Joaquín Nieto es el actual director en España de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un organismo de la ONU que existe incluso desde antes que la propia organización de naciones y que vela por los derechos de los trabajadores en todo el mundo. Pero, además, Nieto es experto en cambio climático y economía sostenible, y por ello ha estado recientemente en Córdoba en un foro sobre economía verde. Las únicas opciones para mejorar la calidad de vida de la humanidad y evitar un desastre de proporciones incalculables pasan, según Nieto, por tomar medidas contra el cambio climático; entre otras, adaptar la economía y la generación de energía a un nuevo modelo sostenible. En donde no hay dudas, sostiene el director de la OIT en España, es en que el cambio climático existe, aunque Rajoy o Trump hayan dicho lo contrario.
Sea claro: ¿El cambio climático existe?
Por supuesto, ¡ya! Ya hay millones de desplazados a causa del cambio climático y cientos de miles de muertes al año. La cuestión no es si va a haber o no cambio climático, ya está habiendo. El calentamiento global ya se ha producido y esto tiene efectos sobre el clima. La cuestión ahora es si vamos a evitar un cambio climático catastrófico, por ejemplo con el deshielo de la Antártida, que implicaría la subida del nivel del mar en varios metros. Eso tendría consecuencias tremendas, porque el 70% de la población mundial vive en zonas costeras. Tendría efectos sobre las cosechas y se interrumpiría la corriente del Golfo, lo que provocaría un enfriamiento en Europa en vez de un calentamiento... En fin, el cambio climático ya existe, ahora se trata de evitar una catástrofe y solamente si se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un 80 por ciento en pocos años se podrá evitar la catástrofe. Si no, no; no hay la más mínima duda.
Pues Donald Trump dice lo contrario...
Es que esto no es discutible. Hay una evidencia científica probada. El Panel Gubernamental del Cambio Climático, un organismo científico, lo ha expresado con claridad rotunda. Existe independientemente de lo que diga nadie, por muy importante que sea políticamente. No es opinable.
Por el contrario, la actual Administración Obama considera que el cambio climático es la mayor amenaza para la seguridad nacional de EEUU. ¿Cómo se puede luchar contra el cambio climático con esos vaivenes en la política internacional?
Ésa es una de las dificultades para la actuación, el hecho de que haya responsables políticos que o lo ponen en duda o no asumen las consecuencias de lo que ya conocen. EEUU hace tiempo que conoce los efectos del cambio climático, desde la NASA hasta otros organismos que han puesto sus consecuencias sobre la mesa. Esto no admite debate, lo que hay que hacer es luchar contra las consecuencias.
EEUU hace tiempo que conoce los efectos del cambio climático por la NASA y otros organismos
En España ha ocurrido justo lo contrario que en EEUU, desde el punto de vista de la política. Rajoy dijo hace años que nadie podía predecir las consecuencias del cambio climático -la famosa alusión a su primo, profesor de Física-, y ahora acepta poner en marcha una Ley del Cambio Climático.
Sí, y también hubo muchos negacionistas y escépticos, a veces promovidos por intereses inconfesables, por ignorancia o por prejuicios. Pero todo eso ha sido superado y ahora estamos en ver cómo hay que hacer la transición energética, a qué velocidad, con qué medios e inversiones. Ése es el debate en el Congreso de los Diputados, por ejemplo cuando se ratificaron los acuerdos de París.
Y Rajoy prometió una Ley de Cambio Climático si ganaba las elecciones.
Y la elaborará, la elaborará.
Pues no parece que esté entre los asuntos prioritarios del Congreso...
Creo que Rajoy se refería a una Ley de Transición Energética, y la tendrá que elaborar en la próxima legislatura. No tengo tanta duda de que se vaya a hacer o no, como la discusión sobre sus contenidos, que es donde están las claves.
¿Qué papel deberían jugar en esa futura ley de transición las energías renovables? Porque en España ha habido un parón en su desarrollo, a pesar de los avances que se habían conseguido con anterioridad.
Todo. El ahorro y eficiencia energética son la solución a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y eso tiene que ver con cambiar la industria, el transporte, la construcción... Todos los sectores se van a ver afectados. La agricultura también. Todos van a tener que reducir drásticamente sus emisiones. Ya he dicho que en más de un 80 por ciento, y todos tendrán que prepararse. Eso significa menos consumos energéticos y que la energía que se utilice sea limpia. Eso es posible, yo mismo participé como director de un estudio con los mejores especialistas en el año 2010 sobre economía, energía y sociedad en el que se establecían escenarios hasta el año 2050. El lugar de las energías renovables lo ocupaba todo. Lo que fuera generación de energía tenía que venir por renovables, acompañado de más eficiencia.
¿Hace falta un gran desastre mundial claramente relacionado con el cambio climático para que los gobiernos acepten tomar esas medidas energéticas?
l desastre está ahí y los políticos se han dado cuenta. Ha hecho falta el desastre y la evidencia para que se dieran cuenta. Ha sido en el último minuto, pero gracias a Dios se han dado cuenta. Por tanto, estamos en el último minuto, que es precioso y hay que aprovecharlo. Si no, se perderán empleos, economía, convivencia... Estamos en situación de última llamada. En el año 2006, se produjo un hito importante en la concienciación mundial sobre los efectos del cambio climático. El economista Nicholas Stern publicó un informe en el que evaluaba las consecuencias del cambio climático en la economía a medio plazo. Era la primera vez que se ponía el acento en la economía, y a todos los gobiernos y ciudadanos les duele el bolsillo cuando se lo tocan. Las advertencias de Stern eran duras, pero también había sitio para la esperanza. ¿Han caído sus consejos en saco roto?
El desastre esta ahí y los políticos se han dado cuenta, aunque ha hecho falta el desastre y la evidencia
Alguna de esas advertencias ya se produjeron en el año 2006, con la publicación del impactante Informe Stern, que alertaba de las consecuencias no sólo para el clima, sino también para la economía mundial, del cambio climático. ¿Qué ha cambiado en estos diez años?
El Informe Stern tenía otra ventaja. No sólo decía llamativamente que caería el 20% de la economía mundial, equivalente a lo que ha pasado en Grecia, pero en todo el mundo. También tenía otra aportación: decía que bastaba con que se dedicara algo más del 1,5% de la economía mundial a reducir las emisiones para producir esa transformación. Como ha pasado el tiempo, las inversiones que se necesitan son cada vez mayores. Pero esas inversiones son además una oportunidad de crear economía y empleo.
Entonces, ¿no se ha hecho nada en un década?
Se han dado pasos, pero insuficientes. Ahora sabemos más, sabemos que hay que abandonar los combustibles fósiles, porque no es posible un mix energético. En política se ha hecho mucho menos, hay una diferencia de velocidad tremenda entre el conocimiento y la acción, y eso es muy peligroso. Se sabe cómo hay que actuar, pero falta tomar las decisiones para actuar.
¿Aplicar todas estas medidas energéticas supone actuar contra las empresas y el modelo productivo actual?
No, implica que tiene que haber cambios, y en esos cambios hay sectores enteros que van a desaparecer o a transformarse. No es ir contra nadie, es decir a esos sectores que tienen que cambiar, desaparecer y generar otros nuevos o adaptarse. Por ejemplo, el sector de la construcción, que puede hacer vivienda plenamente autosostenible. Ahí hay una transformación. El sector de la energía tiene que abandonar el gas, el carbón y el petróleo y trabajar con renovabes, y eso lo puede hacer. Pero también cada industria y cada particular tiene que actuar. La autoproducción de energía es una gran oportunidad, las empresas podrían producir la energía que consumen y eso resolvería muchísimos problemas. Sólo las actividades que requieren un alto uso de energía no podrían producirla, pero por eso tendrían que plantearse su futuro. Es una oportunidad enorme para las empresas.
Hay sectores enteros que van a desaparecer o transformarse para adaptarse a las medidas energéticas necesarias
Como director de la OIT, usted considera que el cambio climático y el paro juvenil son los mayores desafíos de la humanidad ahora mismo...
Sí, son éstos. La crisis de empleo juvenil tiene que ver con la crisis del empleo en general, pero, además, una economía de bussines as usual, es decir, si seguimos haciendo las cosas como hasta ahora, no resolverá la crisis de empleo juvenil y eso la sociedad no se lo puede permitir. Indudablemente son los mayores retos ahora mismo. Y las acciones contra el cambio climático podrían dar una respuesta a estos dos desafíos.
¿Y qué le parece la derogación de la reforma laboral del PP en España que piden los partidos de la oposición?
Esto es un asunto que debe tratar el Gobierno con los interlocutores sociales y políticos: ¿Qué escenario laboral hace falta para que haya recuperación económica y social? También quiero advertir de que existe una sobrevaloración de los efectos sobre la generación de empleo de la negociación colectiva. Generan empleo la actividad económica, la inversión, la política económica, la macroeconomía y la transformación de la economía hacia lo sostenible. Las reformas laborales intervienen en la calidad de empleo, y en eso España tiene un déficit importante y, por lo tanto, tendría que disponer de unas relaciones laborales que favorezcan la mejora en la calidad del empleo. Eso es un déficit del Gobierno.
