ANA RUIZ OSUNA. ARQUEÓLOGA

"Con el material que hay en el Silo se podrían montar perfectamente otros tres museos"

Ana Ruiz Osuna posa para Córdoba Hoy
photo_camera Ana Ruiz Osuna posa para Córdoba Hoy

La profesora Ana Ruiz Osuna es una experta en los ritos y monumentos funerarios del mundo romano. No se trata de ubicarla en ningún ránking de peritaje para afirmar si es 'una de las principales' o 'la que más puesta está'. Pero sí se puede decir sin temor a equivocarse que sabe muchísimo al respecto, que disfruta con su trabajo y que se nota al transmitir su pasión a los profanos de a pie para que empecemos a amar el mundo romano, que en Córdoba es primordial.

Tiene a sus espaldas una cantidad ingente de trabajos publicados, en solitario o compartidos, es Premio de Investigación 'Leocadio Martín Mingorance' de Humanidades (2013) por la Universidad de Córdoba (UCO), miembro del Grupo de Investigación Sísifo y una de las creadoras, junto con el profesor Desiderio Vaquerizo, del colectivo Arqueología Somos Todos, quizá uno de los proyectos que más le gusta de su carrera, y acaba de publicar 'Morir en Hispania', donde plasma los resultados de las últimas investigaciones sobre el mundo funerario de Roma, "que nos dice mucho sobre los vivos de aquella época", y que parte de cuyos interesantísimos resultados se desvelan en esta entrevista.

Escuchándola hablar uno se pregunta por qué hablar de Córdoba es limitarse a la Mezquita y al mundo califal cuando mucho antes fue Cordvba; una de las principales ciudades de la República y del Imperio, que no rivalizaba con la capital, porque es imposible, pero sí se podría decir de ella que fue la Roma de Hispania, con un peso importantísimo a todos los niveles y que reivindica cada vez más su protagonismo tanto entre los cordobeses y cordobesas como entre los turistas y visitantes foráneos.

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El cordobés medio se merece tener cierto conocimiento de lo que era Cordvba de verdad y deje de ver sólo la Qurtuba califal.

Es que una no pudo existir sin la otra. Y eso es algo que debiéramos ya interiorizar.

Por tanto, es el momento idóneo de reivindicar lo que es la parte romana de Córdoba, que por desgracia a la vista no es que haya mucho, pero debajo tiene que haber de todo, ¿verdad?

Claro. Córdoba es una ciudad con una historia inmensa. Hace poco leía que fue una de las ciudades más habitadas a lo largo de la historia. Eso, por un lado, nos da esa personalidad nuestra y nos ha dejado en herencia este tesoro que tenemos, pero, por otro lado, juega en nuestra contra, porque es tal cantidad de patrimonio arqueológio el que una ciudad como Córdoba tiene que manejar que, incluso, esto ha creado algún conflicto. Los más duros, que fueron los de enfrentarse a nivel de administraciones y de la ciudadanía en general contra el patrimonio arqueológico, han quedado atrás. Y en estos últimos años se nota que el cordobés de a pie quiere saber de su historia y demanda ese conocimiento que durante mucho tiempo no se le ha ido proporcionando de la manera más adecuada.

Creo que los tiempos han ido cambiando pero tenemos aún mucho que hacer.

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¿Qué es lo que faltaría por descubrir?

No es tanto eso, porque si la pregunta se centra en Cordvba, podemos decir que tenemos de la ciudad romana el callejero ya casi hecho. Las últimas investigaciones que han derivado de la Universidad a día de hoy han dejado el reflejo casi de un conocimiento completo. Siempre puede haber nuevas sorpresas o dudas que nos quedan por resolver, pero tenemos un conocimiento bastante exhaustivo, sobre todo de la arquitectura y las infraestructuras públicas. Hoy tenemos muy claro el recorrido de la Muralla romana, las principales vías de comunicación, cómo se configuraban los foros, los edificios de espectáculos como el anfiteatro, el circo, el teatro, los grandes acueductos... Todo eso lo tenemos más o menos bastante controlado.

Quedan todavía pequeñas parcelas de la ciudad a las que a veces es difícil acceder. sobre todo en el Casco Histórico, donde es muy complicado plantear excavaciones a tan alto nivel. A día de hoy se están recuperando esas antiguas excavaciones que hizo Félix Hernández en el Patio de Los Naranjos y lo que estamos haciendo desde nuestro grupo de investigación, que los profesores Alberto León y José Antonio Garriguet llevan ese proyecto, se está retomando esos trabajos para intentar resolver dudas de cómo se configuraba toda esa zona antes de la construcción de la Mezquita. Cómo era ese supuesto conjunto episcopal. Eso sí son todavía dudas que nos quedan. O la tan desgraciada Cercadilla, que hace poco cumplió 40 años de ese gran desastre que se conoció a nivel internacional sobre la destrucción del 80% de ese yacimiento y eso nos ha limitado mucho a la hora de poder configurar un conocimiento más profundo de ese edificio que más allá del título de Palacio de Maximiano Hercúleo, yo creo que cumplió con otras muchas funciones, pero para eso sí necesitamos seguir excavando.

¿Qué otras funciones, por ejemplo, sospechan que pudo haber en Cercadilla?

Hay muchas teorías acerca de ese conjunto arquitectónico. Desde que pudo ser un complejo episcopal hasta que pudo ser simplemente la casa o villa de lujo de un potentando de la ciudad. Existen también algunos paralelos con el resto de Europa que podrían avalar esa teoría o también el Palacio del gobernador de la Diócesis Hispaniarum, que era lo que en época bajoimperial dominaba la administración de esta parte de Hispania.

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Son muchas teorías que necesitarían de trabajos más a fondo para poder afinarlas. El problema es que contando con tan poca porción de yacimiento que dejaron eso siempre nos van a cercenar mucho esas conclusiones.

Me recuerda un poco a lo que ha pasado en Almedinilla. ¿Lo ha seguido?

He visto por redes sociales que se ha producido un destrozo y que incluso parece que ha sido intencionado. El Ayuntamiento y el arqueólogo municipal estaban haciendo un trabajo de catalogación por toda la zona y se sabía que allí había un yacimiento importante, y ya no sé en qué términos ni cómo se ha producido el destrozo cuando pasó una máquina para hacer labores agrícolas. Está en manos de la Junta, es lo único que sé, y se está haciendo una inspección, pero parece que el daño ha sido bastante grave.

¿Córdvba llegó a tener escuela de gladiadores como se ha indicado?

Sí. Parece ser que aquí debió existir una. Cómo no pensar en algo así si tenemos uno de los anfiteatros más grandes de toda Hispania. Ahí está, hoy en día durmiendo el sueño de los justos en el Rectorado de la UCO y es, de hecho, otra de las cosas que nos quedan por hacer: Poner en valor los restos del anfiteatro. Es muy necesario.

Pero volviendo al tema de la escuela de gladiadores, es una teoría basada en que durante muchos años en el entorno del anfiteatro, lo que hoy es Ciudad Jardín y la calle Antonio Maura, aparecían muchísimas inscripciones funerarias relacionadas con gladiadores. De hecho, tenemos la colección de inscripciones funerarias de gladiadores más numerosa después de la propia Roma, de la capital del Imperio. Son una veintena de inscripciones depositadas todas en el Museo Arqueológico, algunas de ellas expuestas en sala. Y entre ellas se mencionaba a un doctor retiarorum, es decir un profesor de los retiarios, uno de los tipos de gladiadores, el que lleva la red y el tridente, muy asimilado por todos gracias al cine hollywoodiense que nos lo ha transmitido. Había muchísimas otras tipologías de gladiador, pero tal vez ésa sea una de las más conocidas.

"Tenemos la colección de inscripciones funerarias de gladiadores más numerosa después de la propia Roma, la capital del Imperio"

Al existir un profesor debe significar que hay una escuela de gladiadores. ¿Dónde estuvo? Eso ya no lo sabemos. Es posible que estuviera en las cercanías del anfiteatro, donde han ido apareciendo todas esas inscripciones funerarias. Es posible que estas inscripciones formaran parte de algún colegio funerario al que los gladiadores se acogían para en el momento de su final poder contar con los rituales funerarios adecuados. Nos lo insinúa el hecho de que aparezcan todas en el entorno de la calle Antonio Maura y Ciudad Jardín, cerca del edificio en el que trabajaban y en el que entrenaban y morían en algunas ocasiones.

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No siempre los combates eran a muerte. En eso también ha influido mucho el cine. La mayoría no eran a sangre, porque adiestrar a un gladiador era costoso y suponía un auténtico desperdicio que murieran en combate. En muy pocas ocasiones eran a muerte.

Si de verdad hubiera una escuela de gladiadores, ¿no indicaría eso la importancia enorme de Córdoba en su época?

Por supuesto. Las escuelas podían ser de dos tipos: Privadas, que organizaban los lanistas para entrenarlos y negociar y vivir de eso. Luego estaban las escuelas públicas. En Roma sabemos de la existencia de varias de esas escuelas, que estaban sufragadas por el Estado. Que sepamos, en Hispania no tenemos ninguna referencia, salvo este pequeño dato de Córdoba. Eso indica que, al menos, en Cordvba hubo una fuerte tendencia hacia una escuela de gladiadores bastante potente.

Entrando de lleno en su campo, ¿los romanos no tenían un concepto de cementerio como tal? Quiero decir un sitio donde todos fueran allí enterrados. Es que da la sensación de que son más bien tumbas dispersas.

Su concepto era completamente distinto al nuestro. Nosotros hoy estamos acostumbrados a acudir a ver a nuestros antepasados a un recinto cerrado y con horario al que vamos en determinadas fechas al año. Pero para los romanos el mundo de la muerte y el de los vivos estaban completamente imbricados. Por eso ellos colocaban sus tumbas a lo largo de los caminos de entrada y salida de la ciudad, por donde transitarían miles de personas a la semana. Era una manera suya de conservar la memoria de esa persona, porque las tumbas venían identificadas con una inscripción, normalmente en piedra, y el hecho de que cualquier persona pasara por delante y leyera tu nombre era una manera de mantenerte vivo y mantener el recuerdo de esa persona. Para los romanos no había mayor miedo que caer en el olvido. Era algo terrorífico. Y con las tumbas se alcanzaba una cierta inmortalidad.

"Para los romanos no había mayor miedo que caer en el olvido. Era algo terrorífico. Y con las tumbas se alcanzaba una cierta inmortalidad" 

Además, como era un pueblo tan práctico utilizaron sus tumbas en esos espacios públicos tan transitados para exponer su estatus social y económico. El que tenía medios se hacía una gran tumba monumental, de varios pisos y ricamente decorada, mientras que los simples mortales, que se tenían que conformar con un hoyito en tierra, normalmente acababan en espacios detrás de esos grandes monumentos funerarios. Por eso, las vías de comunicación se transformaban en auténticas vías funerarias jalonadas de grandes monumentos funerarios como los que tenemos en Puerta de Gallegos, que iniciarían el recorrido de la vía Cordvba-Hispalis y que conectaba Córdoba con Sevilla.

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¿Ese monumento cordobés al que ha aludido es el común para una tumba romana?

No. Es una tipología muy concreta y bastante excepcional. Es un túmulo, que es una montañita de tierra, que se conoce desde la Prehistoria, pero los romanos le añaden un cuerpo arquitectónico y la montaña de tierra la elevan a lo alto del monumento. Se crea una especie de torreón, que tiene más una imagen casi defensiva que de monumento funerario. Ese modelo lo retomaron de los etruscos, a los que admiraron y copiaron mucho, y el propio emperador Augusto escogió ese tipo de monumento para su mausoleo en el Campo de Marte, en Roma.

¿El cuerpo del difunto se sitúa en la parte alta, entonces?

No. El cuerpo está en una cámara interior. Pero la montaña de tierra la suben a lo más alto y ahí crecía vegetación. Debemos imaginar el monumento con arboleda y arbustos arriba.

Un jardín, entonces.

Sí. Una especie de jardín funerario. Era volver literalmente a la tierra.

¿Todo esto de lo que estamos hablando lo incluye en su último libro 'Morir en Hispania'?

No. 'Morir en Hispania' es una monografía muy concreta que trata de actualizar investigaciones recientes sobre el mundo funerario en Hispania. Piensa que en Córdoba, gracias a los proyectos que lideró en su momento el profesor Desiderio Vaquerizo, nos convertimos casi en un epicentro de la arqueología funeraria de época romana. A lo largo de todos estos años se han ido publicando muchas monografías y artículos que detallan ese mundo funerario y la arquitectura de Córdoba. Eso sí lo tengo yo publicado en otros libros fruto de mi tesina y de mi tesis doctoral. Pero este libro último ha tratado de actualizar el tema y retomar investigaciones y hallazgos recientes que se hacen en todo el país. Se ha dividido en las tres provincias: Bética, Lusitania y la Tarraconensis y los principales especialistas del mundo funerario romano de cada una de estas regiones son los que han participado en esta monografía. Es una obra coordinada por mí, pero participan casi 25 investigadores.

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Pero usted incluye dentro cinco trabajos de Córdoba propiamente dicha, ¿no?

Sí. Esa estela que dejó el profesor Vaquerizo, y en la que él mismo sigue trabajando, creó aquí una gran escuela y la verdad es que también ha influido el hallazgo reciente de una necrópolis romana en los Llanos del Pretorio, en el solar donde Neinor hizo su edificio. Allí apareció una necrópolis espectacular, no tanto por la monumentalidad de los restos, porque era bastante modesta y bastante arrasada por distintas riadas de algún arroyo cercano, pero sí por la conservación. Y la unión de los arqueólogos que excavaron aquello junto con la UCO y otros especialistas ha permitido un estudio pormenorizado como nunca se había hecho antes en Córdoba. Con estudios antropológicos de cremaciones, que no se había hecho nunca, porque hasta hace poco se pensaba que de las cremaciones no se podía sacar información antropológica, perto la ciencia avanza y son muchos los especialistas que trabajan en esta materia.

Así, hemos podido hacer el primer estudio de cremaciones en Córdoba.

¿Y qué ha salido de ahí?

Muchísima información. Tenemos una vía funeraria con unos 15 recintos, que eran como unas parcelaciones a cielo abierto. En el interior de cada uno de estos recintos han aparecido distintos enterramientos, todos de cremación, salvo algunas inhumaciones infantiles. A los niños no se les quemaba, sino que se les enterraba con el cuerpo completo.

Hemos encontrado también los quemaderos donde se llevaron a cabo las piras funerarias dentro de cada uno de los recintos. Es decir que eran piras particulares y privadas y se usaban según las necesidades.

Pero se ha construido encima. ¿Qué ha pasado con todo eso?

Bueno, los restos estaban muy arrasados. No era una necrópolis monumental. Hablamos de pequeños tipos de piedra que iban marcando un poco las parcelaciones y lo verdaderamente interesante eran las urnas funerarias con los ajuares que los acompañaban. Todo eso se excavó siguiendo una meticulosa metodología y se depositó en el Arqueológico después de los estudios en laboratorio. Son unos 60 enterramientos y entre ellos destaca la presencia de un tipo funerario con una inscripción in situ que identificaba a la difunta que estaba debajo. Es la primera vez que tenemos en Córdoba la identificación concreta de esa difunta de nombre Bassa.

"Es la primera vez que tenemos en Córdoba la identificación concreta de una mujer difunta de nombre Bassa"

¿Por qué es tan llamativo? ¿En otros casos no es in situ?

Normalmente la inscripciones se pierden con el tiempo y lo que encontramos son los enterramientos anónimos. A ella sí la hemos podido identificar con su nombre y el de su marido, que fue al que dedicó ese monumento. Ha sido un dato importante. También relacionado con rituales funerarios hemos localizado varias tablillas de maldición. Los cementerios eran lugares muy propicios para el trabajo de hechiceros, brujas, y se utilizaban las tumbas como modo de conexión con el más allá. Normalmente son tablillas que se inscriben en pequeñas placas reutilizadas de plomo y normalmente se escriben con una grafía muy particular, de corte mágico, de derecha a izquierda y en este caso la mayoría eran maldiciones de tema judicial para que determinadas personas no hablaran en el jucicio pendiente.

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¡Vaya! Estamos en las mismas de lo que ocurre en la actualidad.

Claro. Queda todavía mucho por descubrir y conocer. Había también sacrificios de perros.

¿Con qué fin se hacían?

Son cánidos enterrados junto a su dueño, en señal de sacrificio para que lo acompañe en la otra vida. Es algo que se ha llevado a cabo en otras culturas.También tenemos un caso muy curioso publicado por algunos compañeros especialistas en el tema de una perra pequeñita muy parecida a los perros de compañía y de lujo tipo pomerania, que tenemos hoy en día y que ya existían en época romana, que estaba enterrada dentro de una urna de cerámica. Algo muy extraño. A los animales no se les suele dotar de un contenedor funerario y se los entierra directamente en el suelo. Ésta estaba en una urna y además el estudio zooarqueológico permitió determinar que había sido degollada y que estaba preñada. Probablemente está relacionado con algún tipo de rito a la diosa Tierra.

¿Qué gente era?

Por lo que hemos podido documentar eran gente modesta. Era una necrópolis sencillita, sin grandes ajuares ni grandes monumentos funerarios. Eran personas de un nivel social medio.

Eso sí se parece más al concepto de cementerio actual.

Bueno, en el sentido de que hoy también en los cementerios tenemos distribuidas unas determinadas zonas. Cuando entras en un cementerio lo primero que hay son los grandes mausoleos de las familias más adineradas. Es lo mismo que se encontraría un romano al llegar a una ciudad, y ya en las partes traseras de esos monumentos, en lugares más secundarios, los de la gente de clase social media. Como ahora, donde la mayoría nos tenemos que conformar con un nicho de la zona secundaria.

"Los cementerios eran lugares muy propicios para el trabajo de hechiceros, brujas, y se utilizaban las tumbas como modo de conexión con el más allá"

Una de las cuestiones que se puede preguntar la gente es que si los nativos túrdulos vivían en una zona alta conociendo las crecidas del Guadalquivir, ¿por qué los romanos optaron por estar junto a la cuenca, pese a saber que provocaba inundaciones y crecidas?

En realidad, el primer campamento romano se ubica en el entorno de Las Tendillas. Es una zona que está elevada con respecto al río. Desde Las Tendillas siempre tenemos que bajar hacia la cota en la que está el Guadalquivir. Ese campamento pasó a convertirse en la ciudad republicana. La primera ciudad ya con nombre de Cordvba. Fue ya en época augustea cuando la ciudad necesita aumentar de alguna manera el espacio y se amplía el recinto amurallado hacia el río. Pero en un primer momento ya estaban en una especie de altozano bastante protegido de esas arroyadas.

Pero tuvieron que sufrirlas, como de hecho las hemos exprimentado hoy en día.

Fíjate que en algunos sitios donde lo hemos documentado, de hecho, ha sido en espacios funerarios. Cuando se hizo la obra para el colector de la Avenida del Corregidor, cerca ya del Puente de San Rafael, ahí apareció una necrópolis romana en la que se documentaron hasta cuatro fases en las que el río Guadalquivir se había desbordado y había cubierto por completo la necrópolis. ¿Qué hicieron? Volver a construir encima. Ese proceso lo tenemos también documentado en los monumentos de Puerta Gallegos; en este caso no del Guadalquivir, sino del arroyo del Moro, que entonces pasaba por la que hoy es la Avenida de La Victoria y que llegó a servir incluso de foso para la parte occidental de la muralla. Ese arroyo en su origen pasaba por ahí y con el tiempo se ha ido desplazando hacia donde hoy está canalizado. En origen nacía en la Sierra y desembocaba en el Guadalquivir y también se desbordó en más de una ocasión y cubría con lodo y con arena los restos de la necrópolis, pero volvían a construir encima.

No les importaba mucho tampoco.

Se creaba una especie de nivel de superficie y ganaban terreno. Les venía hasta bien y todo. Las necrópolis eran espacios muy demandados. Hay que imaginarse una ciudad tan poblada como debió ser Córdoba ya como capital de Bética, que debía tener una superpoblación, no al nivel de Roma, evidentemente. Estamos hablando de una capital de provincia, pero nada desdeñable. Y eso lo sabemos también a través del mundo funerario. Y es que esas parcelas que dividen los espacios funerarios eran muy pequeñas, y eso nos indica que había falta de suelo para poder dar espacio a todos los enterramientos.

Las dimensiones de los recintos funerarios en Córdoba son de unos 3,5 metros por 3,5 metros. Unos lotes casi iguales unos y otros. Y Roma es la que muestra también recintos de este tamaño. En el resto de ciudades, como Écija, que fue también capital del conventus Astigitano, los recintos son más grandes, porque no tendrían tanto problema. Del mundo funerario, como ves, podemos extraer muchísima información de los vivos de esa época.

¿Cuánta gente se calcula que podría estar viviendo en Cordvuba en su momento de apogeo?

Es muy difícil suponerlo. Pero si tenemos un anfiteatro en el que se ha calculado que podían caber hasta 50.000 espectadores, más o menos ésa podría ser la población. Hay que tener en cuenta también que ese anfiteatro al ser el de la capital de la Bética servía para que los días de fiesta y de juegos acudiera gente de muchas otras partes de la provincia. Podríamos quedarnos igualmente con la capacidad del teatro, que si no me equivoco estaba en torno a unos 30.000. Por tanto, entre 30.000 y 50.000 podría ser la población romana de Córdoba.

"Si tenemos un anfiteatro en el que se ha calculado que podían caber hasta 50.000 espectadores, más o menos ésa podría ser la población de Córdoba"

Es de suponer que habría que añadir esclavos, libertos y demás.

Sí. Pero insisto en que es difícil hacer cálculos al respecto.

Otra de las cuestiones sobre las que se pregunta el personal es ¿qué hay en el Silo? ¿Qué tesoros se ocultan en su interior?

El Silo acoge hoy día el almacén del Museo Arqueológico de Córdoba. Con todo el material que hay allí podríamos tener para montar tres museos más en Córdoba, dedicados tanto a la cultura romana como a la islámica. El problema de nuestro Museo Arqueológico, que creo que es uno de los más importantes del país por tener una colección de materiales de altísimo nivel, es que no cuenta con un Museo Nacional como sí cuenta Mérida, con su Museo Nacional de Arte Romano, o Tarragona, que también cuenta con un Museo Nacional.

¿Córdoba estaría capacitada para tener su propio Museo Nacional?

Perfectamente. A través de todos estos años han ido apareciendo gran cantidad de materiales con una calidad que en pocas ocasiones tienen parangón. En el Silo hay para montar no sólo un museo de arte romano, sino también de arte islámico, junto con las colecciones que se conservan en Medina Azahara.

Ana Ruiz Osuna posa para Córdoba Hoy

Pero más que de piezas y cantidades me refería a la riqueza de investigación. Han salido cosas muy interesantes como es el caso de un friso que hablaba de a quién estaba dedicado el Templo Romano, es decir a los emperadores deificados de la dinastía Flavia, Vespasiano, Tito y Domiciano. En ese sentido en el Silo debe de haber un sinfín de cuestiones que sacar a la luz.

Hay muchísimo, muchísimo por descubrir. Hay que pensar que en las últimas décadas de construcción vertiginosa y de un urbanismo casi fagocitador, se excavaba mucho. En Córdoba había del orden de 100 excavaciones diarias activas. Sobre todo los años 90 del siglo pasado y principios de los 2000 fueron una etapa muy buena para Córdoba como ciudad, pero eso hizo que se excavara mucho y no daba tiempo a investigar, a estudiar y catalogar todo ese material que iba apareciendo al año. Con lo cual, ahora, que ha bajado un poco la actividad constructiva deberíamos retomar esos materiales depositados en el Museo y estudiarlos. Hay mucho trabajo por hacer y seguramente, a través del estudio de esos materiales, podríamos llevarnos muchas sorpresas, contrastar cuestiones aún en duda, refutar otras... El material que hay en los almacenes del Museo es una joya que está por investigar.

"Ahora, que ha bajado un poco la actividad constructora, deberíamos retomar todos esos materiales que aparecieron a finales de los 90' y están depositados en el Museo para estudiarlos"

¿Y qué es lo que lo impide?

La financiación. Nosotros cuando teníamos el máster de Arqueología en la UCO, que era interuniversitario, incitábamos a muchos de nuestros alumnos a elaborar sus trabajos de investigación recurriendo a materiales o a informes que están en las distintas administraciones, en forma de excavación y materiales del Museo, y ellos les iban dando salida. Pero ahora mismo ya no tenemos un máster en Córdoba y cuesta mucho implicar a los alumnos a que hagan una carrera universitaria, porque hoy en día es difícil alentarlos a una carrrera académica con una beca para tesis doctoral.

Los tiempos son inciertos y la investigación siempre sufre mucho en estos momentos tan convulsos y más en ramas en las que supuestamente somos secundarios, porque hay que hacer ahora mismo una vacuna y evidentemente estudiar piedras viejas que están en un museo no va a ser la prioridad. Tenemos que reflexionar un poco sobre eso: ¿Qué tipo de sociedad queremos ser en un futuro? La cultura, al fin y al cabo, también es un elemento importantísimo como identidad, como recurso de futuro. Córdoba vive del turismo; entonces, ¿por qué no ponemos en valor ese patrimonio?

Es una salida práctica, de hecho.

Sí, pero en concreto la investigación necesita de financiación. Nosotros, los profesores de universidad, estamos dedicados a nuestra docencia, a intentar sacar poquito a poco algunos trabajos de investigación como el de 'Morir en Hispania'. Eso lleva un par de años de trabajo sacar un libro de esas características. Acudir a un museo a consultar material es algo muy lento, muy tedioso a veces, y no tenemos recursos humanos ni financiación para llevarlo a cabo. Es algo en lo que tendremos que pensar en un futuro. Cómo ir dándole salida a todo ese conocimiento que ya no es que esté bajo tierra, es que ya se sacó y está almacenado esperando a que alguien pueda estudiarlo.

¿Y un mecenazgo privado?

Pues verás, se ha intentado en ocasiones. Nosotros, de hecho, con Arqueología Somos Todos, que es un proyecto que lleva funcionando desde 2011, hubo un momento en el que abrimos la mano a la ciudadanía para que no fuera sólo un proyecto universitario de investigación y que fuéramos nosotros los que siempre lleváramos la voz cantante. Y entonces conformamos una asociación cultural en la que hemos tenido unos 300 socios. Ellos son los que financiaron el estudio de la necrópolis del Pretorio.

¿Cómo lo hicieron?

A través de sus cuotas anuales que aportan. Quedan unos remanentes y nosotros les proponemos actividades en las que se puede invertir ese dinero. Surgió la oportunidad decirles que teníamos ese estudio único entre manos y les pedimos su apoyo, que dieron de forma unánime y sin dudarlo. Eso nos permitió traernos a especialistas de otras universidades para pagarles el desplazamiento y la pernoctación de los días que estuvieron aquí investigando las tablillas de maldición, las monedas que aparecieron, y al Grupo Paleolab de Valencia que vinieron para llevar a cabo estudios antropológicos; para eso era el dinero. Ellos trabajaron gratis en el colegio, pero por lo menos un mínimo de poder darles un mantenimiento y cubrirles los gastos.

Ese mecenazgo nació de la ciudadanía que fue la primera en entender que debe ser así. Nuestras administraciones tienen que aprender de ellos, de lo que la sociedad empieza a demandar. En este caso la fórmula funciona. Sé que hay muchos proyectos que se montan a través de plataformas de crowdfunding, que están muy de moda, pero claro eso es para proyectos muy pequeñitos y muy concretos. Pero, ¿cómo le pides tú a un mecenazgo que se haga cargo de poner en valor el patrimonio de Córdoba? Eso es algo estructural, y son las administraciones las que tienen que apostar por ello.

Espero equivocarme, pero me ha dado la sensación de que ha hablado en pasado de Arqueología Somos Todos. Eso sigue funcionando, ¿no?

Sigue viva, lo que pasa es que con la pandemia ha quedado muy parada. Nosotros teníamos un contacto muy directo con nuestros socias y hacíamos con ellos muchas visitas guiadas, viajes nacionales e internacionales. Ésa era la fuente de financiación, han parado muchas ayudas, se han paralizado muchos proyectos y estamos ahora en stand-by a la espera que pase la tormenta para resituarnos de nuevo en el panorama y volver a ofrecer nuestros ciclos de conferencias, nuestros talleres didáctivos, nuestros viajes y nuestras visitas. Estamos a la espera para reinventarnos de nuevo.

De todos modos, esos 300 socios continúan activos, ¿no es así?.

De momento sí. Pero ahora no estamos ni cobrando cuotas al no haber actividad. Arqueología Somos Todos ha cumplido una función muy importante en estos 10 años activo como proyecto, porque creo que ha sembrado una semilla muy importante y que poco a poco los cordobeses han ido demandando más información de su patrimonio, más actividades y hoy es el propio Ayuntamiento el que ha asumido gran parte de esos programas culturales como Kalendas o el Museo también ha reactivado mucho en estos últimos años sus programas didácticos, con talleres, pequeñas exposiciones o visitas guiadas. Creo que entre todos estamos haciendo una buena labor, aunque es lenta, porque la educación no conlleva un reflejo inmediato, sino que casi es generacional.

"Arqueología Somos Todos ha sembrado una semilla muy importante que el propio Ayuntamiento ha asumido con el programa Kalendas o el Arqueológico con sus programas didácticos"

Estamos ahí plantando esa semilla que creo que germinará, porque Córdoba se merece mucho más de lo que tiene. No es sólo la cultura islámica, no es sólo ir a ver la Mezquita o Medina Azahara; la Córdoba romana, por supuesto, está ahí, pero no está preparada para el turista. El Templo Romano sigue en obras paradas, los monumentos funerarios están cerrados al público y, de hecho, estoy promoviendo un convenio con el Ayuntamiento, con el Imtur, que espero que salga en los próximos meses para reabrir los monumentos funerarios a través de un programa de prácticas universitarias. Sería con alumnos de Historia del Arte, de Historia, de Gestión Cultural o de Turismo, que van a poder hacer sus prácticas en ese lugar, atendiendo a las visitas durante un par de días abierto a la semana.

Lo que me recuerda que hemos dejado el apartado del anfiteatro romano sin rematar. ¿De qué manera hay que recuperarlo y ponerlo en valor?

Falta el último paso, que era algo que se iba a poner en marcha justo antes de que empezara la crisis de 2007. Esa crisis hizo que el proyecto de puesta en valor que estaba ya en marcha se viniera abajo. Era un convenio firmado entre la UCO, la empresa Prasa, el Cabildo, pero razones de peso tumbaron el convenio y desde entonces estamos esperando a que se pueda volver a retomar de alguna manera.

¿Pero cuál era la idea?

Si es que está prácticamente hecho. La idea era colocar una serie de pasarelas y una serie de paneles y hacerlo visitable y explicable de cara al público. Pero la excavación y lo demás estaba hecho y se trata de dar el último paso. Lo que le falta también al Templo que le falta ya el último paso de su antiguo proyecto de puesta en valor que conforma una especie de pasarela que permite al visitante admirar el Templo desde la altura adecuada, desde lo que era el suelo romano de aquella época.

"La idea para poner en valor el anfietatro era colocar una serie de pasarelas y una serie de paneles y hacerlo visitable y explicable de cara al público, pero la crisis de 2007 lo frenó"

Lo del anfiteatro no me suena a que sea muy caro precisamente.

No debe serlo. Entiendo que si estamos hablando de una serie de pasarelas donde ya no hay una afección al patrimonio, donde no hay que hacer grandes excavaciones ni grandes obras, no debería ser muy caro.

Ana Ruiz Osuna posa para Córdoba Hoy

Lo decía más bien a efectos prácticos para plantearlo de nuevo a quien corresponda y que se cumpla ese pequeño paso que resta.

Claro, pero como la gente ya viene a Córdoba para ver la Mezquita y la Judería, pues es lo que hay. Tal vez la Mezquita sea nuestra gran joya patrimonial, pero al mismo tiempo es la que ha hecho sombra al resto del patrimonio. Tenemos que mirar más allá de eso y crear unas miras mucho más amplias. Descentralizar el turismo del Casco Histórico que en estos últimos años era casi imposible de disfrutar. Ahora que durante la pandemia he tenido que seguir yendo a la Facultad de Filosofía y Letras a dar clases, a veces tenía un huequecito entre clase y clase y me daba un paso por la Judería. Por una parte me daba pena y se me ponían los pelos de punta al ver las calles desiertas en una ciudad fantasmal, pero por otra parte era de agradecer poder pasear por allí sin esa hordas y hordas de turistas sin sentido que han copado ese Casco y que no sé hasta qué punto se van de aquí sabiendo lo que han visto.

Tenemos que crear más recursos culturales para que el que venga de fuera se quede más tiempo y se disperse por otros lugares de la ciudad, como La Axerquía.

En ese punto lo que ha comentado antes resulta muy interesante respecto a crear un Museo Nacional, que no tendría por qué estar en el meollo del Casco, lo cual ya sacaría a la gente de allí, y en segundo lugar se volvería a poner el foco en lo que es la Cordvba...

Que es la gran desconocida y antes de Qurtuba estaba la ciudad romana. Material hay más que de sobra para eso. Es cuestión de que las administraciones apuesten por ello.

"Tal vez la Mezquita sea nuestra gran joya patrimonial, pero al mismo tiempo es la que ha hecho sombra al resto del patrimonio"

Una cosita para terminar la entrevista. Lo que surgió con las obras del Bulevar del Gran Capitán y asombró a propios y extraños antes de volver a quedar bajo tierra, ¿hay forma humana de que eso pueda volver a aflorar?

A mí me pilló muy pequeñita cuando salió aquello. Lo he visto por fotos y un poco lo que me han ido contando algunos de los que lo vinieron. Hay cosas que yo creo que es mejor dejarlas como están. Levantar de nuevo el Bulevar de Gran Capitán para que la única opción sea hacer una cripta visitable como existen en otras ciudades europeas no lo veo. Teniendo todo lo que tenemos ya fuera y que está esperando a ser puesta en valor, eso todavía puede seguir ahí. En arqueología tenemos un dicho: Lo que está conservado bajo tierra eso no se pierde ni se va a estropear y va a durar mucho más tiempo. El problema es cuando sacas el patrimonio fuera.

Si no hay un proyecto global de ciudad que permita saber qué hacer con eso no merece la pena. Así tenemos el Templo como lo tenemos; los monumentos funerarios, que sí se hizo el proyecto de hacerlos visitables, pero que están cerrados al público; el anfiteatro, una villa romana que existe en la barrio de Santa Rosa, Cercadilla igual de cerrada al público desde hace décadas... Son muchas cosas que están ya y no terminan de dar el paso, con lo cual para qué sacar más cosas nuevas sin haber resuelto antes las pendientes. Sacar fantasmas del pasado ahora no es el momento; tal vez en un futuro con generaciones mucho más inteligentes y preparadas puedan hacer algo mejor y más adecuado.

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