RAFAEL TAMAJÓN, BIÓLOGO Y MÚSICO

"Mi infancia coincide con la emisión de El Hombre y la Tierra; y claro, nos marcó"

Ángel Lora, ingeniero agrónomo 4
photo_camera El biólogo Rafael Tamajón

¿Sabía que en su barrio puede crecer un árbol especialmente singular? ¿Que hay una nueva especie de araña descubierta en Córdoba? ¿Que los líquenes tienen diseños fabulosos? La fascinación por lo que le rodea es el impulso que mueve al biólogo Rafael Tamajón, uno de los pioneros cartógrafos de vegetación, recopilador de árboles singulares o realizador de censos de aves en la ciudad. Divulgador y estudioso, tratar de su trayectoria supone dejarse obligadamente el 90% de lo que hace en el tintero. Para próximas ocasiones. Músico también y habitual de las sesiones de micros abiertos de la ciudad, descubrió como tantos niños un mundo nuevo al fijarse en los bichos que vivían en su calle y ver los programas de Félix Rodríguez de la Fuente.

¿De qué barrio es?

 De aquí de Levante [la entrevista se realiza cerca de la Bibliteca Central, en el Marrubial].

¿Como empezó a aficionarse a animales y plantas?

Tengo recuerdos de salir del colegio y que el recreo fuese en los descampados. Y comíamos los panecillos, que son los frutos de las malvas, jugábamos con los relojillos y las cebadillas, esas espigas que nos tirábamos. En esta parte estábamos justo en las afueras. Era un barrio periférico en su momento. Y teníamos el campo al lado.

¿Y qué le llamaba la atención como niño?

En el propio callejón donde vivía ya me llamaba la atención que había varias especies de hormigas, escarabajos, una especie de chinche, que es la chinche de las malvas...había lagartijas, los aviones que criaban en los aleros...

Y supongo por su edad [el entrevistado nació en 1967] que sería importante la figura de Félix Rodríguez de la Fuente.

Mi infancia coincide con la emisión de “El hombre y la tierra”. Y claro, nos marcó. Más tarde, ya en bachillerato, empecé a salir con un amigo a observar la naturaleza, por la zona del arroyo Pedroche y las canteras de Asland. Allí nos fijábamos sobre todo en mariposas, arañas, libélulas. Mi amigo se compró algunas de las primeras guías de mariposas. También empecé a salir solo.

Rafael Tamajón

¿Cómo eran esas salidas al campo entonces?

Disfrutaba un montón. No llevaba cámara. Y lógicamente no había móviles. Llevaba un cuaderno de campo y dibujaba [Rafael Tamajón nos enseña su primer cuaderno de campo, que aún conserva, una pequeña libretita. En la primera página ya aparece una araña, lo que sería más tarde una de sus especialidades].

En ese periodo de formación adolescente, ¿en qué animales se centraba?

En los escarabajos y las arañas. En general los invertebrados.

Se decantó por la biología.

Hice biología entre el 85 y el 90 y entonces había tres especialidades. Fundamental, zoología y botánica. Tenías que escoger obligatoriamente una y elegí zoología pero sabiendo que tenía también mucho interés en las plantas. Pero todo dio un giro casualmente por una huelga. Hacia un campo que no había tocado: la ornitología. Estaba en cuarto y había entonces una huelga de estudiantes. Como nos encerrábamos en el Rectorado pasaba por San Andrés. Y miraba para el cielo y veía unas rapaces que entonces ni conocía. Luego supe que eran cernícalos primilla. Y me puse a hacer un censo de cernícalos primilla en la ciudad de Córdoba. Justo ahí me metí en un grupo de defensa de las aves llamado Godesa. Pero en el 92 me lancé a la botánica porque me enteré de que necesitaban a un becario en el departamento de botánica para hacer una cartografía y estudio de la flora del Parque de Hornachuelos. Ahí estuve varios años encadenando trabajos de cartografía de la vegetación que encargaba la Junta de Andalucía.

¿Cómo se hacían aquellos trabajos?

Entonces se usaba lo que era una nueva tecnología: usar fotografías aéreas en infrarrojo a falso color. Sobre esa, con acetato, delimitábamos con rotulador indeleble una serie de polígonos donde se veía distinto tipo de vegetación que luego teníamos que visitar para aportar información que se volcaba en el ordenador.

Uno de los trabajos más interesantes es la guía de árboles singulares de Córdoba, que luego tuvo una ampliación a Andalucía. Ambas están sólo en papel y son inencontrables casi. ¿Cómo empieza aquella aventura que tuvo entonces bastante eco? [reportaje especial en El País del año 2003, entonces el diario más vendido de España con mucha diferencia]

A la Diputación se le ocurre hacer un inventario de árboles singulares y me llaman. Estaba yo solo. La guía era para toda la provincia. Ciudades y monte. Y un año de plazo.

Pero a ver todo el monte...

Todo. Más de 70 términos municipales.

Y usted solo.

Pronto tuve una serie de colaboradores...porque resulta que yo no tenía carné de conducir, un detalle importante que desconocían al ofrecerme el trabajo [ríe]. Pero me dije, mira yo tengo este dinero y lo comparto con alguien

Se buscó un chófer

No, no... no solamente [ríe]. Normalmente eran colegas que no sólo conducían. También me ayudaban en las mediciones de los ejemplares y otras labores.

Tiene usted 70 términos municipales por delante. Y ahora qué.

Pues me dije: primero la ciudad. Pero tuvimos un gran apoyo. La Diputación sacó una campaña que se llamaba “Cuéntame tu vida, tronco”, para que la gente que supiera que en su municipio había algún árbol singular nos lo comunicara. Además tuvimos la ayuda de asociaciones de algunos pueblos que nos facilitaban información.

Ángel Lora, ingeniero agrónomo 4

¿Por qué un árbol se consideraba singular?

Por las dimensiones, ya fuera el tronco muy grueso o por su altura o por su copa. También por su edad o porque tuviera algún valor histórico o cultural. O por dónde estuviese situado. Los factores fundamentales eran la morfología y la edad.

¿Qué le sorprendió de aquel estudio?

Me sorprendió la cantidad de ejemplares que había. Y su variedad.

Resulta curioso. ¿Es posible tanta arboleda singular en una ciudad como Córdoba?

Córdoba cuenta con varios jardines históricos. Tenemos esa suerte. También en Cabra por ejemplo. Y esos jardines tienen una selección amplia desde el siglo XIX. Y es más fácil conservarlos y cuidarlos. En comparación el arbolado urbano es más difícil que prospere mucho tiempo por las obras o protestas de los vecinos.

¿En ese sentido hay algún árbol de los singulares fuera de los jardines históricos que corra peligro?

Por ejemplo el fresno de la iglesia de Santa Marina. No apareció en la guía, lo descubrí después. Los vecinos querían cortarlo. Decían que ya estaba seco. Y que podía ser un peligro por el desprendimiento de ramas. Sin embargo no tenía apenas copa. Y muchas veces es cuestión de conocimiento e información. Los vecinos no sabían que era un árbol singular. El hecho de saberlo y que se podía sanear alguna rama problemática cambió su percepción. Otro es un olmo común en la fachada del cuartel de Lepanto [reportaje sobre el olmo en Córdoba Hoy]. Son pocos los árboles singulares que están fuera de los jardines. Y van a ir desapareciendo. El olmo en concreto por sus dimensiones y edad va a ser muy difícil de trasplantar. A lo mejor lo intentan como se hace a veces con determinados olivos centenarios.

Rafael Tamajón

¿No habría que hacer algo para destacar estos árboles?

No está puesto en valor ahora mismo. Me llama mucho la atención que desde el Ayuntamiento ni se hayan señalado al menos lo más importantes. Esto sí se ha hecho por ejemplo en Posadas.

¿Tiene algún árbol singular favorito?

Varios. Descubierto recientemente por mí, porque en el momento en el que hice el catálogo no estaba abierto al público, la monumental jacarandá de los jardines de Orive. También el el mismo jardín me parece muy llamativo por su floración el ceibo o árbol del coral.

Las guías de árboles singulares sólo están en papel y resulta imposible encontrarlas salvo en alguna biblioteca quizá.

Es una pena. Se podía hacer algo ya adaptado a los tiempos e interactivo. Con mapas y fichas. Y aplicaciones con rutas.

Es usted miembro de varias asociaciones como El Bosque Animado. ¿Que labor realiza?

Se puede aprender mucho con elementos que tienes a tu lado. Por ejemplo hacemos rutas de un par de horas para la observación de líquenes o hepáticas. Son elementos  botánicos que pasan desapercibidos y están ahí. Son interesantísimos por su ciclo vital, ya que alternan reproducción sexual y por esporas. Y si los miras con lupa de pronto algo insignificante se convierte en una maravilla por sus diseños estructurales. Eso sí, a veces para disfrutarlo tienes que arrastrarte un poco por el suelo e hincar ahí la nariz en el empredrado o en  un tronco [ríe].

¿Percibe menos vida animal en la ciudad con respecto a su niñez o juventud?

Sí, desde luego. Hay menos solares y descampados en la ciudad. Y en cultivos pero también en jardines se utilizan o se han utilizado herbicidas. Pero en cualquier caso las razones son difíciles de determinar y es algo que requiere de estudios serios.

También es miembro y preside el Grupo Ibérico de Aracnología. Las arañas producen una gran repulsión en general.

Hay que decirle a la gente que no se preocupe. Estamos en España, no en Australia [ríe]. Además se crean alarmas innecesarias. Por ejemplo cuando llega el verano con la araña violinista. Hay diversos tipos de arañas violinistas. Las de Estados Unidos o Sudamérica si pueden producir a veces la muerte o necrosis importantes. La violinista de España suele estar en las casas, muy escondida, y su picadura sólo reviste importancia si hay complicaciones añadidas. Pero como se parecen la gente entra en páginas, los medios difunden errores...y se crean alarmas. Hace años en Dos Hermanas. Y hace poco en un pueblo de Alicante. Y curiosamente nadie contacta nunca con los expertos para informarse.

En Andalucía tradicionalmente se dejaba campar a las salamanquesas por las casas, para que en verano se coman los insectos, no sé si con las arañas se debe hacer lo mismo debido al rechazo que despiertan.

Las arañas dentro de las casas también se alimentan de insectos. Entiendo que si hay niños no se quieran tener y si se puede se cojan y se saquen al exterior con vida. O incluso que nos traigan los ejemplares a los expertos, para que los estudiemos. Pero en España no hay problemas de picaduras.

¿No hay arañas peligrosas en España?

Tenemos dos especies de viudas negras. Pero pasa lo mismo, nada tienen que ver con las australianas o africanas o americanas. De hecho a las españolas no las consideraría peligrosas realmente. En España hay unas 1.300 especies de arañas. La mayoría son de pequeño tamaño. Ese tamaño hace que los quelíceros, los órganos con los que inoculan el veneno, ni siquiera puedan perforar nuestra piel. No podemos achacarle a las arañas las picaduras, eso de “he ido al campo y fíjate cómo me ha puesto una araña...”. Casi siempre habrá sido otro insecto: chinches, mosquitos, pulgas...Pero las arañas se llevan la mala fama. Sólo pueden causar algún tipo de problemas las arañas de gran tamaño, como la tarántula mediterránea. Pero si la manipulas, si la coges...porque además la mayoría de las arañas no son agresivas. Si te acercas salen huyendo. Volvemos a la violinista, a la que me gusta llamar araña parda del rincón. Para que te pique tiene que ser un accidente. Por ejemplo que casualmente esté en la ropa y al ponértela te pique al sentirse amenazada.

1.300 especies sólo en España.

El mundo de las arañas es un mundo poco estudiado. En un par de años se han descubierto 50 especies. Hace pocos años encontré una nueva especie en las Quemadillas, en el río Guadalquivir. La encontró simultáneamente un colega en Murcia. Está aquí en Córdoba... y no se conocía para la ciencia. Es la araña de los tarajes o afraflacilla tarajalis. Es pariente de la afraflacilla tamaricis, que se da en Marruecos. La de Marruecos no vive aquí pero luego comprobamos que la de España sí se da también en Marruecos.

¿Cómo descubrió a esta araña medio cordobesa?

Pues yo estaba vareando para recoger ejemplares. Das con una vara a un árbol y abajo pones un paraguas abierto para recoger lo que caiga. Al estudiar unos ejemplares en casa vi que no encajaban con ninguna de las especies conocidas. Junto a mi colega la describimos en una revista científica para dar validez al descubrimiento. Esta araña es saltadora y vive en los tarajales, un tipo de arbusto que hay en ríos y lagunas.

Ángel Lora, ingeniero agrónomo 7

Al margen de la naturaleza es usted un habitual de conciertos como solista y de las sesiones de micros abiertos.

Cuando estaba en la universidad había estudiantes de ambientales que tenían un grupo, “Hábitat” , y ahí hice algún pinito. Ya estaba aprendiendo a tocar la guitarra desde 1986. A finales de los noventa una serie de viaje a Irlanda me hicieron interesarme por su música y ahí me animé más. Anteriormente estuve un tiempo de guitarrista en el grupo “República líquida”. Di mi primer concierto en solitario en la desaparecida taberna la Espiga, en el 2004.

¿Canciones propias o de otros?

Normalmente hago versiones. Tengo un esbozo de algunas canciones propias...pero no termino de ponerles la letra [ríe]. Los micros  abiertos dan la oportunidad de coger tablas, probar cosas. Te mantienen en activo.

Nota de la redacción: Entre otras muchas cosas, Rafael Tamajón también ha realizado censos de salamandras de la Cuesta de la Traición en Córdoba, un catálogo provisional de árboles singulares de Huelva capital, catálogo de flora urbana espontánea de Huelva capital,  estudio de la comunidad de Odonatos (libélulas y caballitos del Diablo) de los estanques del Parque de Zafra, en Huelva capital (presentado como póster en el II Simposio Ibérico de Odonatología, en Lugo, 2018), censos de salamanquesas en el casco histórico de Córdoba o una guía de flora del Río Guadalquivir todavía inédita.

Actualmente está terminando, junto a Blanca Rodríguez y Sara Parras un proyecto de catalogación de la flora urbana espontánea (no cultivada, silvestre o escapada) de la ciudad de Córdoba, con la idea de seleccionar posteriormente unas 100 especies para elaborar una guía de bolsillo.

Más en Gente