Una reciente recreacion en vídeo, elaborada por el arqueólogo Rafael Valera, de la empresa Arkeotexturas, permite vislumbrar cómo era el primer poblado fortificado de la ciudad de Córdoba, antes de la llegada de Roma y que estuvo ubicado en el cerro donde ahora está el Parque Cruz Conde y el Teatro de La Axerquía, durante el Bronce Final, es ddcir entre los siglos IX y VIII antes de Cristo.
Por entonces, se suponía que el pueblo de los Túrdulos moraba esa zona del Valle del Guadalquivir (Betis, para los romanos), contando con la Sierra para la extracción de minerales, que muy probablemente servían para comerciar con la casi mítica Tartesos, así como la agricultura de la fértil Vega, lo que hizo de ese primer asentamiento ya en su época la principal población del entorno, según expone en su vídeo Rafael Valera.
Un hecho extremadamente importante, ya que se intuye que túrdulos y romanos convivieron para formar lo que vino a ser la principal ciudad de todo el Sur pdeninsular, comparable, incluso a la mega-urbe italiana y madre del Imperio, Roma.
En el vídeo de Arkeotexturas, se puede contemplar sobre una ortofotografía real de la zona del Instituto Geográfico Nacional, la forma que pudo tener el recinto rodeado de una gran muralla, al estilo de Los Millares en Almería, Peñalosa en Jaén o La Bastida en Murcia, de la misma época. En su interior, y sin una urbanización como la de los romanos, se distribuían cabañas de paredes curvas, ya fueran de planta redonda o elíptica, y cubierta con cañizo o cualquier otra vegetación para conformar las techumbres. Desde ese cerro sus habitantes dominaban el río donde se estableció un piuerto fluvial propio para el comercio y el transporte de mercancías.
Se trata de un ingente trabajo de imaginación e investigación, ya que apenas hay hallazgos firmes sobre los que asentar una certeza. De hecho, los trabajos realizados allí no fueron precisamente abundantes: Alejandro Marcos Pous en la década de los 70 del Siglo XX, Bernier, Fortes, Lurón y Ruiz Mata en los años 60 y ya en 1992 la última excavación a cargo de J. F. Murillo en el Teatro de La Axerquía.
Quizá el elemento más sugerente para este trabajo fue el plano elaborado en 1884 por Dionisio Casañal, en el que hay un apunte de los que provoca vuelcos en los corazones de los arqueólogos: "Ruinas de la Muralla Vieja", lo que da a entender que se sabía lo que podía haber en ese cerrillo cordobés.
Una delicia de trabajo que sigue ahondando en la histpria de una ciudad que es muchísimo más que la Qurtuba califal.
