GINECÓLOGA

Esther Velasco: " No sirve de nada la baja si la mujer recién parida hace lo mismo en su casa que si estuviera de vacaciones"

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer dada la convocatoria tan masiva de este año, este periódico ha querido participar en un "experimento"; esta vez no sólo hemos sido nosotros quien hemos entrevistado al personaje, que también, pero hemos contado con un grupo de 10 mujeres de edades comprendidas entre los 30 y los 45 años de distintos ámbitos laborales y formación, todas ellas profesionales; algunas ya madres, otras, con el planteamiento de serlo. 

Esther Velasco
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La entrevistada esta vez ha sido la médica Esther Velasco, ginecóloga y especializada en la patología femenina de la endometrosiosis tan limitante en algunos casos; ella investiga sobre los tratamientos que pueden mejorar la vida de las mujeres que la padecen.

Así, esta semana hemos intentado abordar la cuestión de género y sexo resolviendo cuestiones más allá de teorías feministas, de ideologías y de argumentarios construidos: partiendo desde la biología del ser humano y analizando a la mujer y las cuestiones que sólo pueden ser suyas; no por una mirada de género, sino por propia fisiología relacionada con sus órganos reproductivos, consecuencias de procesos menstruales, patologías y enfermedades que sólo pueden tener ellas no por agravio comparativo, sino por biología.

Ifem es una clínica de salud integral de la mujer compuesta por cinco ginecólogas: la protagonista de la entrevista, Esther Velasco, madre de una niña de cinco años; Beatriz Pineda, en su último trimestre de embarazo; Irene Partera, aún de baja por maternidad; Montse de Andrés, mamá de adolescentes y Elvira Espinar.

Trabajan a tiempo completo con jornadas maratonianas en las que aún, tienen que escuchar a algunos pacientes, aún con sus pijamas verdes de quirófano, llamarlas por "señoritas" mientras que a sus colegas los llaman "médicos" o "doctores". Esther, que ya casi que es menos "médica" y más "la mamá de Valentina", nos atiende saliente de guardia y "con algo de prisa que en media hora llevo a mi hija a nadar".  

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Tenemos aún el impacto de la última celebración del Día Internacional de la Mujer donde, además de las condenas al machismo en todas sus manifestaciones, se ha debatido la igualdad entre hombres y mujeres. Pero biológicamente, no somos iguales.

Eso es ciencia, no teorías feministas. No somos iguales y, al menos yo, tampoco quiero serlo. El problema de la desigualdad está en los parámetros. Imagina que para entrar en la Universidad te requieren levantar 200 kilos de peso y una prueba de elasticidad; las mujeres, probablemente, sacaríamos más puntuación en la segunda porque físicamente somos más flexibles pero quizá en la de peso, muchas, que no todas, podríamos obtener calificaciones más bajas que los hombres. Que también podemos preparnos -ambos- las pruebas meses antes en un gimnasio e intentar mejorar las marcas.

No somos iguales y, al menos yo, tampoco quiero serlo. El problema de la desigualdad está en los parámetros.

Como mujeres, otra pelogrullada, es que tenemos unos órganos que funcionan de una deteminada manera que no lo hacen los de los hombres. Tenemos la regla, existe la disminorrea, la incidencia de la endometriosis que tiene unos síntomas. También es un hecho que laboralmente, trabajando las mismas horas y los mismo años que un hombre, si restamos el tiempo de baja maternal, claro que hay diferencia salarial porque una mujer recién parida, ¿puede incorporarse a su puesto de trabajo al día siguiente, por ejemplo?

No soy ni pretendo ser ejemplo de nada pero a las dos semanas de parir a mi hija, que la tuve con 37 años, yo estaba dando una conferencia; lo que quiere decir que en los 15 primeros días de vida de mi hija yo estuve sentada en el ordenador preparándome la intervención.

Dicho esto, y teniendo en cuenta de que el embarazo no es una enfermedad sino una situación fisiológica donde se producen una serie de cambios en tu cuerpo. Ahora bien, el día después del parto estás reventada. Y si es cesárea, el primer día y los siguientes es imposible trabajar.

Ahora bien, los síntomas del embarazo, como son las náuseas o el sueño durante el primer trimestre, claro que pueden hacer que rindas menos en una determinada situación. Puedes tener más o menos fuerza para sobrellevar tu día a día con una serie de cambios que en otra persona sí que serían una enfermedad. Por ejemplo, con los vómitos, cada mujer elige si estar yendo a vomitar en su puesto de trabajo o darse de baja hasta que se les pasen porque , imagina que está en medio de una operación o de un juicio si es jueza o en una intervención pública si es periodista... ¿vomita allí mismo?

¿Y si tienes un prematuro? Aunque tú físicamente estés bien, si le estás dando el pecho te tienes que limitar a las necesidades alimenticias del bebé.

No soy ni pretendo ser ejemplo de nada pero a las dos semanas de parir a mi hija, que la tuve con 37 años, yo estaba dando una conferencia; lo que quiere decir que en los 15 primeros días de vida de mi hija yo estuve sentada en el ordenador preparándome la intervención.

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Pero por ley está reconocida la baja por maternidad durante unos meses. Meses en los cuales supuestamente, la mujer está impedida para realizar sus ocupaciones laborales.

¿Y las tareas domésticas? ¿Cuántas mujeres llegan a casa recién paridas con un bebé y después de los 15 días de baja de su pareja tienen que ocuparse ellas de la casa y de sus otros hijos? Eso es el verdadero problema subyacente. Que estás en casa pero realmente no estás en la cama ocupándote solamente de tu bebé, que lo mismo es lo que debería ser. No sirve de nada la baja si la mujer recién parida hace lo mismo en su casa que si estuviera de vacaciones.

Se me viene un caso de una pareja en la que él en consulta me pedía que le diera la baja a su mujer embarazada mientras ella me hacía señas con la cabeza negándolo. Y mi respuesta fue; ¿se va a dar de baja usted para cuidarla? ¿Su mujer que se va a quedar sola en casa embarazada cuidando del niño pequeño y además haciendo las tareas del hogar?

La igualdad sería que en un embarazo de alto riesgo la baja fuese para la mujer, para que guardara reposo y para su pareja, para que la cuidase y se ocupase de lo que ella no puede.

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Se me viene un caso de una pareja en la que él en consulta me pedía que le diera la baja a su mujer embarazada mientras ella me hacía señas con la cabeza negándolo. Y mi respuesta fue; ¿se va a dar de baja usted para cuidarla? ¿Su mujer que se va a quedar sola en casa embarazada cuidando del niño pequeño y además haciendo las tareas del hogar?

Hablando en plata, hay determinados procesos como el periodo o tratamientos como los de estimulación ovárica durante un tratamiento de fertilidad donde la mujer sufre unos síntomas más allá del dolor de cabeza que llegan a imposibilitarla para el desempeño de sus labores diarias.

Claro que sí. Y no te lo digo como mujer y madre, te lo digo como ginecóloga. Vamos a ver, cuando una mujer se está sometiendo a un tratamiento de fertilidad para la inseminación in vitro, tiene que pincharse durante dos semanas y no es que duela el pinchazo en sí, que es como el de la insulina, sino que se trata de un tratamiento hormonal que altera el ánimo, te hincha, te molesta la barriga y te altera todo. Eso es científico. Además del componente emocional de la mujer que después de algunos ciclos no logra el embarazo y psicológicamente se encuentra afectada.

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Y hablando un poco de todo. Actualmente, las profesionales a la edad más fértil están en pleno desarrollo de sus carreras o quieren aplazar la maternidad. La casuística es inmensa; habrá quien haya sufrido algún tipo de cáncer, que se haya/o se tenga que someter a un tratamiento de quimioterapia, que para cuando quiera tener hijos no disponga de los óvulos suficientes. Además, la maternidad subrogada como práctica no es legal en España a pesar de que los juzgados tramitan cada vez más casos de mujeres españolas que adoptan a los hijos que sus parejas han tenido con mujeres que, casualmente, provienen de países donde sí que está permitida esta gestación. Es decir, que no de "de iure" pero sí "de facto" se realizan.

Sin entrar en valoraciones ideológicas o morales, estoy convencida de que la maternidad subrogada en España será legal en un par de años. Pero eso es una creencia personal. ¿Por qué? Pues porque es la única alternativa de las mujeres a quienes se le haya extirpado el útero o los ovarios por cualquier patología. Bueno, también está el trasplante de útero que ya hay un caso realizado con éxito pero aún no se ha implantando en España o la preservación de parte de los ovarios para su estimulación y generación de óvulos; ambos aún en futurible.

Es cierto que cada vez más, en casos de cáncer de endometrio, cérvix, útero, etcétera, la buena práctica médica requiere la preservación de la fertilidad con resecciones parciales o técnicas mínimamente invasivas para que la fertilidad de la mujer no se vea limitada.  Sin embargo, hay patologías que inevitablemente requieren la extracción de estos órganos, luego, la maternidad es imposible tras los tratamientos.

La preservación ovárica o el recurso de la ovodonación puede ser una solución ante esto, de momento.

Empresas de preservación de fertilidad recomiendan que a partir de los 25 años, si se quiere ser madre, se preserven óvulos. Más allá de los 30 o 35 no tiene ningún sentido ya; porque la mayoría de las mujeres que quieren ser madres a esa edad, si están sanas, pueden hacerlo.

En la clínica Ifem donde trabajo, próximamente vamos a obtener la autorización de la mayor empresa española de banco de semen para ser receptores de espermatozoides para quienes tengan sus óvulos y quieran inseminarse. Aunque también es posible obtener óvulos gracias a la generosidad de mujeres donan y los preservan; se pueden guardar de forma indefinida, hay planes de preservación de óvulos de distintas compañías.

Empresas de preservación de fertilidad recomiendan que a partir de los 25 años, si se quiere ser madre, se preserven óvulos. Más allá de los 30 o 35 no tiene ningún sentido ya; porque la mayoría de las mujeres que quieren ser madres a esa edad, si están sanas, pueden hacerlo.

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¿Qué edad se marca como límite para ser madre?

La Sociedad Española de Reproducción marca como límite los 50. Pero hay que recordar, por ejemplo, la mamá de Cádiz que se quedó a los 60, por ejemplo. Distinto es la reflexión ética y los problemas que puede acarrear: hipertensión gestacional, desprendimiento de la placenta, parto prematuro. Riesgos que, por otra parte, también hay mujeres en la treintena que los tienen por alguna enfermedad crónica por ejemplo.

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