SALUD Y BELLEZA

La mamoplastia, una solución para hombres y mujeres con excesivo volumen de pecho

La intervención no especialmente dolorosa ni con muchos riesgos y los resultados son beneficiosos tanto a nivel físico como mental
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¿En una sociedad donde la imagen es básica y fundamental no sería más lógico pensar en un aumento del pecho antes que en reducirlo? Pues la verdad es que no. Hay muchas mujeres para las que un pecho excesivamente voluminoso son un auténtico problema para su vida diaria o, incluso, para hacer deporte, y optan por la comodidad por encima de una vanidad molesta.

Y para eso está la reducción de pecho o mamoplastia, una intervención quirúrgica cada vez más frecuente y con unos objetivos claros: Bajar el volumen de las mamas y, en su caso, corregir la forma de los senos. 

Pero antes de entrar en un quirófano para ser intervenida, no viene nada mal saber en qué consiste esta cirugía. Por lo pronto, hay que saber que esta operación, dependiendo del tamaño de la mama, puede durar entre cuatro y seis horas, ya que es mucho más laboriosa que la cirugía de aumento, y requiere de anestesia general. Así, durante la intervención, se elimina el tejido mamario, la grasa y la piel sobrante, y en algunos casos se colocan implantes. La estancia hospitalaria, luego de una cirugía de reducción de busto, no suele sobrepasar las 24 horas.

Previamente, el cirujano plástico, tras un análisis de la situación, elabora una historia médica con antecedentes personales y familiares, el resultado del estudio mamográfico y fotografías para estudiar mejor el caso y cuál es la mejor opción.

La principal ventaja de esta operación es que su resultado verdaderamente sirve para aumentar la autoestima de la paciente y, a partir de ahí, hay una larga serie de beneficios físicos, entre los que están acabar con molestias, dolores musculares, de cuello y espalda o permitir la realización cualquier actividad física sin ninguna molestia. La guinda está en que de forma efectiva, reduce las posibilidades de padecer cáncer de mama.

De igual modo, la mamoplastia, aunque es más común en mujeres, también está pensada para hombres con un crecimiento anormal del tejido mamario, como consecuencia de desórdenes hormonales, patología que se conoce como ginecomastia. Para ellos, el abordaje es distinto, pues tanto adolescentes como adultos pueden ser sometidos a dos tipos de cirugías: Una liposucción con cicatrices mínimas y con un postoperatorio de una semana, o bien una intervención más compleja cuando hay presencia de glándula, y requiere de una recuperación un poco más larga, de entre dos o tres semanas.

Por cierto que no es una intervención especialmente dolorosa y los riesgos, aunque los hay como en cualquier operación médica, son inusuales.