CARLOS BUSTOS. ÁRBITRO DE PRIMERA DIVISIÓN DE FÚTSAL

"Es triste que tras 15 años arbitrando mi familia no haya podido ir a verme para evitar malos ratos"

Carlos Bustos posa para Córdoba Hoy
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Carlos Enrique Bustos Caparrós, es cordobés de 43 años y, entre muchas otras cosas, es árbitro de Primera División de fútbol sala. Es también asambleísta de la Real Federación Española de Fútbol, donde hay una asamblea de 140 o 150 representantes de todos los estamentos de fútbol, futbol sala y fútbol playa. Hay desde equipos profesionales de Primera hasta los qye juegan en arena. "Yo soy, por decirlo de alguna manera, el representante de todos los árbitros de fútbol sala de España". Fue eligido el año pasado, porque tenía que ser un árbitro de Primera y se optó por él para los próximos cuatro años. "De cuando en cuando, se convoca la asamblea que preside Luis Rubiales, y ahí se tratan temas desde los calendarios, presupuestos, enmiendas, y todo lo relaciones con esos deportes, ya sean profesionales o amateurs".

Y aunque sus 43 años son todavía frescos, le quedan apenas dos para jubilarse. Sin embargo, este año se ha propuesto al Consejo Superior de Deportes, tanto por parte del fútbol como del fútbol sala, "que vamos cada vez más de la mano", para que esa edad se amplíe tres años más. A día de hoy, la actividad se abandona a los 45 y la idea es llegar a los 48. El caso es que a nivel de FIFA y UEFA no ponen los límites, pero cada país es quien lo determina. En España, "que tampoco está mal pensado", pusieron los 45 para darle oportunidad a la gente que viene detrás. Si se dejaran árbitros hasta los 50 años y se les fuera aguantando, "los nuevos no llegarían a subir".

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Se trata de evitar, entonces, lo que ahora mismo ocurre en el trono de Inglaterra.

Sí, claro (se ríe). Algo parecido.

¿En otros países a qué edades se jubilan los árbitros?

Hay de todo. Tenemos países con 48 años, otros en 50 y los hay que los dejan hasta que se mueran en la pista pitando, como aquél quien dice. Pero, bueno, más o menos la media europea llega a los 48 o 50. Por ahí anda.

¿Cree usted que el Consejo Superior de Deportes va a atender sus demandas en ese punto?

Yo creo que sí. Es cuestión de tiempo. En pocos meses, esto sale adelante seguro. Lo que no sabenos es si les va a pillar a los árbitros que ahora cumplen 45 años o si les pilla ya la siguiente temporada.

¿Es usted el único árbitro de Primera División de Fútsal de Córdoba?

De fútsal de Primera División a día de hoy estamos dos cordobeses. Estoy yo (el burro primero), y luego un compañero que es de Alcolea, Juan Ramos Marín, pero él lleva ya unos tres años en Guadalajara viviendo, trabajando y con familia allí, y está más allí que aquí. De este modo, técnicamente en Córdoba sólo estoy yo.

De Andalucía, por lógica, habrá bastantes más.

Sí. Andaluces en Primera los hay. De hecho, en 2019 el mejor árbitro del mundo la temporada pasada, porque esto va por años naturales, fue gaditano, Juanjo Cordero.

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¿Y cuál es el camino para ser árbitro de Primera?

Al final es un compendio de un poco de todo. Lo primero es comenzar con algo. En mi caso, mi primer partido de fútbol sala fue como adjunto al cronometrador, es decir que me senté en una silla al lado viendo lo que hacía el cronometrador. Y los primeros partidos míos fue como cronometrador, luego, poco a poco, vas pitando partidos de niños, de adultos o de senior.

Los ascensos a Segunda División, por así decirlo, son a nivel andaluz. Es decir que a nivel provincial o de comunidad autónoma se van subiendo a los árbitros en función de lo que demuestren y de unas pruebas físicas que hay que superar, además de unos informes técnicos que nos suelen hacer cada equis partidos con un informador que viene y valora tu actuación con una puntuación. Al final de temporada a los árbitros se les califica a través de esos informes, más las pruebas físicas.

Así que hay años que subes más y otros que vas un poco a menos. Y se desciende más o menos también en función de eso. Pero si hay árbitros que se jubilan con una cierta edad, también hay menos descensos.

¿En qué época fue su momento como adjunto a cronometrador?

Eso fue en 2005, en un partido de senior en Lucena. Porque la primera temporada que empecé fue la 2005-2006.

¿Desde cuándo es árbitro de Primera?

Ésta es mi tercera temporada. Es decir desde la 2017-2018.

La verdad es que no me imagino lo que hay que hacer mal para que un árbitro lo desciendan de categoría...

Nosotros anualmente contamos con entre seis y siete informes y pasamos dos pruebas físicas, una en verano que suele coincidir después del Puente de agosto, y otra justo después de Navidad, pasado Reyes.

"Soy militar, llevo 23 años en el Ejército y por suerte para mí dentro de mi trabajo puedo practicar deporte que me mantiene en forma"

O sea, con las comilonas de las fiestas aún en el estómago.

Es que de esa manera te tienen siempre en forma. No te puedes relajar y tienes que estar todo el año bien físicamente..

¿Son duras esas pruebas físicas?

No me parecen duras. Esto es como todo. Como sabes, los árbitros de fútbol sala no somos profesionales, como sí lo son los de fútbol. Y nosotros tenemos nuestros trabajos. Yo soy militar y llevo 23 años en el Ejército, y por suerte para mí dentro de mi trabajo puedo practicar deporte por las mañanas. Aparte de eso, soy también árbitro de pádel, monitor de educación física en el Ejército, monitor de atletismo... Es decir, que el deporte es parte de mi vida el deporte y me mantengo físicamente bien, me gusta el deporte. Por tanto, las pruebas físicas que hacemos no es que sean fáciles, pero tampoco son excesivamente complicadas. Con una rutina normal se pueden pasar bien.

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Se trata de entrenarlas un poco. Al ser fútbol sala son muy explosivas. Hacemos tres pruebas con cinco series de velocidad de 30 metros en 4,60 segundos, una segunda que la llamamos el trial porque se trata de cubrir los 20 metros del ancho de la pista de fútbol sala primero yendo y volviendo de cara (40 metros), se para cinco segundos, 16 metros de ida y 16 de vuelta en lateral, parar cinco segundos y otra vez de cara y así durante 11 minutos y aumentando cada vez más la velocidad. La última es de agilidad con unos conos con 20 metros de cara, cinco de lado otros cinco de lado y de vuelta.

Son lo dicho, explosivas, que requieren cambios ritmo, que es lo que nos pide el fútbol sala en definitiva.

"Tenemos que seguir las jugadas a base de sprints, porque el fútsal es muy de contraataques, y es un cambio continuo de ritmo"

Pero los árbitros están en las bandas, ¿no?

Sí. Nos repartimos la mitad del campo cada uno de los árbitros. Nos intercambiamos de continuo las posiciones. Tenemos que seguir las jugadas a base de sprints, porque el fútsal es muy de contraataques, y es un cambio continuo de ritmo, corriendo hacia adelante, de espaldas o en lateral.

O sea, un auténtico rompiernas.

Sí, es muy muscular. Por eso las personas cuando vamos teniendo años tendemos a sustituir la fuerza explosiva por carreras continuas, más largas y a menos ritmo, pero en fútbol sala las pruebas te demandan seguir teniendo capacidad de reacción explosiva.

Al margen de esas pruebas físicas, ¿cómo se determina la calidad de un árbitro? Porque no todo es correr.

No, claro. Las pruebas físicas es un 'apto' o 'no apto'. En Primera se superan esas pruebas y punto. Donde ya viene el tener que demostrar otras cuestiones lo da los partidos. Va un informador, que normalmente no te dicen quién va, y éste te evalúa a nivel técnico, físico, disciplinario y está pendiente de tu reacción en las jugadas o si has controlado o no los banquillos y el juego. Hay muchos puntos en un informe.

"Por lo general, no sabes cuándo te va a venir un informador para evaluarte, y creo que es mucho mejor así, aunque últimamente sí de lo dicen"

Entonces, ¿no saben nunca si están siendo evaluados como cuando los de Repsol o Michelin van a un local a ver si merecen un Sol o una Estrella?

Por lo general, no lo sabes. En los últimos tiempos sí están diciendo cuando vienen los nombramientos, que es cuando te dicen que vas a pitar tal o cual partido, si va o no un informador. Pero normalmente no lo sabes, y casi mejor no saberlo (se ríe).

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¿Se pone nervioso uno si lo sabe, verdad?

Sí. Lo peor es que haces cosas que no son ni naturales. Me acuerdo una vez un partido en Segunda División, que, quizá, resultó ser un poco un antes y un después, porque sabíamos que venía el informador y quisimos hacerlo tan bien que no hicimos en realidad lo que sabemos hacer. No éramos nosotros y, de hecho, nos salió bastante mal el partido. Y fue un 'se acabó, hasta aquí hemos llegado'. Venga o no el informador, hay que pitar como uno sabe y como uno hace normalmente, y punto.

¿El poder de un árbitro sería equivalente al de un juez en su tribunal?

(Se lo piensa). Hasta cierto punto, sí. Si yo saco una roja a un jugador, en ese momento está claro que se tiene que ir de la pista. Y si no se va, porque se sienta en el suelo y dice que no se va y no hay manera de sacarlo de allí, tienes que suspender el partido. No vas a echar atrás tu decisión. Una vez tomada, es ley.

"La decisión de un árbitro en un partido es ley y no te vas a echar para atrás; en cierto modo, es equivalente al poder de un juez en su tribunal"

Luego hay que ir al acta, reflejar en el acta el motivo de la expulsión y y todo lo malo que puede pasar (entre comillas) es que el juez de competición, a una reclamación de ese equipo, valore que a lo mejor esa expulsión no tenía razón de ser. Pero si sigue adelante le pueden caer al jugador tres partidos. Pero lo que está claro es que en el momento del partido ese jugador deja de jugar sí, por mi decisión.

¿Le ha llegado a pasar ese ejemplo que ha puesto de que un jugador se plante en la pista y no quiera irse?

No, no, no. Al final (toco madera) no he tenidos situaciones de ésas. Lo cierto es que siempre impera la lógica. En situaciones un poco más tensas son sus propios compañeros de equipo o un entrenador quien acaba sacando al jugador, a quien le dura el arrebato un par de minutos, pero finalmente acaba siendo consciente de lo ocurrido cuando la cosa se enfría un poco.

¿Por qué decide un chaval o una chavala a quien le gusta el fútbol ser árbitro en vez de jugador?

Una de las razones es que cuando ya como jugador no vales un pimiento y te gusta el fútbol sala, en mi caso he jugado desde muy pequeño y llegué hasta juvenil, pero llega un momento en que tu nivel es el que es y no das para más. Te sigue gustando ese deporte y como árbitro es una manera de seguir conectado.

Yo tenía un amigo que estaba arbitrando y me llamaba la atención. Probé y la verdad es que fue bien, porque al final, de una manera u otra, he seguido enganchado a un deporte que me gusta, no jugando, pero sí como parte activa, que es lo que interesa.

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¿Es el mismo caso siempre? Es decir, ¿todos los árbitros han sido jugadores o hay alguno que rompa esa regla y quiera arbitrar sin haber jugado?

No tiene por qué. No tengo la verdad absoluta, pero creo que la mayoría han sido jugadores, quizá no a un alto nivel, pero han jugado. En el caso de jugadores profesionales o semiprofesionales se retiran con más de 30 años y a esa edad ya no puedes ser árbitro, y pasan a ser entrenadores. Los chavales que empiezan más jóvenes, desde los 14 a los 20 años, han jugado a nivel bajo y al final sigues ahí como árbitro. Pero insisto en que no sé si es una tónica común.

Claro. Pero la lógica indica que para arbitrar un deporte, lo suyo es haberlo practicado.

Por lo menos es lo recomendable. Como jugador te va a facilitar mucho más y vas a entender también muchas situaciones del partido y ciertas actuaciones de los jugadores. Si te viene un jugador y te dice lo típico de que 'estoy al 200%', si has jugado al futbol sala lo puedes entender un poco. El fútsal, a diferencia del fútbol, es mucho más exigente físicamente para un jugador. El fútbol es un campo mucho más grande y si un jugador se quiere quitar de en medio unos instantes, lo hace y no toca la pelota un tiempo y descansa; en futbol sala no te puedes quitar de en medio. Es imposible.

De hecho, en fútbol sala casi no hay posiciones: Todo el mundo ataca y todo el mundo defiende al mismo tiempo.

Efectivamente. Eso es así.

Y díganos: ¿Qué es lo más raro que le ha podido pasar en un partido?

¿Lo más raro? (se lo piensa mucho). Mira, hace unos 10 años, en Segunda División, fuimos (siempre habla en plural) a Sevilla a un partido. Normalmente, el cronometrado suele ser de la ciudad a la que se va, pero en este caso era un compañero de Córdoba, Manolo Castizo, que puede pesar tranquilamente unos 140 kilos, muy grande con un pie de talla 46. Nosotros tenemos que ir vestidos de traje de chaqueta, corbata y zapatos a los partidos. Así que nos presentamos allí y resulta que cuando nos fuimos al vestuario a cambiarnos me di cuenta de que me había olvidado las zapatillas. Mi compañero llevaba las suyas y la única solución fue que Manolo Castizo me dejara sus zapatillas. Yo tengo un 42 y me pasó un 46 y Manolo, que sale con un chandal, se tuvo que poner mis zapatos, que eran un 42.

Hay que imaginarse la película de cuando salimos a pitar: Manolo con su chandal y mis zapatos, cuatro números más pequeño, y yo pitando con unas zapatillas cinco veces más grandes... Cuando corría por las bandas me parecía a Fofito (se ríe). La verdad es que salió adelante y hasta fue bien el partido.

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¿Y la situación más vergonzante?

(Bufa). Fíjate, esta misma temporada, creo que fue el primer encuentro que pité, con Juan Ramos Marín, en Murcia entre ElPozo-Palma. Cerca de mi banda salió el balón y el portero fue a sacar rápido y el atacante se quedó allí medio enganchado para evitarle la jugada. Así que paré el partido para sacarle tarjeta. Cuando me llevé la mano al bolsillo no estaba. Fue televisado y en las imágenes se ve perfectamente cómo empiezo a tocarme por todas partes y le dije a mi compañero por el pinganillo que le sacara él tarjeta, y así lo hizo.

Yo estaba convencido de que la tenía al comenzar el partido. Cuando se reinició el juego y nos fuimos al otro lado del campo vi que estaba en la banda. Se me había caído. Las tarjetas son de plástico y la mayoría de los campos son de parque, por lo que no se oye al caer, y no me enteré. Fue una situación digamos que complicada.

¿Qué sintió? ¿Vergüenza? ¿Agobio?

Fue un poco como 'tierra, trágame'.  Es que el partido era televisado y no entendía lo que había pasado. Era raro, porque estaba seguro que la había cogido y la reacción era de buscar por todas partes. Lo sé porque normalmente la tarjeta roja me la coloco detrás, en un sitio más complicado de sacar, y la amarilla en un sitio con más facilidad, porque las usamos mucho más. La roja estaba allí porque me la tocaba, pero la amarilla, no. Era un poco extraño, la verdad.

¿Ha tenido tensiones con el público?

(Vuelve a hacerse un silencio prudente). Tengo que decir una cosa muy clara: En el 99% de los partidos no escuchas a nadie. Estás metido en tu partido, pendiente del juego, y como va bastante gente de espectadores se escucha siempre un murmullo de fondo. Es cierto que ahora con la Covid, con mucha menos gente en la grada, se oyen más cosas que antes no las escuchabas con nitidez.

"En el 99% de los partidos no esc uchas a nadie del público, porque estyás concentrado en el partido y de fondo hay un murmullo"

No deja de ser un poco desagradable. El año pasado una emisora de radio, creo que fue Onda Cero, me dio un premio por mi trayectoria en la Diputación, y estaba el alcalde de Córdoba, José María Bellido, en ese acto. Aproveché que estaban mi mujer y mis dos hijos para decir que era la primera vez que a un evento relacionado con el fútbol sala venía mi familia.

Es triste que después de 15 años arbitrando mi mujer y mis hijos no pueden ir a verme a un campo porque no creo que sea bueno que vean cómo alguien que está a su lado de forma gratuita me ponga como un trapo porque sí.

Aquí lo curioso es que hemos avanzado en igualdad de sexos, en evitar comentarios racistas, pero insultar al árbitro sigue siendo un deporte nacional y hasta puede resultar divertido eso de desahogarse con un '¡árbitro, cabrón!' y otras lindezas. Y nadie se ruboriza ni nada por el estilo. Es triste que eso sea consentido y sea considerado hasta gracioso. Es triste que mi familia o mis padres no puedan ir a un partido, porque no me da la gana de que tengan que aguantar esas cuestiones.

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¿Nunca han ido?

Nunca. Pero ni la mía ni la mayoría de las familias de mis compañeros.

"Para ser internacional se requiere un cierto nivel de inglés y serlo antes de cumnplir los 31 años; luego ya no puedes"

Pues es una triste guasa.

Ya te digo. Es algo que se ve más como divertido, la gente se ríe y no le da la importancia que puede tener el ir a insultar al árbitro a un partido. Lo ven más como una bromita graciosa, pero gracia tiene poca, la verdad sea dicha. Lo que pasa es que uno se hace con esa coraza que te da el tiempo y la experiencia y acabas curado de espantos.

¿Va a ir más allá? Me refiero a si tiene la vista puesta en la internacionalidad.

No (contundente). Eso ya es imposible. La internacionalidad requiere tener un cierto nivel de inglés y tener una cierta edad. Si mal no recuerdo tienes que poder serlo antes de los 31 años, luego ya no puedes.

Es cierto que he hecho mis pinitos en partidos amistosos. En Córdoba estuve de tercer árbitro en un España-Hungría hace un par de años. En Pozoblanco se jugó unos días después el mismo partido y ahí estuve yo como árbitro. También he estado en amistosos de la selección femenina española contra Rusia en Almería con un par de partidos. En la Sub-19 contra Portugal en Jaén... Algunas cosas he hecho, pero a nivel de amistosos.

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¿Y es muy diferente?

Algo sí. La velocidad con la que se juega en España no se ve luego a nivel internacional. Hay selecciones que son rápidas, como Italia, Rusia, Brasil y están al mismo nivel que España y van con ritmos muy fuertes, pero el resto son más diferentes en juego y ritmo.

¿Cómo ve el fútbol sala español?

Puede sonar a tópico, pero es la mejor Liga a nivel mundial a todos los niveles. No sólo como equipos y profesionalidad, sino también como organización. En Brasil, por ejemplo, el fútbol sala se vive con mucha pasión, pero a nivel organizativo como tenemos aquí, con la Copa de España, la del Rey, no es igual. De hecho, somos ejemplo para muchos países. Inglaterra ahora acaba de firmar un convenio para tratar de exportar en cierto modo nuestra fórmula hasta allí. Muchos países asiáticos vienen a España a aprender de la organización que tenemos.

¿Y de jugadores?

Aquí hemos tenido al famoso Ricardinho en el Inter Movistar varios años y se ha ido a Francia. Es cierto que cuando jugó sus dos últimas temporadas en España ya le sobraban físicamente, porque no estaba tan bien, y se le notaba algo más bajo. Pero es un jugador que ha marcado diferencias. En su día estuvo también Paulo Roberto, que fue un grande. Ahora, por ejemplo, está Ferrao, del Barcelona y marca las diferencias de forma bestial. Es el típico jugador que sabes lo que te va a hacer, pero no puedes impedírselo.

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¿Y en Córdoba? ¿Cómo estamos?

Ya lo he dicho en otras ocasiones que me lo han preguntado. Llevamos tres o cuatro años algo más de moda, porque el Córdoba Patrimonio de la Humanidad está ahí y ha llegado en un momento en que, quizá, el fútbol 11 está muy bajo. El fútsal, por contra, ha tirado para arriba, pero en Córdoba se lleva jugando y con afición a este deporte desde hace muchísimos años. De hecho, en Córdoba se jugó el primer Europeo de fútbol sala en el Vista Alegre, que yo era un crío y saqué mi bono para todos los partidos. Ganó España en la final a Rusia. Pero luego ese campeonato no lo acabaron haciendo oficial por historias raras de papeleos. Luego estuvo también en su día Adecor en Segunda División...

El fútbol sala, aunque esté de moda en Córdoba, no deja de ser un deporte minoritario. Es como si a alguien que le guste el balonmano le preguntas y te responderá que siempre ha habido mucha afición en Córdoba y es lógico. A los que nos gusta el fútbol sala llevamos muchos años en este deporte, ya sean entrenadores, árbitros y jugadores. Sin ir más lejos, Lolo Vinos está ahora en el Juvenil del Córdoba CF y a él le he pitado como jugador, y a Macario, que estuvo entrenando al Córdoba, también.

"Córdoba en los últimos años está siendo fuente de exportación de jugadores de primer nivel con unos 15 jugadfores de la provincia en Primera"

A día de hoy en los últimos años Córdoba es, además, fuente de exportación de jugadores de primer nivel. En el Inter Movistar está Cecilio, que es de Montoro, está Boyis, que es de Doña Mencía; en Palma está Lolo, está Carlos Barrón, está Rafa López; en Cartagena están Bebe, Solano.... Ahora mismo en Primera División puede haber tranquilamente 15 jugadores de Córdoba. Y a la Selección suelen ir normalmente entre tres y cuatro de ellos.

También están las jugadoras del fútbol sala femenino.

Ahí está el Cajasur, que han sido campeonas de Liga de Primera y han puesto ellas también el broche. Ahora, desgraciadamente no tienen ese apoyo que sí tenían antes, porque el Deportivo sigue jugando, está en Segunda, y este año está muy cerquita de ascender y este sábado (por ayer) juega el último partido de la Liga regular. Si gana (como así ha sido) queda campeona, pero eso no le da el ascenso y tendrían que jugar un cruce contra la campeona de otro grupo y de ahí saldría hacia un segundo cruce y luego llegaría el ascenso.

Al Cajasur femenino yo le pité en su día el año en que ganaron la Liga. Aquí se jugó una Copa de la Reina y yo pité la final de ese campeonato. El fútsal femenino siempre ha estado ahí arriba y ojalá siga.

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¿Cuál es su próximo partido?

Tengo nombrado para el viernes de la semana que viene, 28 de mayo, el Betis-Cartagena, que es la última jornada de Liga regular.

Pues mucha suerte.

Pues muchas gracias.

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