeropuerto, en el fondo vuelvo a decirle que es urbanístico, de suelos.

"No tiene sentido ir a un aeródromo más grande, porque tiene las dimensiones más o menos adecuadas a la ciudad que sirve y el día que queramos tener una pequeña línea de pasajeros para aviones de 30 o 40 plazas ya lo tenemos preparado"

¿Y lo de Cosmos es también una operación urbanística?

Cosmos es otra cuestión diferente. Hay una parte de realidad económica que choca con una ambiental. Hay que recordar que Cosmos está fuera de ordenación desde que hicimos el Plan General. Se sabía que de allí antes o después tendría que salir. Es que todo Chinales está empezando a desaparecer también y se está convirtiendo la parte que pega más a la zona de viviendas están haciéndose ya viviendas allí con bloques de hasta 10 pisos en algún caso y que son los más altos de la ciudad.

Cosmos se ha quedado en medio de la ciudad. Es una ciudad que crece y está habitada y lógicamente, igual que pasó con Carbonell y con el resto de industrias, se debe ir a un polígono industrial adecuado. No hay más historia. Antes o después eso será una realidad. Pasó lo mismo con Baldomero Moreno, que estaba al lado de Chinales, y se ha convertido todo en viviendas. Cuando lleguen las viviendas a esa zona industrial, en este caso Cosmos, que encima tiene la dificultad de tener humo y polvos que se extienden por el viento, lógicamente tendrá que tener una solución.

¿Sacarlo fuera?

Antes o después. No tiene más historia. Pero como ha ocurrido con todas las instalaciones. No es nada contra Cosmos. El problema de Cosmos es que los efectos de su actividad, además, por el viento se extiende, que es lo que al final notamos. Quizá haya que analizar eso con más cuidado, pero que el tratamiento a Cosmos es el mismo que se ha dado a toda la industria de la ciudad, que deben salir fuera del casco urbano a un lugar más adecuado. No hay más historia.

Ya para acabar. Queda un año de mandato. ¿Qué mensaje lanza usted a los políticos?

Al gobierno local le mando un mensaje claro: Que el alcalde, José María Bellido, cumpla aquello que dijo hace ocho o nueve meses que de ampliar su mandato los centros cívicos estarían en mejor disposición que cuando él llegó. Espero que cumpla esa cuestión. Luego espero que se desarrolle y se cumpla el reglamento de participación, que dice que hay dos mecanismos de participación que hay que cumplir y espero que se cumplan. Eso no significa, y lo digo muy claro, que nosotros mandemos. Lo que quiero decir es que el reglamento de participación habla de consejos sectoriales y queremos que se consulten a las entidades sociales los temas sociales, que se consulten los temas ambientales a las asociaciones de medio ambiente, queremos que se consulten los temas de tercera edad con el Consejo de Mayores, que se consulten los temas de mujer con las asociaciones de mujer. No hablamos sólo de vecinos, sino de toda la realidad del movimiento ciudadano.

Queremos que haya participación y queremos que los temas económicos y sociales se consulten a través del Consejo Social con empresarios y los sindicatos, que también son parte del mecanismo de participación que tenemos, al igual que los colegios profesionales para los temas que les afecten. Sencillamente queremos que se cumpla lo que marca el reglamento y las cuestiones las hagamos de forma colectiva, en colaboración. Después la decisión es de quien gobierna por las urnas. Eso está clarísimo. Pero con la gente que llevamos tiempo trabajando las cosas desde todos los sectores posibles estamos convencidos que es una fórmula más eficaz y hay que buscar consensos.

¿Y tiene algún mensaje para la Junta de Andalucía?

A ver si tiene capacidad de entender que al ciudadano hay que atenderlo directamente. Con esto quiero decir que ellos no pueden tener una Ley de Participación que sólo hace alejarnos de la Administración antes que acercarnos a ella. Los asuntos de la Junta, la propia Administración autonómica dice que lo verá con el Ayuntamiento y éste con nosotros. Estamos en desacuerdo absoluto con esa cuestión y la Junta debe de estar más cercana al ciudadano y a la ciudadana y a los colectivos que forman la ciudad.

"No estamos de acuerdo con que la Junta hable con la representación social a través del Ayuntamiento; debe haber un contacto directo"

La Junta, casi desde el principio, se muestra muy lejana. El caso, por ejemplo de la Ronda Norte, no puede ser que hablemos con el alcalde algo que va a ejecutar la Junta. Tendremos que hablar directamente con la Junta. Y quizá acaban ejecutando una Ronda que no cumple las expectativas que a lo mejor necesitamos simplemente por cuestiones económicas y porque no nos hayan escuchado lo suficiente.

Es sólo un ejemplo. Como hablar de las ayudas sociales o de los planteamientos medioambientales. Nos parece fundamental que nos haga caso la Junta en cuestiones como el ruido, que está en su normativa, pero para eso tiene que escucharnos.