CARMEN CRUZ. DIRECTORA DE LA UNIDAD DE EDUCACIÓN INCLUSIVA DE LA UCO

"Los estudiantes con discapacidad intelectual han mejorado la vida de todos en nuestra Facultad"

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
photo_camera Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy

Cordobesa, de la Fuensanta, casada y con 45 años, Carmen Cruz es profesora del Departamento de Educación de la UCO, concretamente en el Área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación. Desde hace cuatro años es la directora de la Unidad de Educación Inclusiva de la Universidad y se encarga de algo tan importante como tratar que la Universidad de Córdoba, donde se formó, sea lo más inclusiva y no sólo accesible, posible.

Para eso realiza una labor constante de preparación del profesorado, el alumnado y las propias dependencias universitarias para adaptarse a cualquier necesidad que surja. 

Lo suyo es vocacional y su formación así lo deja claro: "Me fui con una beca de investigación las Universidad de Alcalá de Henares donde estuve cuatros años, luego en la Universidad de Huelva, otros 10 años; me vino muy bien, me enriqueció mucho estar en otras universidades, aprender  de personas y formas de hacer distintas, pero tenía ganas de volver a casa, con la familia y los amigos de toda la vida.

Desde 2016 está en Córdoba de nuevo, y está consiguiendo algo de vital importancia, que la UCO obtenga una auténtica mirada inclusiva. Y eso se consigue con una mente abierta y aprendiendo de todas las personas con alguna diferencia.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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¿Se puede considera que la UCO es una universidad inclusiva?

Yo diría que sí. Pero creo que siempre tenemos que aspirar a más. Entonces la UCO es una universidad que está haciendo y ha hecho grandes esfuerzos por ser un espacio inclusivo, y lo consigue en muchas cosas. En parte por Ley incluso, porque hay una normativa que nos obliga a las universidades a realizar actuaciones para ser inclusivas, y luego hay otra parte que simplemente es por un deseo, una intención y una convicción de esa necesidad, aunque no existiese esa ley. Si echamos la vista atrás, cómo eran todas las universidades hace 15 años y ves cómo es hoy la UCO podemos decir que es una universidad que se ha tomado muy en serio el tema de la inclusión.

Pero es que en estos temas siempre más es mejor, y la autocrítica o la no autocomplacencia es un valor en estos casos, por lo que la UCO aspira a ser mejor y ser más inclusiva. Y en ello estamos.

Quizá antes de continuar habría que definir lo que se entiende por inclusión.

Es un concepto que ha ido teniendo una evolución histórica. Hablábamos antes de integración y actualmente hablamos de inclusión. Integración era cuando acogíamos a una persona diferente y la poníamos en entornos con aulas específicas para personas con discapacidad, es decir que estaban integradas en el mismo centro que los demás, pero de alguna manera seguían estando ahí en su burbuja diferente. La inclusión lo que pretende simplemente es que todas las personas distintas con todos sus talentos, sus potencialidades y sus necesidades de apoyo convivan en el mismo entorno y ese entorno sea accesible y adecuado para todo el mundo. No es hacer algo específico para la persona que tiene esa necesidad de apoyo, sino que el entorno ya esté diseñado de antemano para que todos podamos estar en igualdad de condiciones.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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Teniendo eso en cuenta, ¿para qué tipo de discapacidad está adaptada la UCO?

Cuando se habla de inclusión en la UCO lo hacemos en un sentido muy amplio. En la discapacidad por razones evidentes es un pilar muy importante, pero cuando hablamos de inclusión hablamos de diversidad y entendemos ese concepto en un sentido muy amplio. Hay diversidad con un origen económico-cultural y social o procedencia geográfica. Hay muchas fuentes de identidad distintas, y en la UCO intentamos que se atienda a todos los orígenes de la diversidad.

Si nos centramos en la discapacidad, en principio atendemos a todos los tipos. Mayoritariamente atendemos a estudiantes, pero también atendemos a profesores y a personal de administración y servicios. Por una cuestión de protección de datos, no somos nosotros quienes nos dijimos hacia esas personas, de hecho, no sabemos cuántos estudiantes con discapacidad hay ni quiénes son, sino que ellos tienen que contactar primero con nosotros, con nuestro servicio, para que podamos atenderles.

Cuando nos piden una asistencia cualquier tipo de discapacidad es atendida, se valora cuáles son las necesidades de apoyo derivadas de las características de estas persona, así como su potencialidades, porque nos gusta siempre pensar en los dos sentidos: Una persona tiene una discapacidad y eso le genera unas necesidades de apoyo, pero también genera una serie de características, capacidades y talentos distintos que también hay que aprovecharlos. Entonces, de una manera muy individualizada, valoramos qué apoyos necesita, cuál es la mejor manera para favorecer su aprendizaje y con eso actuamos. Tratamos de individualizar mediante informe una especie de adaptación curricular, que aquí llamamos informe de recomendaciones, y que luego derivamos al profesorado.

¿Y desde cuándo se lleva pensando en la necesidad de la inclusión en la Universidad de Córdoba?

Es que ha sido algo tan progresivo que no sabría decir una fecha concreta. Yo llevo cuatro años ocupando este cargo, pero cuando yo llegué ya estaba andando y funcionando. Si me pongo a pensar en grandes espacios de tiempo, tengo que reconocer que la universidad de hace 20 años no se parecía en nada a la universidad actual.

En mi caso concreto, cuando estuve en la universidad no recuerdo que hubiera inclusión.

Seguro que sí que había. Lo que pasa es que no estaba tan regulada. Pero la universidad es un reflejo de la sociedad y tiene la misión y la función de ir abriendo camino. Y a la vez no deja de ser parte de la sociedad y la sociedad de hace 20 años no tenía la conciencia inclusiva o de la necesidad de la inclusión que tiene ahora.

¿Qué nos queda por hacer en la Universidad de Córdoba?

Hay un desafío que tenemos todas las universidades y es la reserva de plazas para personas discapacitadas en el acceso al personal docente investigador, por el propio sistema que tenemos de seleccionar de personal. Si es una carrera profesional de larga trayectoria en la que van saliendo las plazas y vas saltando una serie de obstáculos, no son grandes convocatorias masivas, como ocurre en el PAS, donde sí hay un porcentaje que se puede cubrir de discapacidad. Es que hablamos de una plaza sola que se convoca para personas que están acreditadas y hay pocas personas que cumplan los requisitos y es muy complicado que puedas hacer esa reserva. El desafío es ver cómo conseguimos que las personas con discapacidad accedan a ser personal docente investigador en las universidades.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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De acuerdo, ése es un elemento. ¿Qué otros hay?

Otro gran desafío que tenemos actualmente es que todo el profesorado de la Universidad deberíamos estar formados y en eso estamos a ver cómo lo conseguimos. En lo que se llama el DUA, diseño universal de aprendizaje, de manera que todo el mundo cuando diseñemos nuestras clases y nuestro material docente lo hagamos desde la perspectiva del diseño universal de aprendizaje y, así, nos aseguraríamos que todas las personas con sus maneras distintas de aprender pudieran acceder a esa información.

Es decir, en lugar de yo tener mis clases ordinarias y que venga alguien con discapacidad auditiva o visual o con dislexia en lugar de adaptar a esa persona si tengo en origen un diseño universal de aprendizaje, que es accesible para todo el mundo, la inclusión ya estaría hecha de partida.

¿Pero esa fórmula mágica existe?

No. No hay una fórmula. Esto es algo que se aprende, que es difícil y no siempre ni en todas las materias va a ser posible al cien por cien. Pero me gusta mirar más allá siempre. Si nos quedamos en un 50% estamos mejor que al principio, ¿no?

¿El profesorado está actualmente implicado con ese concepto?

Sí. Lo que pasa es que algunos lo tenemos más a mano. Yo, por ejemplo, soy de Ciencias de la Educación, lógicamente a nosotros nos toca muy cerca, porque hay mucha sensibilidad hacia la diversidad, la diferencia y la discapacidad. Hay también bastante conocimiento. Ahí es fácil. Pero hay que pensar que hay ingenieros o matemáticos a los que la discapacidad les puede tocar en su día a día como a cualquier otro, es decir a lo mejor de forma personal, pero no tanto de forma profesional.

Quizá no es algo que tengamos muy presente siempre, pero sí veo una gran predisposición muy positiva y muy favorable cuando yo acudo a un profesor o profesora a decirle que tienen matriculada a una persona que está en el entorno del espectro autista, que aprende de manera distinta y va a necesitar que tú tengas esa serie de consideraciones. Aquí tenemos que aclarar que en la Universidad nunca tocamos los contenidos, es decir que no quitamos materia ni nada de eso; lo que sí hacemos es facilitar los accesos al aprendizaje, quizá dándole los apuntes de otra manera o que el examen en lugar de oral sea escrito, o que en lugar de una hora para el examen tenga dos horas, pero al final tiene que llegar al mismo punto que el resto de sus compañeros.

Precisamente por eso preguntaba si el profesorado se implica o se limita a poner cara de terror cuando se le avisa que tiene a alguien con otras capacidades distintas a lo habitual.

En general, la respuesta es muy positiva. Y cuando no es tan positiva, que ha ocurrido en ocasiones muy, muy puntuales, mi experiencia es que es más por desconocimiento y el miedo a no saber cómo hacerlo que por reticencia natural. A esas personas les decimos que nos vamos a reunir y nos ponemos por completo a su disposición para satisfacer sus dudas. Hay que decir que la experiencia acaba siendo buena. Nosotros mandamos los informes de recomendaciones y me llaman profesores pidiendo más información para hacerlo lo mejor posible.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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Entonces la implicación es profunda.

Hay profesores que se lo toman realmente en serio.

¿Por que me está hablando siempre en plural?

(Se ríe) Porque somos un servicio. Nuestra Universidad es un poco distinta a otra y cada universidad lo organiza a su manera. Nosotros tenemos un Servicio de Atención a la Diversidad y dentro de ese servicio hay dos unidades: La de Atención Psicológica y la de Educación Inclusiva, que es la que yo dirijo. El Servicio de Atención a la Diversidad tiene dos personas que se ocupan de toda la parte administrativa, de citas, de facturas y demás y en la de Educación Inclusiva hablo en plural pero somos dos (se ríe). Hay una técnico, que es psicopedagoga y es intérprete en lengua de signos, porque en la UCO también se presta ese servicio.

Hablo en plural porque también formamos parte del Vicerrectorado de Política Inclusivas y Vida Universitaria, porque me siento parte de un equipo de gobierno de la Universidad, porque trabajo con mis compañeras a diario y entiendo que no lo hago yo sola. Lo hacemos en equipo. En plural.

¿Su cargo existe en todas las universidades?

Sí. Pero en cada universidad tiene un nombre distinto. Aquí tenemos una especie de macroestructura que une a la Unidad de Atención Psicológica y la de Educación Inclusiva y en otras universidades están separadas, o cuando se entiende Oficina de Atención a la Diversidad no incluye la atención psicológica... Cada universidad lo ha montado como ha entendido que era mejor, pero es verdad que el fondo es lo mismo. En todas las universidades hay un órgano que es responsable de la atención a la diversidad en general y tiene a una persona responsable.

¿Y hay una puesta en común entre todos los centros universitarios? ¿Se reúnen alguna vez y hablan entre ustedes? ¿Quizá algún tipo de congreso?

Sí que lo hay. Hay distintas redes de servicios. Quizá la más fuerte ahora mismo y la que aglutina a todas las universidades, o casi todas, es la red SAPDU (Servicios de Apoyos a Personas con Discapacidad en la Universidad). Aglutina a todos los servicios de todas las universidades. Hay un encuentro anual, los dos últimos virtuales por razones evidentes, pero normalmente son presenciales, de varios días en los que se debaten temas que son necesarios y que van surgiendo y se trata de llegar a acuerdos sobre cómo abordarlos desde los distintos servicios de las diferentes universidades. Hay una comisión permanente que está todo el año a disposición. Incluso hay una red de los propios técnicos de los servicios de las universidades en la que se presenta un caso concreto complicado para alguien y los técnicos de otros centros le indican cómo lo abordan en sus universidades. Se procura trabajar en red.

Es de lógica. ¿Dónde se llevan a cabo esas reuniones?

Cada año le toca a una universidad ser la anfitriona y, por tanto se celebra en una ciudad diferente cada vez. Hemos estado en Murcia, en la Complutense de Madrid... Y a quien le toque es la que lo organiza y nos acoge.

¿En Córdoba se ha celebrado ya alguna?

Todavía no. Está pendiente.

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¿Sabe para cuándo?

No. Además como llevamos ya tres años, porque éste último en que estamos se iba a hacer presencial pero se ha optado por que sea a distancia, la cosa está un poco parada. No es la palabra, porque seguimos funcionando, pero todo desde la virtualidad.

Vamos a entrar en una cuestión práctica. Si yo fuera un estudiante con algún tipo de discapacidad que va a entrar en la UCO, ¿qué es lo primero que tengo que hacer?

Lo primero que hay que decir, que me temo que mucha gente no lo sabe, es que la matrícula es gratis para quienes tienen una discapacidad reconocida y certificada. Se sabe marcando una casilla de 'SÍ' específica en la matrícula.

No tenía ni idea, la verdad.

Por eso lo destaco, porque mucha gente no lo sabe y es muy importante que se sepa esto también. Bueno, a partir de ahí si tienes algún tipo de necesidad de apoyo, lo deseable es que ese alguien se dirija a nosotras en la Unidad de Educación Inclusiva y la vía más común es buscar nuestra página web donde hay una serie de instrucciones y una dirección de correo electrónico en la que se pide que se envíe una información básica sobre la persona que lo solicita y se concierta una cita.

Ese día se acude al servicio para tener una entrevista personal. Ahí se aportará la documentación con certificado de discapacidad y normalmente pedimos, porque las personas que llegan a la universidad desde los estudios secundarios ya han tenido un proceso de adaptación anterior, trabajar de manera coordinada con esos centros y les pedimos los informes de los orientadores. Es decir toda la documentación que nos pueda ayudar a conocer y comprender su manera de aprender y sus necesidades de apoyo y, finalmente, tenemos una conversación directa con esa persona.

Con todo eso determinamos una serie de apoyos que pueda necesitar esa persona y que esa misma persona lo decida también con nosotros.

Ahí quería yo llegar. Una vez determinados los apoyos, ¿todo eso sale de la UCO? ¿La Universidad se lo tiene que demandar a alguien? ¿Hay financiación para esos casos?

A ver. Hay distintos elementos de apoyo que en la UCO ya tenemos en marcha y que están financiados. Por ejemplo, si fueras una persona con movilidad reducida nosotros tenemos un servicio de transporte adaptado contratado con Fepamic y que paga la Universidad, que te va a recoger todos los días para llevarte a tu facultad y después te lleva de vuelta. ¿Que necesitas un intérprete de lengua de signos? Lo tienes...

Sí, pero hay una sola persona para eso en concreto actualmente.

Sí, hay una sola persona. De hecho, mi mayor miedo desde que yo estoy aquí es que de repente se matriculen tres personas con discapacidad auditiva. No se ha dado el caso hasta el día de hoy. Si eso ocurriera la dotación presupuestaria actual del servicio no nos permitiría contratar a dos intérpretes más. Pero entiendo en que ése sería el momento en que la Universidad tendría que ver de qué manera conseguir ese intérprete y ver de dónde sacan los recursos para ello.

Te cuento un caso muy concreto. Hasta hace poco teníamos una estudiante en Rabanales en una carrera técnica que tiene movilidad reducida y va en silla de ruedas. Su discapacidad lleva un deterioro progresivo y cuando empezó, con el servicio de transporte adaptado y un poco de apoyo por parte de profesorado y compañeros que la acompañaban al baño o a cambiarse de mesa en el aula y cosas así, era suficiente. Pero llegó un momento en que dejó de serlo porque ella, por lógica, no tenía que estar a expensas de la buena voluntad de un compañero o profesor, que no tiene por qué saber cómo ayudarle o cómo moverla mejor. Era un servicio que no teníamos hasta ese momento. Buscamos los fondos, conseguimos que la Universidad hiciera una partida y se contrató a una asistente personal que estaba con ella en el campus cuando está en clase por si necesita ir al baño, cambiarle de silla, desplazarse y demás.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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Lo que me está diciendo con ese ejemplo, por tanto, es que la Universidad tiene la agilidad suficiente para adaptarse a las circunstancias que vayan surgiendo. Se adapta con rapidez.

En esta ocasión, hemos sido muy ágiles. La verdad es que ha sido muy rápido. No sé si hay un tope, porque la UCO tiene unos fondos limitados. Espero no llegar nunca a ese tope ni descubrir cuál es (se ríe). Luego también tenemos otras fórmulas. Por ejemplo, Fundación ONCE tiene un sistema de becas y un banco de recursos a través de Fundación Universia. Por ejemplo, ordenadores y otros materiales adaptados o sin adaptar, tenemos un banco conveniado con Fundación ONCE, se lo pedimos, se lo prestamos al estudiante y cuando acaba lo devuelve.

Por cierto, ¿está el campus adaptado para ese tipo de estudiantes?

Está parcialmente adaptado. En Rabanales, junto con esa estudiante que he comentado antes, estuvimos haciendo un recorrido por todas las partes donde ella tenía que pasar con su silla motorizada. Fuimos detectando deficiencias que se han plasmado en un informe y estamos tratando de mejorarlo. Por ejemplo, es el caso de sitios habitualmente accesible, pero que cuando llueve se embarran y dejan de serlo. O Hay sitios a los que puede llegar, pero dando una vuelta tan grande que si se facilitara y allanara una vía alternativa le facilitábamos mucho la vida. No sólo es llegar de A a B, sino de poder hacerlo por el camino más corto.

Por tanto, está adaptado. Hay rampas, hay aparcamiento, hay servicios adaptados, pero hay cosas por descubrir. Y precisamente las vamos descubriendo con el uso y cuando las personas se van encontrando con esas barreras. Es que mi mirada, como no es la de una necesidad imperiosa como sí lo es la suya, hasta que esa persona no me lo hace ver quizá no había captado esa dificultad.

Seguro que irán surgiendo nuevas necesidades de adaptación. Lo importante aquí es que seamos ágiles en la respuesta.

¿Usted cómo se formó para este puesto?

Estudié Magisterio, cuando existían las especialidades. Soy maestra de Educación Especial. Después estudié Psicopedagogía y también hice un doctorado en Psicología de la Educación.

Me está indicando que lo lleva en la sangre, prácticamente.

Sí, Era un poco vocacional desde el principio (se ríe).

En cualquier caso, para llevar el cargo que lleva de directora de la Unidad de Educación Inclusiva sí se requiere esa formación concreta, ¿no?

Siempre se ha procurado. Mi predecesora también era una persona con una trayectoria muy afín a todo esto. Es que, claro, para ocupar el cargo que yo ocupo, que no es político, aunque es por designación de un equipo de gobierno, y es más bien técnico, se necesitan unos conocimientos relacionados con el fin de la Unidad.

Hacen falta dos cuestiones: Por una parte, una formación previa y un conocimiento y luego hace falta, y es muy importante, una sensibilidad y una actitud determinada hacia eso.

Si su antecesora y usted aceptaron ese cargo será porque ya había predisposición. La gente que no se ve con capacidad lo rechazaría.

Sí. hay gente que no quiere ocupar determinados cargos por responsabilidad y coherencia.

Le tengo que preguntar si han detectado alguna vez alguna muestra de discriminación, ya sea en aulas o en otras dependencias de la Universidad, por estas causas.

(Tarda en contestar) De manera evidente, no. En general, el estudiantado y el profesorado afortunadamente somos personas que tenemos esa sensibilidad para que no se produzcan esas situaciones indeseadas. Cuando a veces se producen, no son deliberadas. A veces uno hace cosas sin querer y que no son las adecuadas, porque no se comprenden, quizá.

Estoy pensando en un caso muy concreto de una chica con síndrome de Asperger, que es la anécdota y no la generalidad de lo que ocurre en la Universidad. Estas personas tienen una dificultad enorme para relacionarse y socializarse. Es uno de sus principales caballos de batalla. Es una persona que en la comunicación y en la relación con los demás es un poco diferente. Y a veces los compañeros no acaban de darse cuenta del todo. Ella nos decía que cuando se formaban los grupos en clase no aguantaban con ella. Así que fuimos a ese aula en concreto y les dimos una charla sobre lo que significa el Asperger y que entendieran que si alguien con ese síntoma no te responde o no te habla no es porque no quiera, sino porque su cerebro no le deja en ese momento.

Pero, en general, tenemos que decir que a medida que se va interviniendo, las cosas se van resolviendo.

Bueno, pues gracias a esa pregunta ha salido a la luz una cuestión de peso: Educar al mismo tiempo que suceden las cosas.

Totalmente. Con el profesorado, igual. Si yo le digo a un profesor que tiene a alguien con dislexia y ese profesor está dispuesto a reunirse con nosotras y a entender lo que eso significa, acabará sabiendo que si esa persona escribe de esa manera, no es porque cometa una falta de ortografía, sino por su situación. Se trata de acompañar y educar y ésa es, evidentemente, la mejor manera de conseguir la inclusión real sobre las que todos estamos convencidas y convencidos.

¿Será posible esa inclusión real de la que habla algún día?

Yo quiero pensar que sí. Si yo estuviese donde soy y no me lo creyera estaría muy deprimida, la verdad (se ríe). Lo que pasa es que intento ser poco autocomplaciente. Siempre podemos ir a más, pero sí que avanzamos. Siempre hay que tener nuevas metas y tratar de ir más allá. Ojalá llegue el día en que ni siquiera haga falta un servicio como el nuestro y que todo esté ya diseñado de partida para que sea accesible para todo el mundo.

Pues yo le digo que ese servicio siempre va a ser necesario. No lo digo como algo negativo. Todo el mundo, tenga o no discapacidad, es diferente y tiene sus propias necesidades y requiere de una adaptación persona. Por tanto, el servicio no creo que sobre nunca. Entre otras cuestiones, porque cuando le he preguntado si había una fórmula mágica me lo ha negado.

No la hay. Ojalá. Pero puedo contarte otra anécdota más que ilustra. Tenemos UCOincluye. Es un proyecto nuevo de este año y es un curso universitario de capacitación personal y profesional para jóvenes con discapacidad  intelectual. Estas personas nunca o casi nunca llegan a la Universidad, porque es quizá la discapacidad más limitante que hay para desarrollar una vida académica. Hay un programa que está financiado por Fundación ONCE, que se llama UniDiversidad, y se pone en marcha en distintas universidades españolas. Nosotros tenemos en marcha este año nuestro primer curso, que se está desarrollando en la Facultad de Ciencias de la Educación actualmente con 13 estudiantes, entre 18 y 30 años, con discapacidad intelectual.

Me gustaría que se supiera el impacto que está teniendo este curso, no ya en la vida de esos y esas estudiantes, que está teniendo mucho impacto positivo en sus vidas, sino el que está teniendo en el resto de la comunidad universitaria.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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¿A qué se refiere?

Pues que su presencia está haciendo que todos seamos de verdad más inclusivos. Desde el profesorado que estamos yendo a dar clases ahí, que habitualmente estamos acostumbrados a dar clase en grado de Magisterio, Educación Social, Psicología a 80 personas, llegas, cuentas y te vas, y ahora de repente te encuentras a un grupo de 13 personas superdiferentes, a las que hay que adaptarse muchísimo para poder enseñarles y favorecer su aprendizaje.

Yo soy la directora de ese curso, y todos los profesores que están pasando por ahí me salen diciendo que ha sido la mejor experiencia docente que han tenido con diferencia en años, la más desafiante y todos coincidimos en que nos está obligando a ser mejores profesores, y lo que estamos aprendiendo va a servir para el resto de estudiantes.

Es más, el resto de estudiantes de grado de la Facultad han acogido a estos compañeros rápidamente como uno más. La Facultad se ha abierto a estos compañeros y los ves en la cafetería, en el huerto escolar, en la biblioteca, en todos los espacios cómo comparten con otros estudiantes y cómo todos los estudiantes los ven como uno más. Todos somos hoy más sensibles a la diversidad en la Facultad de Ciencias de la Educación gracias a la presencia de estos chicos y chicas.

Pero es que voy más lejos con lo que hemos hablado antes de la accesibilidad. Lo primero que hicimos cuando llegaron estos estudiantes fue hacer un recorrido por toda la Facultad para que conocieran a las personas de los distintos espacios: Conserjes, de la cafetería, los de la biblioteca, y también para que conocieran dónde están. Hicimos una especie de mapa donde se iba viendo cada espacio. Pues bien, su mirada nos hizo ver que en el fondo no somos nada accesibles.

Hay una cosa que se llama accesibilidad cognitiva y es que los edificios nos sean acogedores al llegar a uno de ellos y nosotros podamos comprenderlos y sentirnos cómodos en ellos. Descubrimos que no teníamos esa accesibilidad cognitiva. Estuvimos trabajando en el aula y se han planteado varias propuestas, Una de ellas, en concreto, es que en los distintos espacios haya pictogramas donde se explique qué se hace en cada espacio. Por ejemplo, en la fotocopiadora hay un cartel que pone 'reprografía' y al lado de ese cartel se propone que haya un pictograma en el que se explique qué se hace allí.

Carmen Cruz posa para Córdoba Hoy
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Me temo que eso es útil para todo el mundo y no sólo para quienes tengan algún tipo de discapacidad.

A eso voy. Nuestros estudiantes con discapacidad intelectual fueron al equipo de canal de la Facultad a presentarles el proyecto, que lo ha visto muy positivo y lo va a implementar. Es útil para ellos y para, por ejemplo, un estudiante Erasmus que no sepa bien hablar nuestro idioma, y cuando vea el pictograma va a identificar perfectamente lo que se hace ahí. Entonces, su presencia ha mejorado la vida de todo el mundo y no sólo la de ellos.

¿Ese curso se supone que va a tener continuidad en el tiempo?

Es la intención. Que haya más ediciones. Esto lo financia Fundación ONCE con fondos europeos. Nosotros el año que viene volveremos a solicitar la financiación y a presentar un proyecto. Esperemos que sí.

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