ENTREVISTA PACO ACEDO, AVENTURERO CORDOBÉS

"En el fondo soy un tío normal al que le gusta viajar, tener experiencias chulas y conocer culturas nuevas"

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photo_camera El aventurero cordobés, Paco Acedo en el barrio de Santa Marina

A pesar de haber surcado las profundidades de los océanos más fríos del mundo o haber caminado en solitario por el hielo consiguiendo retos nunca antes logrados Paco Acedo (Córdoba, 1976) no se considera un aventurero al uso. Entre sus logros se cuentan el haber  completado  la primera vuelta al mundo submarina (que lo llevó hasta la Antártida);  cruzar el mar Báltico esquiando y buceando o mostrar la realidad de los últimos pobladores del Ártico ante el deshielo y el calentamiento global.

Según cuenta, este cordobés apasionado de la música y los viajes, busca, ante todo, conseguir un equilibrio entre su cara más aventurera y su atracción por los fondos marinos y las regiones polares, con la necesidad de regresar siempre a Córdoba, donde tiene su hogar.

Actualmente se encuentra metido de lleno en su objetivo más ambicioso: alcanzar buceando el mismo eje de la tierra, el polo norte geográfico, en una expedición avalada por la Sociedad Geográfica Española que lleva por nombre “Subpolar 90º”.

¿Siempre ha tenido ese espíritu intrépido, ya apuntaba maneras desde pequeño?

No especialmente. Sí es verdad que siempre he tenido curiosidad por el tema del buceo, el mar siempre me ha llamado la atención. Desde pequeño veraneo en Cádiz con mi familia y me gustaba todo esto, pero no tenía especialmente un espíritu aventurero sino más bien  la curiosidad normal de un niño.

¿Digamos que entonces lo primero que se despertó en usted fue la pasión por el mar y después vino todo lo demás?

El buceo siempre me ha atrapado, desde primera hora. Primero empecé haciendo un poco de pesca submarina, luego ya lo dejé porque el tema de matar animales me cortaba un poco el rollo y poco a poco me fui interesando por este ámbito. Luego me hice un bautizo de buceo con un amigo en Tarifa y me gustó. Así, poco a poco, y como en cualquier otro deporte, me fui sacando cursos y cuando me di cuenta ya estaba viajando por el mundo y viendo sitios súper chulos.  

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Hasta tal punto que ha sido la primera persona que ha creado un club de buceo en Córdoba ¿qué respuesta tiene un club de estas características en esta ciudad?

Pues tiene la respuesta que yo esperaba, poca. Por desgracia en Córdoba no tenemos un espíritu muy inquieto a la hora de hacer actividades deportivas y sobre todo de estas características tan peculiares, aparte de no tener tradición marítima. La gente no se imagina que aquí se puede bucear y sacarse el curso. Hay cierto movimiento pero poquita cosa, la verdad.

Primero fue músico, después maestro, ¿cuándo decidió que era el momento de convertirse en aventurero profesional?

Si te digo la verdad lo tenía claro desde hace mucho tiempo. Trabajé como músico profesional durante muchos años, aunque llegó un punto en el que decidí que pasaba página a raíz de los atentados del 11 de septiembre, que me cogieron en Nueva York,  eso me hizo cambiar el rumbo. Desde ese momento tuve claro que lo de ser maestro era como una especie de estrategia con la que yo conseguiría un futuro estable para ahorrar durante mucho tiempo y tener las espaldas cubiertas, y poder dedicarme a lo que más me gusta, viajar. Lo primero que hice fue montar mi propia escuela de buceo, y las circunstancias me fueron llevando por este camino. Después hice un proyecto que se llamaba la vuelta al mundo submarina, sobre el que grabé un documental. Eso me hizo conseguir patrocinios, cierta repercusión en los medios y una cosa llevó a la otra y cuando me di cuenta se había creado ese personaje de aventurero en sí, pero en el fondo yo soy un tío normal al que le gusta viajar, tener experiencias chulas y conocer culturas nuevas

Supongo que para usted será un lujo hacer lo que le gusta y que esto sea su profesión en los tiempos que estamos

Es un lujo, pero también tiene sus pros y sus contras, no todo es tan bonito como parece. Es muy difícil encontrar cierta estabilidad laboral, sentimental y económica, pero por otra parte estás haciendo lo que te gusta. Lo importante es encontrar ese punto de equilibrio, ni todo por la aventura, ni un trabajo en una oficina. Hay que buscar una cosa que te permita tener tu casa, tu hogar, porque también necesito ese campo base y luego seguir escapándote y tener esa dosis de “droga” de emociones y sensaciones.

Es muy difícil encontrar cierta estabilidad laboral, sentimental y económica, pero por otra parte estás haciendo lo que te gusta.

Me comentaba antes que estaba en Nueva York cuando ocurrieron los atentados del 11S y que eso influyó para dar un giro a su vida ¿qué le llevó a ello?

Aquello lo viví muy de cerca, sobreviví por muy poco. Soy de los que salió en la tele lleno de ceniza y básicamente eso lo que me hizo fue removerme por dentro, hacerme reflexionar mucho, la escala de valores se me reposicionó y se situó como debía situarse. A veces entramos en una dinámica en la que uno le da importancia a lo que no la tiene y no se  la da a la que lo tiene de verdad  y este tipo de shocks traumáticos hace que todo eso se reposicione. Cuando haces limpieza ves el camino más claro y fue así de simple.

¿Qué es lo que más le atrae del mar y de las regiones polares?

Son muchas cosas, supongo que el mundo inexplorado que hay debajo del agua. Conocemos mucho más de la superficie de la luna que de los fondos marinos, eso siempre se ha dicho, el misterio, esa sensación de ingravidez, estás como en otro planeta. Por eso me cautiva tanto como el mar, como las regiones polares, porque de repente sales de este planeta, que tenemos tan visto, y te metes en otro planeta lleno de misterios y sorpresas en el que tú no eres ni mucho menos el que controla el tema. Esa sensación de inmensidad tanto del hielo, como del mar me gusta mucho. Es como si me llevasen a la luna, creo que fliparía igual porque estás de repente en otro entorno diferente.

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En sus expediciones, ¿siempre encuentra algo nuevo o hay veces que le defrauda lo que ve?

No me gusta bucear mucho porque creo que cuando abusa de una actividad se pierde el encanto, cuando buceo como placer me gusta hacerlo comedidamente y no abusar porque sé que al final me aburriría. Cuando trabajo en la escuela de buceo, con los alumnos, el chip te cambia, pero cuando lo hago por mí mismo, siempre encuentro esa sensación de libertad. Si alguna vez estoy cansado basta con marcharme a otro país para encontrarme otro mundo submarino igual pero totalmente distinto.

¿Cuesta mucho adaptarse a los climas extremos de sus destinos partiendo de un clima mediterráneo?

Cuesta mucho. Ahora, por ejemplo, hemos estado haciendo un entrenamiento en Noruega y te plantas de 20 grados que tenemos aquí en menos 20 grados allí, con lo cual hay una diferencia de 40 grados que siempre se nota. Pero fíjate que yo creo que es más difícil la vuelta, porque a la ida siempre vas con la novedad y la ilusión, pero a la vuelta, psicológicamente yo ya sé, porque me conozco, que cuando vuelvo un mes o dos necesito para adaptarme otra vez.

Mentalmente tienes que estar fuerte para aguantar eso y que el estrés y la ansiedad no te superen

Entonces, ¿siempre es necesario un entrenamiento previo?

Depende del objetivo de cada expedición, hay veces que es más físico, otras que es más técnico, pero a mí, lo que más me preocupa es el entrenamiento mental. Son condiciones muy extremas: soledad, mucho frio, y situaciones con un estado de ansiedad, en ocasiones, muy alto por el peligro que corres. En marzo del año pasado, crucé en solitario, por ejemplo, el lago Baikal en Siberia, durante muchas semanas fui andando por el hielo, consciente de que en cualquier momento puedes caer y mentalmente tienes que estar fuerte para aguantar eso y que el estrés y la ansiedad no te superen.

Y es que, normalmente va solo en sus expediciones

Sí, normalmente voy solo, porque muchas veces, por motivos económicos, es complicado llevar un equipo. Otras veces, aunque también voy solo cuento con un equipo de apoyo en la zona que me ayuda con la logística y ciertas cosas. En la Antártida, por ejemplo, la base era un barco científico, un rompehielos, pero últimamente estoy entrando en la dinámica de hacerlo solo, entre otros motivos, porque me gusta, me resulta muy grato, aunque tenga sus pros y sus contras, y también porque es muy complicado encontrar a gente que tenga tiempo, dinero y  ganas, y en Córdoba, muchísimo menos, prácticamente imposible.

En esos momentos de soledad, las tecnologías de la comunicación serán fundamentales, tanto para avisar por si le ocurre algo, como para aliviar esa soledad ¿no?

Es verdad que siempre se llevan varios cacharros: un teléfono satélite, un comunicador que incluso va actualizándose por Facebook sobre dónde estás y cómo te encuentras. Pero es verdad que, psicológicamente, es fundamental, aparte de llamar para conocer el estado meteorológico.  Muchas veces, un simple toque, una llamada perdida  o un sms te hacen un mogollón de compañía.

Muchas veces un simple toque, una llamada perdida o un SMS te hacen mogollón de compañía

En las numerosas expediciones que ha realizado, ¿cuáles han sido sus principales objetivos?

Ha habido de todo. La primera que hice, que fue con la que decidí dejar mi trabajo de maestro y empezar con todo esto, el objetivo era la promoción de la candidatura de Córdoba para conseguir la Capitalidad cultural en 2016, bucear por diferentes partes del mundo dónde antes nunca se había buceado y darla a conocer. Además, siempre hay una parte de reto deportivo, fuera de lo normal, de algo que nunca se ha hecho, como cruzar el mar Báltico. También ha habido enfoque social, por ejemplo, este viaje lo hice con mi amigo Jesús Noriega que es discapacitado y demostramos que no hay retos imposibles. Luego está también la parte científica, con el Metsântutkimuslaitos, que es como el CSIC de Finlandia, hemos hecho varias cosas, y con la Universidad de Córdoba y su Facultad de Ciencias siempre tenemos formas de colaborar.

Hábleme un poco de su reto más ambicioso, Subpolar 90º

Es un proyecto que surge hace cinco años y de hecho todas estas expediciones están dentro de ese proyecto que tiene como objetivo alcanzar el polo norte geográfico, será la primera expedición de este tipo a este lugar. Es una expedición que necesita de mucho dinero, es un proyecto muy ambicioso, y durante todos estos años, mientras se consigue ese dinero, he estado haciendo todos estos microproyectos con el objetivo de ganar patrocinios y credibilidad.

¿Cómo y cuándo va a ser esa última etapa?

Fecha concreta no hay, posiblemente sea el año que viene. La idea es partir de la base rusa de Borneo, una base que hay en torno a 200 kms antes de llegar al polo norte, ir caminando y en diferentes puntos de ese camino, bucear bajo el hielo y, por supuesto, filmarlo todo para hacer un documental.

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Con todas sus experiencias ha iniciado una colaboración con el programa ‘Cuarto Milenio’

Se trata de una colaboración puntual. Su presentador, Iker Jiménez se enteró de todo lo que hago por el Ártico y el Antártico y, como son las únicas zonas inexploradas que existen actualmente en el planeta, sobre todo bajo el hielo,  le resultó muy interesante poder contar conmigo para hablar de esas temática, relacionándolo, como es lógico, por toda la temática del programa. En las regiones polares hay muchas leyendas y misterios, de los esquimales y  los rusos también mucha mitología. Contactó conmigo y a mí también me resultó bastante interesante hacer esta colaboración desde un punto de vista serio y sin entrar en un mundo ajeno a mí. Y vamos a hacer un par de colaboraciones más este año.

Y hablando de misterios ¿ha tenido miedo alguna vez?

El miedo siempre está ahí, siempre me acompaña, yo siempre tengo miedo. Primero porque aunque tengas mucha información es un entorno que no controlas y la mente te juega malas pasadas. En Groenlandia, por ejemplo, puedes estar durmiendo en una tienda de campaña y puede soplar viento y la mente te hace pensar que se trata de un oso polar que está fuera, que no sería la primera vez que un oso polar ataca a alguien. Tienes un estado de estrés y ansiedad que te acompaña en todo momento, controlable, eso sí, porque si no lo harías, pero continuo. De hecho, siempre se ha dicho que el miedo es el que te salva un poco la vida. Tener ese miedo hace que seas precavido, que estés más atento, que prestes atención a algunas cosas y que luego vuelvas a casa sano.

Tener ese miedo hace que seas precavido, que estés más atento, que prestes atención a algunas cosas y que luego vuelvas a casa sano

¿Dónde se ve dentro de diez años?

No lo sé, soy una persona muy inquieta. Al igual que hace unos años lo aposté todo por la música y llegó un día en que me cansé y dije voy a cambiar el aire, en diez años imagínate la de cosas que puedo descubrir. Posiblemente dentro de unos años tenga otra experiencia que me haga cambiar de rumbo y puede ser que esté con mi familia tranquilito o que continúe haciendo cosas de este tipo, que es lo más probable, porque esto es como una droga que uno descubre y siempre lo puedes necesitar.

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