GOVAL. EDUCADOR, ARTISTA Y AGITADOR SOCIAL

"Cuando alguien ve la obra de Botí dice qué bonito o qué feo, cuando mira la mía dice qué hijoputa"

Goval posa para Córdoba Hoy
photo_camera Goval posa para Córdoba Hoy

Se ha subido al patio. Tiene en casa un semisótano, que le sirve de estudio para trabajar, con mucha luminosidad, porque entra desde el techo, pero impide que las ondas telefónicas penetren con normalidad. El patio lo tiene de cristal y pasa la luz directamente hacia la parta baja de la casa. "Tengo un trainer de inglés y normalmente hablamos por WhatsApp, porque eso entra bien; lo que no entra bien es el teléfono normal". Está incluso dispuesto a subirse a la azotea para que no haya interferencias en una conversación densa, donde tocamos muchos temas, de todo tipo, color y creencia.

Hábleme un poco de usted. ¿Qué es lo que quiere que el lector sepa de usted para empezar?

(Silencio prolongado). Me cuesta mucho trabajo hablar de mí. Soy muy aburrido.

Me temo que no.

Digo hablar de mí. Me aburre sólo de pensarlo.

Le suelen hacer entrevistas, pero es la primera vez que hablan con él por teléfono. Le gusta (necesita) el contacto con la gente. Hablar, relacionarse, socializar, compartir ideas y experiencias. Tiene la mente abierta y es muy receptivo. Pero reconoce que cada persona trabaja de una manera. En caso, contrario, esto sería como la información que ofrece una agencia de noticias, que todo el mundo la copia y la pega luego en su medio. "Creo que eso hay que romperlo, porque cada persona tiene su forma de ver, mirar, interpretar; pero es necesario que se sepa distinguir entre noticia e información". Lo dice porque asegura que la información le preocupa mucho. Es un tema muy de actualidad, ahora que se cuestiona el papel de los medios como transmisores de determinadas ideas preconcebidas frente a las nuevas maneras de comunicación. Me da pie a empezar la charla.

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¿Por qué no me expone la diferencia que usted ve entre información, opinión y comunicación?

Claro. La comunicación es el proceso que se produce entre un emisor y un receptor, donde hay un medio por medio. El emisor cuenta algo y el receptor interpreta. Siempre interpreta. Lo mismo que hace el que emite. Soy profesor de Arte, y una de las unidades didácticas que tengo es la importancia de la comunicación. No hay arte sin comunicación. El tipo que escribe una poesía y se la guarda en su cajón, allí se ha quedado.

Hombre...

Que hay quien lo hace, ¿no?

Hay mucha gente que lo hace. Más de uno, de hecho, considera que determinadas cuestionen no deben salir a la luz. Que hay cosas muy personales.

Sí. Los famosos diarios que escribimos. Yo tengo diarios que espero estar con la suficiente lucidez de un momento antes de morirme meterles fuego.

Ése debería ser el final natural de un diario, a no ser que quien lo escriba tenga realmente la intención de que alguien los descubra y una vez muerto los saque a la luz. El ego indirecto supuestamente involuntario.

De cualquier modo, hablando de mis diarios, existen porque los escribo yo para mí. Además, me sirven de mucho. Tengo un diario de cuando tenía 18 años y al leerlo me pregunto ¿quién es este tipo? Soy yo, porque es mi letra.

¿Desde hace tanto tiempo que escribe diarios?

Es algo que hago por etapas. Y lo hago así porque estoy más bien solo. No encuentras a alguien a quien contarle las cosas y lo haces a ti mismo.

¿Preferiría contárselo a alguien?

(Tarda en contestar). Pues sí. Preferiría contárselo a alguien. Claro. De hecho, en ocasiones recurro ¿a quién? Yo que soy de formación cristiana, porque me eduqué en un colegio jesuita, aunque eso no quiere decir conviva ahora con ello, en su momento tenía al padre espiritual que confesaba y te daba consejos. Pero ya de mayor lo que tenemos son profesionales. Que son los psicólogos. De cuando en cuando voy a alguno en plan confesionario (se ríe).

También tengo amigos y quizá lo más importante que quiera destacar de nuestra conversación es el peso de la amistad. Hay veces que invito a alguien a tomar café y cuando me pregunta el motivo le digo que me estoy ahorrando 70 euros de ir al psicólogo.

¿Recomendaría a la gente ir de cuando en cuando al psicólogo, como quien se hace un chequeo médico?

Sí, sí. Hacerse un chequeo es una buena razón de peso. De cualquier manera lo que habría que preguntarse es por qué ir al psicólogo. Saber en realidad qué problema tienes. Hay problemas que son más o menos profundos y meternos en una encrucijada vital para la mente. Ahora estoy estudiando genética y dentro de eso la genética del comportamiento creativo, y tengo que estudiar cómo funciona el cerebro y como éste estructura las miradas del mundo.

Hay veces que el cerebro nos mete en un camino sin salida, o no somos capaces de verla y conviene ir a alguien que actúe de espejo de uno mismo; a ser posible un profesional de la psicología, que son muy buenos. El psicólogo debe convencerte de que tienes que salir tú del problema. Todo está dentro de nosotros y somos nosotros mismos quienes tenemos que encontrar la fórmula de sacarlo fuera.

En su caso concreto, ¿el arte que lleva a cabo, que no se limita a la ilustración,  le sirve de salvación? ¿de catarsis? ¿Le limpia por dentro?

Sin lugar a dudas. Por eso decía que en realidad no entiendo el arte sin los elementos que intervienen. La pieza artística  está en el centro, pero hay un emisor, que es el creador, y un receptor que lo interpreta. Volvemos a lo mismo: Si mi arte lo dejara metido en un cajón no sería sanador en el sentido que dices. Cuando grito quiero que alguien lo escuche y pienso que le pasa a todo el mundo. Luego te puede ocurrir que el grito que has dado te dé un zarpazo.

Hace poco estuve comiendo con un amigo y le decía ¡joder, que soy millonario! Y él respondía 'y yo también'. Estamos juntos dos millonarios comiendo, pero el concepto de millonario no es el crematística monetario, sino que estamos los dos jubilados, con una facultades físicas en condiciones, comiendo con un grupo de amigos, y es algo bonito. Por eso digo que la amistad la quiero colocar en el centro no sólo de mi vida en general, sino de la del homo sapiens.

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¿Está usted jubilado?

Estoy jubilado. Tengo 66 años. ¿A que parezco menos?

Muchísimo menos. Por la voz y por su manera de hablar. Es usted un jovenzuelo.

Es que soy millonario (vuelve a reírse).

Supongo que con su arte no sólo se sana a sí mismo, sino que también pretenderá sanar a todo el mundo.

En realidad, lo que yo pretendo es hacer que el espectador piense. Mi gran obsesión ahora es eso. Llevo 31 años haciendo tarjetas de fin de año. Las hago una a una. Empecé haciendo siete y después de todo ese tiempo este año estoy elaborando 300. Tengo peticiones de mucha gente que la quiere. Yo pinto mucho y elaborar mucha creación artística, pero no vendo. Y a la gente que me lo pide se la tengo que regalar.

¿Y cómo son esas tarjetas?

En realidad son poesías visuales, y mi objetivo siempre es hacer pensar. Este año la tarjeta se llama 'Atrévete a pensar', de Manuel Kant. Es el gran atrevimiento, en una sociedad, además, en la que estamos siendo invadidos culturalmente en el no pensar. Es decir, quédate en la emoción. Pero claro, emocionarse también lo hacen los animales, en el sentido de reacción ante algo exterior. Si un cocodrilo está metido en su río y hay un peligro echará a correr emocionadamente, con miedo. Los animales, además de emocionarse, curiosean y ahí se queda si no le afecta para nada. Los humanos nos distinguimos por hacer algo más que emocionarse y curiosear: Nos cuestionamos por qué ha pasado lo que ha pasado. Hacemos nuestras propias tesis doctorales al respecto, con que no hacen ni las jirafas ni los perros ni los gatos.

Hablando de curiosidad, ¿usted de qué se ha jubilado?

El primer trabajo serio donde cobraba era de dibujante de diseño en una fábrica de coches en Linares, Jaén. En Santana Suzuki. Estaba a gusto, pero aquello me agobiaba. A mí me gusta hablar, me gusta la gente. Esa empresa tiene 5.000 trabajadores y cuenta con psicólogo y fui a hablar con él y le dije: "Maestro, lo siento, pero yo aquí no puedo estar mucho tiempo más; estoy agobiado"; el hombre me respondió: "Te comprendo, yo también". Hablo del año 1980, fecha de las primeras oposiciones libres de profesores de España, y el psicólogo me dijo que me iba a presentar a esas oposiciones como profesor de dibujo. Las saqué y me fui a trabajar tres años a Almería, en Vera, al lado de Mojácar, donde lo pasé muy bien pero no disfruté lo suficiente de la playa.

Pedí traslado y me salió Córdoba, en el instituto Maimónides. Me fui tres como director de la Universidad Popular de Linares; comenzó la reforma de la enseñanza en 1986 y me vine a Córdoba al único centro que había experimental, en el Trassierra, donde estuve cinco años y regresé al Maimónides. Lo último 16 años estuve de profesor de dibujo en la Escuela Superior de Arte Dramático.

¿Y cómo se compagina todo eso con la parte artística?

Está muy relacionado, porque fui profesor de dibujo.

¡Hombre, sí! Pero el tiempo es el tiempo.

¡Ah, bueno! Sí, claro. ¿Cómo te lo diría? Tengo un exceso de dopamina. Vamos, que soy tremendamente energético. Llegaba al instituto un lunes por la mañana y lanzaba saludos a todas partes. Y me decían ¿qué te has tomado? Cuando no estoy bien, lo noto y me baja. La dopamina es un neuroconector ineresantísimo.

Y tanto. Recuerdo que cuando yo fumaba mis neuronas funcionaban mucho mejor y era más activo y más inteligente. Ahora ya no. Eso se acabó. Entonces de lo que se ha jubilado es de la docencia, porque de la faceta artística presumo que no.

No. Tampoco de la parte amistosa y de las relaciones. Recuerdo que un periodista me dijo que yo era un agitador social. Es verdad que al principio me daba pudor reconocerlo, pero ahora sí lo digo. Entre otras cosas, porque hay ya quien está vendiendo ese título y van diciendo que en tal o cual escuela enseñamos a ser agitador social.

¿Agitador social?

Sí, sí. Creo que en estos tiempos es importante serlo. Estamos en una calma chicha impresionante. Estamos secuestrados por aparatos electrónicos de pantalla incorporada. O las aplicaciones de Tik Tok, que si observas no dejan de ser ni más ni menos que pequeñas pinceladas de asombro. Nos engancha porque nos asombra esa retahíla de temas: '25 casos de gente fea' y cosas así.

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Pero sin pensar.

Exacto. Sin pensar. Estamos yendo a la clave. Para mí el gran reto es que no terminemos enganchados en este tipo de emociones solo y exclusivamente, que, además, son dopamínicas. Como el fumar, que se convierte en algo dopamínico. Yo intento soltar mi dopamina estando con gente, porque me resulta gratificante. En vez de fumarme un cigarrillo charlo contigo o me voy a tomar un café con un amigo.

Mi estudio de Neurociencia, sobre todo de Biología, me permite darme cuenta de que hay cosas que lo tienen todos los animales y que somos animales. Cuando se dice de alguien que ha reaccionado sin pensar es por emoción. La razón es algo que nos viene después a los humanos pero hace 60.000 años. Pero las emociones, entendiendo como aquello que nos hace reaccionar, nos lleva a millones de años atrás. En el fondo tenemos un cerebro reptiliano que nos hace actuar sin pensar.

Somos cocodrilos sin escamas.

Eso es. Pero tenemos un córtex cerebral muy desarrollado que lo que hay que hacer es que nuestro tálamo cuando pasa por el hipocampo permita llegar hasta 10. El consejo más sencillo es que antes de reaccionar cuentes hasta 10 y respirar hondo para que el mensaje llegue al córtex. Tanta violencia que a veces lo que vemos son gentes con ataques amigdalares, que los llamo yo. La amígdala es la que nos hace movernos por terror o por miedo y es bueno tenerlo porque nos salva la vida como seres vivos.

Pero en las relaciones humanas hay un elemento fundamental en el desarrollo que es la comunicación, que nos da forma a la cultura; la cultura está llena de emociones. ¿Quién despierta la emoción? El arte.

¿Se ha dado cuenta de que el papel de agitador social cada vez funciona menos? Antes movías el avispero y las avispas reaccionaban con rabia. Ahora están como amuebladas, se han acostumbrado a todo y la agitación se asume como algo más del sistema que todo lo devora.

Bueno. Eso depende de los campos. Esta semana hemos visto en la tele las sesiones parlamentarias y ahí había avispas, ¿eh?

Sí, pero hablo de la gente que está en la calle. Es como si no hubiera estímulos capacitados para generar movimiento.

Eso nos hace volver a la dopamina. Ésta tiene la suerte de que nos hace más energéticos, pero cada vez se requiere de una dosis mayor de dopamina. Es como la droga y las dosis deben ir en aumento. ¿Qué hace la gente? ¿Qué permite el Tik Tok? Pues que uno o una se ponga en el filo de un acantilado y se haga un selfie y quien la ve se le va el alma por la boca.

¿Y hasta dónde vamos a llegar con eso, entonces?

Personalmente, tengo esperanza, creo que somos seres inteligentes y lo que está haciendo falta es que pongamos en marcha el pensamiento crítico. Y junto a éste, el pensamiento creativo. Esta idea es del filósofo francés Edgar Morin, que tiene 101 años, que decía que tenemos que desarrollar un pensamiento complejo pero hay que hacerlo preguntándonos siempre el por qué de las cosas de forma constante. Algo que, como has apuntado, en los colegios cada vez se elimina más el por qué, muy a pesar de que desde siempre desde las administraciones se ha tenido la intención de desarrollar el pensamiento crítico y el pensamiento creativo en los niños, pero no dejan de ser meros principios generales.

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Luego llegas al colegio y te meten a la fuerza las matemáticas, las ecuaciones y demás. Al final, como decía Marx, el pensamiento dominante es el de la clase dominante. Y los valores que se enseñan se miden según ese pensamiento. El corazón no lo podemos parar, ni el pensamiento. Salvo los gurús de la India que se concentran mucho y lo consiguen, los demás por lo general estamos pensando, y pensamos eso: Lo que nos marca el pensamiento dominante, que es el que tiene los medios de comunicación, el que tiene el BOE, el que tiene la curricula de los colegios y el que tiene el pensamiento en general.

La cultura, según Freud, es la norma que nos hemos impuesto los homo sapiens para poder relacionaros. Harari, el autor de Homo Deus, dice que si metes en un campo de fútbol 70.000 personas para escuchar un concierto está muy bien. Pero si metes a 70.000 simios, a ver cómo lo hacen. Éstos no han desarrollado cultura y seguramente acabarían matándose.

Bien. Si usted tuviera la oportunidad, la ocasión, y además como ha estado en ese mundo, con más razón, ¿qué haría usted para cambiar el sistema educativo? ¿Cómo cree que debería ser? Teniendo en cuenta que no deja de ser también una manera de imponer un pensamiento...

Fíjate que yo estoy muy cerca del concepto de creatividad por mi trabajo y yo he estado manipulando y trabajando con mucha frecuencia, especialmente en los últimos 16 años en una escuela de arte, y cuando me jubilo me pongo a estudiar genética. Ahora veo que en realidad, yo, como profesional, no lo estaba haciendo bien.

Es algo muy complejo, porque el sistema educativo solo no funciona ya. Ahora menos, porque tenemos estos bichos, que son los móviles, que la captación de ideas y del pensamiento se configura a través de estos aparaticos.

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Yo insisto en mi pregunta. ¿Qué cree usted que habría que hacer?

Creo que invitar mucho más a procesos reflexivos en los colegios. Voy a ser más práctico. Las metodologías son muy cómodas para los profesores: Te enseño, te meto lo que se llama la educación bancaria. Básicamente consiste en decir yo soy el que sé, voy a la pizarra, explico, te lo meto en la cabeza y mañana  te lo saco. Si lo vomitas como yo te lo he explicado, está muy bien hecho, y si no, no lo está. Es un concepto de enseñanza bancaria.

Metodológicamente hay una herramienta ahí maravillosa, que es la evaluación, que no deja de ser un examen. Los métodos de aprendizaje por examen es eso mismo. Todo el mundo ha estudiado para el examen. Cuatro meses después se te olvida, pero da igual porque el examen lo has aprobado. En realidad lo que haces es metiendo todo en una parte del cerebro que al final quieres vomitarlo para obtener una nota. Es un sinsentido. Los procesos tienen que ser mucho más integradores, para lo cual hay que jugar más con el debate.

¿Qué asignatura crees tú que existe en todos los cursos desde que eres pequeño hasta que te vas a la Universidad, todos los años y siempre está en todos los sistemas?

No sé. ¿Filosofía?

No. Es el recreo. El concepto incluye la idea de crear. En estos años que llevo estudiando genética me dedico a observar cómo se recrea la gente. Los recreos son fundamentales para el aprendizaje. Conste que yo he sido un mal profesor. Cuando un niño no se porta bien le dejas sin recreo. Es algo vital y ahí es donde aprendemos. En el recreo se producen algunos elementos fundamentales en el aprendizaje. Y uno de ellos es el de la socialización. Y eso, en cierto modo, empieza a peligrar porque parece ser que les dejan llevarse las tablets y los móviles y eso impide la integración natural entre niños y niñas o adolescentes. Pero lo puedo extender a los mayores, que antes se iban al bar a socializarse.

Es fundamental, porque ahí es donde se aprende, se cuestiona, se critica, se habla y se tiene relaciones. Yo por mí ampliaría los espacios de recreo (se ríe). Con la pandemia los profesores organizaban sus clases, pero nunca organizaban el recreo. No lo contemplaban. Las clases se hacían a través de pantallas y los niños no se podían ver. Creo que ahí va a haber una huella de una generación que ese año que no han podido estar en el recreo algo les va a quedar.

El recreo no se limita al momento de media hora que hay en los patios. También incluye las salidas al exterior del centro, las excursiones a un museo, las salidas en autobús o, como ocurre en otros países, los viajes de fin de estudios.

Te diría que son las metodologías las que habría que cambiar. Ir hacia una metodología mucho más de debate, de proyecto.

Sí, pero hay que tener en cuenta que la formación que se recibe en un centro educativo tiende a que al final tengas un trabajo en la sociedad, mantenerte y no morir de hambre. Es una mera cuestión práctica: Conseguir algo que te permita vivir. Ya no es sólo que te permita salir formado como persona, que ya ni eso, sino que te formas y estudias para conseguir no estar en el paro y no morirte de hambre.

(Se ríe). Fíjate lo que estás planteando. Es lo que el pensamiento dominante quiere que plantees. ¿Y si yo te dijera que la escuela debe ser también, y por encima de todo, un sitio donde nos podamos hacer más felices? El PIB se mide por la economía de un país que va creciendo. ¿Es más feliz el país por eso? Aquí hay que empezar a hablar de otras cuestiones. Yo conozco a unos cuantos que tiene el bolsillo lleno y no son tan felices, y no lo van a comprar con dinero. Eso, en realidad, no está a la venta. En plan burro, se podrá ir con una prostituta, pero no podrá saborear el concepto de amor. Compras el deseo, pero no lo sentirás. Creo que hay que cambiar el paradigma y depende en qué momento.

Hay momentos en la vida que el concepto de tener vale y hay que aprender a desarrollar un trabajo. Pero se piensa que la felicidad pasa por tener tanto y a lo mejor no es así.  El pensamiento del mensaje capitalista o neoliberal nos dice que tengamos tal o cual casa o coche, y resulta no todo es tener, tener, tener.

La escuela te puede enseñar, y creo que lo hace. A mí me aterran los móviles, porque los amos y los odio, son como una navaja de doble filo. Hay que saber utilizar con mesura las herramientas que nos dan. Pero sin perder de vista esa idea de que el pensamiento es el de la clase dominante y preguntar qué es lo que quiere la clase dominante de mí. De entrada, no molestarlos y que ellos sigan dominando. Cuestionar el poder, va a ser que no. Hablo de cualquier poder y hay cosas muy curiosas.

¿Por ejemplo?

El de la iglesia católica. ¿Cómo impone su poder? A base de artistas. Tiene una arquitectura maravillosa. Tiene los mejores arquitectos, los mejores historiadores. La Biblia es una historia escrita con una maestría impresionante. Los mejores músicos con la música sacra. Todo eso despierta emociones, amigo mío. Y al despertar emoción, ahí estoy yo. Voy a cambio de tercio: La muerte de la reina Isabel y su entierro.

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Freud decía que hay tres cosas que emocionan: La belleza, el orden y la limpieza, y cuando vi ese entierro comprobar que tenía esas tres cosas. Biológicamente cualquier animal está intranquilo en un lugar donde no compruebe su orden, pero tú veías en el cortejo fúnebre de esa mujer a los marines, la familia real detrás, el desfile, la música y resultaba de una belleza increíble y te quedas enganchado como ocurre con el Tik Tok. Volvemos a lo mismo: La emoción. Cuando yo voy a hablar con los niños a las escuelas, me advierten que aguantan sólo 45 minutos y yo consigo que aguanten conmigo dos horas y media. A veces lo tengo que dejar porque me quedo afónico...

¿Cómo?

¿Cómo lo consigo? Asombrándolos de manera constante. El profesor se siente un poco así y yo les digo que él no lo hace porque lo ven todos los días, pero si les llega un calvo (yo) y les saca un pen-drive a modo de maleta llena de cositas que les haga pensar, los tengo de inmediato captando su atención. Voy sacando las cosas como si fuera Mary Poppins con su bolso mágico. Aquí entra la importancia del artista y las herramientas que maneja. Los artistas son los escenógrafos del poder y veo que en la historia de la Humanidad son los que nos han emocionado y quien te emociona te engancha porque te da dopamina y quieres repetirlo.

¿Y usted qué les vende a los niños? ¿Por que le llaman para ir a los colegios?

No me llaman, en realidad me vendo (se ríe). Los profesores me conocen como Goval y se asombran ellos también. Me presento como un cuentacuentos y les advierto que todo los que les voy a decir puede ser verdad o mentira, pero es que los cuentos nos encantan en el más amplio sentido de esta palabra.

¿Y cuando acaba esas dos horas y media qué le gustaría que hubiera pasado con los chavales?

Cuando voy a estos sitios no cobro. Pero sí cobro. Cuando yo me voy les encargo que escriban en un folio lo que han sentido, vivido. Lo tienen que escribir como si se lo estuvieran contando a unos amigos. Las reacciones las tengo en casa.

¿Y?

Es maravilloso. Hay una frase que resume lo que yo busco: ¿Y esto por qué no me lo han contado antes? Les hago ver que su pensamiento viene por una cuestión ambiental más que genético. Hay gente del Real Madrid que es porque toda su familia lo es. Eso no significa que sea genético. Si uno de éstos tuviera un hermano y desde pequeño se le lleva a vivir a Centroáfrica en una tribu perdida ¿sería del Madrid? Seguramente ni habrá oído hablar del equipo. Por tanto no es genético, sino ambiental. Marcar la diferencia entre lo que piensan y la influencia de lo que piensan y lo que sienten. Hacer que la gente se ataque por una cuestión cultural es algo que hay que empezar a pensarlo muy mucho. Uno tiene un valor porque ha nacido en un sitio concreto. A Mozart lo plantas en esa misma tribu de Centroáfrica en lugar de Salzburgo y no nos habríamos enterado de su existencia. Esas mentes especiales se dan en todas partes, pero no en todas partes tienen un campo de cultivo para florecer.

Creo que eso demuestra que tenemos una mente, un cerebro, que es la mejor máquina del Universo, pero a lo mejor no le echamos lo que requiere y la escuela muchas veces tienen la culpa de eso. La poda neuronal que están produciendo va en función de los valores, del entorno familiar, escolar o vital. Eso es lo que les hago ver a los chavales cuando voy a hablarles: Tenéis una máquina encima de los hombros impresionante para crear. Pero para crear hay que cuestionar.

El neurocientífico Richard Dawkins, autor de 'El gen egoísta', le escribió a su hija al cumplir 12 años una carta (que yo mismo copié y se la di a mi hijo cuando cumplió 12 años) y en ella termina diciendo: "Chica, no termines nunca de preguntar el por qué de las cosas". Yo a los colegios me llevo siempre una delantal que tiene impreso un cerebro con un interrogante, que refleja esa idea. Y hay tres respuestas que no valen para el por qué: Porque lo digo yo, porque siempre ha sido así y porque lo dice Dios.

Goval posa para Córdoba Hoy
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Me da que pensar que con esas ideas quizá en este país se hubiera evitado la Guerra Civil abriendo más de una mente.

No lo creo. Había gente muy buena que abrían mentes como Unamuno, y ocurrió. No hay que irse tan atrás. Estos tiempos nuestros no están como para tirar cohetes. Estamos en una situación tremendamente peligrosa. Te confieso que mi sueño es que en Córdoba, que es el entorno en el que estoy, hubiera un centro de pensamiento creativo. Por materializarlo te pondría el ejemplo de lo que hace La Caixa cuando instalan dos naves en el Paseo de La Victoria con muestras en su interior. Puedo yo quiero dos naves de ésas también y yo llevo todos mis pen-drives y que pasen todos dentro, que se lo van a pasar muy bien.

Con eso digo me quiero referir a la toma de conciencia de la necesidad del pensamiento crítico. Cuando alguien salga debe preguntarse y saber que es como es y piensa como piensa par haber nacido donde ha nacido, y luego empezar a cuestionarlo todo. Algo que no gusta a quienes tienen el poder. Por tanto mi sueño es que hubiera la posibilidad de pensar. Pero no quiero que sea un museo, sino una especie de centro de juegos científicos. Yo les llevo a los chicos un coche que cambia de dirección cada vez que choca con algo y lo meto en un triángulo de madera con una puerta para que se mueva. Le pregunto a los chicos que qué creen que hace el coche y me responden que buscar una puerta para salir y yo les hago cerque el coche funciona a base de prueba-error y es fundamental en todos los animales. La escuela niega la prueba-error, porque todo ha de ser acierto. Y yo digo que hay que aprender a equivocarse.

¿Ha sido también su caso?

Bueno, cuando aprendí a montar en zancos, lo primero que aprendí fue a caerme. Pues bien, les sigo diciendo a los chavales que a ese coche que no para de chocar le va a crecer una memoria que le va a decir por dónde no tiene que volver a pasar y le va a permitir planificar, que es algo que tienen los humanos, pero no los demás animales. De tanta memoria, al coche le sale una antena que le permite comunicarse con otros coches y alguno de los que saben dónde está la salida se lo va a decir. Es un símil de lo que nos pasa a los seres humanos. La comunicación nos permite encontrar la puerta antes, porque el objetivo es salir en la vida de la mejor forma posible.

Luego saco un mando a distancia que controla los coches y les hago ver que siempre hay alguien que nos dice por dónde tenemos que salir y perdemos la identidad. Es la cultura que impone el poder. El poder no quiere que tú pienses, sino que él te dice por dónde has de salir. El éxito también te lo marca el poder y consiste en tener, tener, tener.

La mayor metáfora del éxito está en Jesucristo que se marcha al desierto y tiene las tres tentaciones del éxito: Comodidad, triunfo y poder. Es lo que nos vende la escuela, que es puramente material.

Pero ¿qué tiene el poder que gusta tanto?

El poder es fundamental y si no tienes poder vas de puto culo. El poder es energía y sin ello estás muerto. El poder es positivo. Lo malo es cuando se utiliza para manipular a los demás por tus intereses. El ejemplo está en el Mundial de Qatar y su modelo medieval. Los contemporáneos del siglo XXI a qué hemos ido a Qatar, de qué manera hemos ido. Admitimos ese tipo de cuestiones donde surgen conceptos culturales muy profundos. El gran problema de la globalización ha sido que queremos vivir en un mundo global con culturas a muy distintos niveles, y homogeneizarlo todo es muy complicado. Hemos tenido la suerte de que estamos aquí, pero para los que está allí, especialmente los gays, lesbianas o las mujeres, no están contemplados con normalidad. Eso pasaba aquí hace cinco siglos y ellos están aún en ese ritmo. Si éstos de Qatar no fueran ricos, ¿crees que habríamos ido allí? Es de nuevo el poder que quiere imponer su modelo a través del espectáculo como entretenimiento.

Decía Heidegger que el tiempo que no es revolucionario es entretenimiento, es entretiempo. Hay que cuestionarse las cosas para no quedarse en el mero asombro, que está bien para empezar, pero hay que dar un paso más para el cuestionamiento, que es la tercera fase tras el asombro y la curiosidad. Todos somos curiosos, y a medida que envejecemos, menos. Tiene su explicación: Hay un tal Kohlberg que descubre que los hemisferios cerebrales no trabajan igual: Uno, el izquierdo, trabaja de lo ya aprendido, y otro, el derecho, descubre lo nuevo. Poco a poco vamos desarrollando uno sobre el otro.

Vivimos en un tiempo en que el sistema enseña que el primero que llega recibe un premio. Ése es el poder imponiendo su pateamiento para evitar que haya colaboración. Se basa en la competitividad. Se demuestra cuando yo planteo que se hagan cosas en clase donde todos participen y salta alguien y dice que lo que quiere es ser el primero. Ahí está la cultura que se impone desde el poder: Nos divide para que hay unos delante y otros detrás y el primero es el que se salva. Se apoya en el gen egoísta. Somos egoístas por narices. Se ve incluso en el enamoramiento. Si nos enamoramos es porque hemos sido egoístas.

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Vale, ¿y cuál es el fin de todo? ¿Hacia dónde quiere ir el ser humano o mejor dicho el individuo? Uno sabe que va a morir, ¿Y entre el nacimiento y la muerte la idea cuál es: Pasarlo lo mejor posible entre esos dos momentos o qué?

En realidad vivir es luchar contra la muerte, aunque es algo que no se va a conseguir. Un principio que planteo siempre es que todos los seres vivos tiene tres cosas que hacer en la vida: Nutrirse primero. Luego reproducirse, y esto implica que tu gen siga viviendo, pero no es sólo el acto de la fecundación, porque también está el cuidado y en mis debates siempre hay alguien que pregunta ¿y los gays y lesbianas que no se reproducen? Perdona, es que la reproducción no es solo el tratamiento de la fecundación, es también el cuidado y salgo muy importante en nuestra sociedad. El tercero son las relaciones con el entorno, al cual en lugar de adaptarnos nosotros a él lo adaptamos a nosotros y así nos va.

¿Para qué venimos? Hay que hacer una gran reflexión que nos va a obligar plantearnos cómo está impuesto el modelo. Vive tu vida con el gran coche, la gran casa, la gran etcétera. Yo puedo hablar con esta tranquilidad porque a mis 66 años tengo mi casa pagada, mi familia y demás. Pero en la gran mayoría de los casos eso no es así. La felicidad se produce cuando tengo chutes de dopamina y de oxitocina, pero en ocasiones no funciona cuando ves que el otro está pasando miserias. Muchas veces miramos para otro lado

Le hacía la pregunta por el ejemplo que ha puesto antes del coche que quiere salir del triángulo por la puerta. ¿Para qué busca la salida? ¿La salida a dónde lleva?

Esa salida la ejemplifico como el momento de felicidad. Es el llegar a salvarnos todos. A una vivencia colectiva. Por un lado está el individuo y por otro el colectivo. Margaret Thatcher lo dijo con mucha claridad: "No existe la sociedad; existen los individuos". La iglesia católica habla de congregación de fieles cristianos y como definición vale. Te he comentado que me eduqué en los jesuitas, pero llegó un momento en que me pregunté que hacía yo ahí siendo un pequeño burgués y me borré. No soy cristiano por incapaz. Para ser cristiano hay que ser muy bueno y muy colectivo. No soy comunista pero tampoco soy cristiano, aunque ambas cosas van muy juntas. La raíz que tienen es la misma. El cristianismo es muy difícil, aunque puedes recurrir a hablar con la espiritualidad, pero el comunismo lo es más todavía porque te dicen que hay que compartir sí o sí y punto. En ambos casos aman la vida, pero son conceptos que los maneja alguien y lo hace con esa intención de mantenerse en el poder.

Justo. Cuando usted critica en sus ilustraciones, me da la sensación que lo hace a eso mismo que dice y no al concepto. Usted vapulea al que maneja y manipula. Un ejemplo son sus ilustraciones en las que puede aparecer un obispo con antifaz de ladrón llevándose en una saca la Mezquita-Catedral y eso representa una iglesia que manipula a sus fieles, pero no al concepto de fe.

Claro. En una ilustración asumimos el concepto de iglesia en la figura de un tipo que lleva una mitra. Yo soy muy respetuoso con otros símbolos. Pero es algo que trato de mostrar a los chavales: La diferencia entre símbolo y realidad. La imagen es una cosa y la realidad es otra. En mis encuentros hay muchos niños cofrades y les llevo un periódico de un lunes santo en que se dice que la Virgen de la Esperanza ha salido de su templo. Les pregunto si eso está bien expresado y dicen que sí, y siguen pensando eso aún cuando les pregunto si no estaría mejor dicho que era la imagen de la Virgen la que salió del templo.

Le llevo otro periódico en el que se habla de que un sábado santo en Huelva una de esta imágenes ardió y les digo que al día siguiente yo me esperaba que el periodista, siguiendo ese pensamiento, dijera la Virgen ardió y está en Cuidados Intensivos, y no es así: Indica claramente que la imagen de la Virgen ardió. Cuando arde es una imagen, cuando no arde es la Virgen. El lenguaje es fundamental en estas cuestiones y los periodistas no ayudan. No confundamos la imagen con la realidad y estamos continuamente confundiéndolo.

Es una cuestión de cultura.

Y de genética. Todo lo que entra por el tálamo. Y muchas veces no vemos lo que no queremos ver y vemos lo que queremos ver. El tálamo es algo maravilloso que tenemos en la cabeza. Cuando fui a Irlanda, mis suegros tenían al lado de la habitación donde estábamos mi mujer y yo un carillón que sonaba todas las horas a base de campanadas. Me dije que no iba a dormir nada. Pero ni lo noté. Vivo en Santa Marina y ocurre otro tanto con las campanadas, que no las noto. El tálamo nos permite filtrar hacia el cerebro lo que no podemos afrontar para que no nos pete la cabeza. El tálamo se sensibiliza a tus intereses. Un creativo debe tener su tálamo muy preparado y sensibilizado. Al contrario, cuando una madre tiene un reciben nacido es capaz de despertarse si no escucha la respiración del bebé o suena de forma diferente. El tálamo le dice que tiene que criar a ese niño sea como sea.

Goval posa para Córdoba Hoy
Goval posa para Córdoba Hoy

Pregunta tonta. ¿El nombre de Goval es por la conjunción de sus dos apellidos o por el medicamento?

(Se ríe con ganas). Eso lo descubrí después. Que es un ansiolítico para la esquizofrenia. Yo soy antes que ellos. Con 14 años nos pongamos de nombre las primeras palabras. Soy Goval por Gómez Valera. En realidad era Joangoval, con José Antonio, pero era muy largo y me lo acorté. Siempre cuento la anécdota de una niña que no quería jugar a ese juego, porque se llamaba Paqui Carrillo Garzón, que es Pacagar. La verdad es que a mí Goval me ha quedado bonito. Tanto es así que si me llaman José no me reconozco y si me llaman Pepe, menos. Mi hermano, que tendría que ser Govalín, al ser más chico, me dice que nana, que él es Rafa.

Eso fue con la adolescencia. Empecé a firmar mis dibujos con Goval y mi primera exposición la hice con 19 años en Linares y como no vendo, la sigo teniendo. Ahí ya empecé a demostrar mi cable cruzado. A mí la formación jesuítica me ha marcado y tengo a gente aquí que son muy cristianos, de comunión diaria que me dicen que estoy vomitando a Cristo continuamente. Y sí, porque soy incapaz de seguir siendo cristiano como tú, que ers un gran valiente y yo soy un cobarde y como no soy capaz de seguirlo lo que hago es vomitarlo. Yo creo que el mundo tiene que ser más justo y no como tú que tienes coche y demás y de justicia, poco. Mejor que no entren en ese debate conmigo porque no tienen argumentos suficientes.

¿Pero es usted creyente o no?

Sí. Soy creyente del Dios de Spinoza. Si lees a este filósofo te dice que Dios es la Naturaleza y yo creo en la Naturaleza porque yo soy un ser vivo. No en el Dios de las barbas, el que te condena, el que te salva. No. Yo me salvo o me condeno en este mundo donde la amistad y las relaciones entre los seres vivos perviven. Ése es mi Dios. Además, no está mal. No cobra y no cuesta dinero ser o no creyente. Pero algo no va bien con mi Dios, porque no es normal que vaya en pantalón corto en pleno mes de noviembre. La Naturaleza está siendo maltratada y lo hacemos nosotros, el homo sapiens; un virus para el planeta.

¿Además de ilustrador, en que otras artes se mete?

Lo de ilustrador viene a cuento porque cuando empecé a estudiar genética relacionada con la creación mi profesor me dice que debíamos tener un conejillo de indias. Me dije pues yo mismo. Lo mío pasa por tener todos los días una creación, algo que ayer no estaba lo voy a hacer. Todos los días tengo que hacer algo. Empecé con unas cajas de poesía visual. Me harté de ellas y comencé con las viñetas, que han ido evolucionando. Y ahora llevo unos días sin hacerlas porque estoy con las tarjetas de Navidad, que en cada una de ellas tardo siete minutos y 30 segundos, pero es que tengo que hacer 300. Son unas poquitas horas, ¿eh? Luego tengo que llevarlas a Correos donde me están esperando con las manos abiertas para clavarme, porque son 80 céntimos cada una de ellas si van a España. Porque hay algunas que tengo que enviar al extranjero por mi mujer que las quiere enviar a Irlanda, Estados Unidos, Australia...

Son muchos las que me lo piden, pero no doy abasto. Hace poco tuvimos una comida de compañeros jubilados y una de ellas me regaló su postre y con el postre venía un pape con su dirección. "Tú sabrás lo que tienes que hacer", me dijo (se ríe). Evidentemente ella tiene ya su tarjeta preparada.

Goval posa para Córdoba Hoy
Goval posa para Córdoba Hoy

¿También tiene cuadros?

Claro. Si entras en Instagram, en Goval Art verás que lo último que he metido son los cuadros que elaboré hace 30 años, que no vendo, insisto. Estoy esperando mi última exposición, que tiene ya el eslogan que es cojonudo. Se llama 'Goval se vende' (se ríe). La gente quiere comprarme, pero yo no vendo, para desgracia de mi mujer.

Tiene que tener la casa hasta arriba de cosas.

Es verdad. Pero están muy bien ordenadas y empaquetadas y guardadas. Expuse hace poco en la Fundación Gala que es objetual, pero antes yo he pintado.

Y todo eso que no vende y deja en casa, ¿Qué va a pasar con ello? O mejor dicho, ¿qué quiere usted que pase con ello? Porque no creo que acabe en la basura.

Yo que sé (se ríe). Pienso que el señor Botí cedió toda su obra, a mí también me gustaría dejársela al Ayuntamiento. Con una diferencia abismal: De Botí puedes opinar qué bonito o que feo, si te gusta o no. Con mi obra, no pasa. Cuando la ves te dices ¡qué hijoputa, qué cabrón! Ésa es la gran diferencia. Salvo la colección que estoy ahora mismo exponiendo en un centro cívico, que se llama 'Córdoba líquida', y que viene de la sociedad líquida de Bauman, por estar desintegrándose y licuándose. Yo voy más allá porque creo que los paisajes de las ciudades ya no son sólidos ni líquidos, sino que son ya gaseosos. Vendemos ciudades gaseosas. La solidez del mundo en que vivimos es humo; se vende mucho humo. Esta colección es una mirada de la ciudad de Córdoba y sus hitos patrimoniales y mis torres y todos los elementos que aparecen están licuados.

¿Dónde está?

Ahora mismo está en Cerro Muriano. El día 1 de diciembre va al Centro Cívico Vallehermoso, en Miralbaida. Y el día 12 de enero estará en la antigua cárcel de Fátima. Y yo voy a intentar meterla en Calle Imágenes, que es una intervención que hacíamos los vecinos en la calle, que se cortó con la pandemia y me gustaría volverlo a recuperar. Tengo hechos esos dibujos en lonas, que las hizo el Ayuntamiento, porque a la gente le cuesta más trabajo ir a los centros y quiero ponerlos en la calle.

Goval posa para Córdoba Hoy
Goval posa para Córdoba Hoy

Pero no acaba de responderme. ¿Qué quiere que se haga con su obra?

Pues mira, si hacemos en Córdoba un centro de pensamiento critico, que estuviera ahí. Porque la gente cuando ve mi obra lo menos que hace es decir si es bonito o feo. Se lleva las manos a la cabeza porque lo que te hace es llevarte a pensar. Si no es un fracaso. No está hecho para una estética de colores ni nada por el estilo. Tienes que buscar que hay un mensaje ahí plasmado.

No deja de ser un sueño. Sé que mi mujer cuando yo me muera lo venderá (se ríe).

Tiene un espíritu práctico mucho mayor que el suyo.

Sin duda. Como buena mujer que es. Los hombres somos muy idealistas. Las mujeres tienen siglos de trabajo con lo práctico. El cuidado, que es lo más importante en el ser humano, lo han practicado ellas. Son las grandes heroínas de los cuidados. El homo sapiens cuando nace es muy débil. Es la especie que más cuidado necesita. Se trata más tiempo en despabilarse, lo que, al mismo tiempo, permite que sea algo muy bueno para el cerebro, porque alarga su momento de niñez, que es el momento de conexión, mucho tiempo. Muchas veces decimos este tipo parece un niño. Es algo que me lo dicen mucho.

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