El Gran Teatro de Córdoba se prepara para una importante obra de adaptación para mejorar la accesibilidad, que va a mantener ese espacio cultural cerrado al público y a los espectáculos y que, incluso, podría no estar en uso para la próxima edición del Festival de la Guitarra de Córdoba y que va a afectar también muy directamente a la Orquesta de Córdoba, según ha adelantado esta mañana el concejal de Cultura, David Luque Peso.
La actuación durará alrededor de cuatro meses como mínimo, a partir de su inicio, muy probablemente ya en 2018, siempre y cuando no se añadan problemas técnicos o climáticos, y para ello el proyecto ya está redactado con el visto bueno de Cultura de la Junta, el presupuesto está retenido y ahora tiene que haber una fase de adjudicación. A ese plazo luego hay que añadirle un mes más a fin de acondicionar el teatro, no sólo limpiando los desperfectos de la obra, sino también aprovechando la ocasión para hacer una puesta a punto de la parte más estética.
En esta adecuación no se van a tocar ni la sala ni el escenario, ya que se trata de mejorar la accesibilidad. La sentencia del Juzgado obliga, por tanto, al Ayuntamiento a tener un acceso para gente con movilidad reducida al patio de butacas, además de "elevar la cota de la calle Gran Capitán lo que implica una intervención importante", ha advertido Luque. Así, al elevarse, se pierden todos los escalones que hay en la entrada del edificio y permite que la rampa de acceso al hall no sea tan pronunciada. Igualmente, la legislación obliga a dejar dos butacas en la parte final y otras dos accesibles en las primeras filas con acompañantes.
El acceso directo al patio de butacas, por tanto, se va a realizar desde la calle José Zorrilla donde esta el restaurante Blason y también el ascensor más tienen que llegar desde la planta baja hasta la planta alta. Todos los palcos, los anfiteatro y el llamado 'gallinero' tienen que hacerse, igualmente, accesibles, y para ello hay que retirar todos los escalones, mientras que todas las puertas se han de ensanchar hasta los 1,10 metros para permitir el paso de una silla de ruedas o de una persona con muletas sin dificultades.
Toda esta actuación obliga a remodelar la programación escénica del Gran Teatro. Eso significa que no se sabe aún a día de hoy si la temporada de primavera y verano de 2018 se va a perder o si se podrá reabrir el Gran teatro para la de otoño. Por lo pronto, "con la Orquesta hemos quedado que la temporada completa se programe entera en el Teatro Góngora, incluidos los ensayos", ha incidido el edil, quien ha reclamado paciencia y complicidad a las asociaciones habituales que hacen uso del espacio para actividades eventos, como es el caso de la Agrupación de Cofradías, la federación de Peñas o la Asociación Carnavalesca, quien muy seguramente se quedará con todo febrero para el concurso.
La idea del Consistorio es tener la mayor programación posible que permitan estas circunstancias y para ello se tendrán que sacrificar eventos sociales del tipo de homenajes o actos benéficos.
¿Y qué va a pasar con el Festival de la Guitarra de 2018? Pues pase lo que pase, no será ningún trauma. Según David Luque, se acaban de celebrar reuniones para perfilar un poco la próxima edición, que no cambiara mucho de la anterior en el sentido de ir a conciertos de enero tamaño. En ese caso, si el Gran Teatro continúa inutilizado por las obras, el Teatro de La Axerquía serviría perfectamente sin necesidad de cubrir las 3.500 entradas que tiene ahora acotando un espacio menor para conciertos del Festival. "Se ha comprobado que los conciertos a duras penas se llenan, aunque tragas a primeras figuras", por lo que reduciendo el espacio se puede contar con La Axerquía perfectamente. Igualmente, se destinaría el Góngora para parte de la programación de la Guitarra.
Eso sí, ya sea en este mandato o en el próximo, el concejal de Cultura y presidente del Instituto Municipal de Artes Escenicas (IMAE) ha advertido que el Gran teatro, treinta años después de su restauración "necesita, aunque sea cerrándolo durante un año entero, una revisión más profunda y una restauración completa después de haberse mantenido elementos de 1987 que ahora ya no se puede mantener", ha explicado. La zona de oficinas y la parte oculta al público requieren de cambios profundos y necesarios para llegar a un teatro del siglo XXI. Con la actuación prevista ahora, al menos, se tendrá un espacio accesible y acorde a la normativa.
