¿Se acuerdan de aquella escena de la película 'La vida de Brian' en la que los movimientos hebreos antirromanos están debatiendo lo que hicieron los romanos por ellos? La respuesta fue "nada", salvo "los acueductos, el alcantarillado, las carreteras... ¿Y el anuncio en que un consejo de administración de una importante empresa pregunta qué han hecho los sindicatos y uno a uno los propios responsables van diciendo 'vacaciones retribuidas', 'pagas extraordinarias', 'accidentes de trabajo'...?
Pues, bajo riesgo de ser tachados de 'afrancesados', algo similar se puede decir de los franceses cuando invadieron España en el siglo XIX, que no todo fue tan rematadamente malo. Así, según, Cordobapedia, tal día como hoy, en 1809, José I Bonaparte 'Pepe Botella' o también 'Pepe Plazuelas' para sus 'súbditos', firma en Madrid el Decreto por el que se ordena la construcción del cementerio de Nuestra Señora de la Salud, que por entonces sería 'el' camposanto de Córdoba.
¿La razón? Muy sencillo. Durante la ocupación napoleónica las autoridades galas decidieron la creación de cementerios públicos que pusieran fin a la muy española costumbre de enterrar los cadáveres en las iglesias y aledaños, que es de corte muy del Romanticismo, pero poco higiénico, antiurbanita y totalmente desfasado.
El terreno destinado para tal fin se situaba al Suroeste de los antiguos límites de la ciudad, frente a la Puerta de Sevilla y alejado entonces de lo que eran las viviendas habituales de la población. Las obras comenzaron un 29 de octubre de 1810 y finalizaron el 8 de junio del año siguiente. ¿Cuánto costó? 51.233 reales con 27 maravedises (unos 326.600 euros actuales) y se eligió su ubicación junto a la ermita de Nuestra Señora de la Salud, del que adoptó el nombre, erigida en 1805 y que en 1846 se integró con el propio cementerio para conformar la fachada de estilo Neoclásico.
El recinto se inauguró con su primer entierro en 1811 (se trata de un lucrativo negocio que nunca acaba y que implica una necesidad imperiosa), y experimentó sucesivas reformas hasta el año 1833, cuando adopta su trazado definitivo y se procede a realizar las inhumaciones de todos los fallecidos en la ciudad.
Allí está están enterrados cordobeses y cordobesas ilustres y famosos como Manolete, Guerrita o Lagartijo,así como Rafael García Lovera o José Cruz Conde, además de registrarse episodios tremendamente oscuros de la historia de la ciudad como los fusilamientos (marcados por los impactos de bala aparecidos en los muros del camposanto) y posterior entierro en fosas comunes del interior del cementerio de elementos indeseables o considerados peligrosos para el régimen franquista.
