ADIÓS AL COLEGIO Y HOLA A LA SELECCIÓN ESPAÑOLA

Pantallas de fútbol para el fin de curso

Más de un centro cordobés que ayer, viernes, celebraron por la tarde-noche sus respectivas despedidas de la temporada escolar optaron por colocar pantallas gigantes para retransmitir el partido entre la selección española y la turca de la Eurocopa y en el que se marcaron tres goles

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photo_camera Pantalla instalada en el Colegio de Colón

¿A quién se le iba a ocurrir hacer coincidir un partido importante de fútbol de la Eurocopa para la selección española con las fiestas de despedida de curso en la mayoría de los colegios cordobeses? Voluntariamente a nadie. Pero los hados han sido perversos y en esta ocasión más de un progenitor (entendido como el genérico para ambos sexos) se vio en la tesitura de elegir entre "sentirse indispuestos" para quedarse en casa y ver el encuentro tratando de apartar en algún rincón de la mente esa inquietante sensación que queda de remordimientos o disfrutar de la sonrisa de su prole cuando se juntan con sus amigos y se dedican a jugar, competir en la mayoría de pruebas infantiles que se preparan para la ocasión y alguno, incluso, declarar a alguien ese dificilísimo "me gustas" inicial. Ligar, para que todo el mundo lo entienda.

Para más inquina, las fiestas tenían sus citas marcadas entre las 20.00 y las 20.30 horas, mientras que el partido iniciaba el crono fatídico a las 21.00 horas. ¿Qué hacer? Muy sencillo: Tratar de satisfacer ambas necesidades. En las AMPAs una idea cobró forma rápidamente de pantalla gigantes, un enganche "pirata" a algunas de esas extrañas cadenas que ruedan por Internet con una calidad más que dudable (a otros no les hace falta este tipo de soluciones) y buscar el mejor rincón del patio del colegio para que ni reste protagonismo a los infantes, por un lado, ni fuera tampoco inaccesible a los felices (y hasta sorprendidos) espectadores que se encontraron con la posibilidad de no perderse el partido en plan ambiente de inmenso bar, por otro.

Muy buena respuesta

La idea era que el partido no provocara deserciones en masa entre los mayores y el ambiente de otros años no decayera. Y en este sentido hubo una más que excelente respuesta. En aquellos centros donde por tamaño era materialmente imposible poner en práctica esta idea ni siquiera hizo falta. Era el caso del colegio Ferroviario, donde el patio se mostraba a rebosar a pesar de no contar con pantalla y de que el colegio se encuentra rodeado de establecimientos donde se retransmitía el encuentro.

En otros, como el colegio Pablo García Baena, fueron más los niños que los adultos quienes siguieron de forma esporádica la victoria del conjunto español y en otros, como el Colón, aunque sí había padres y madres en torno a la pantalla (ubicada junto a la barra), éstos actuaron bien de progenitores y abandonaban el espectáculo futbolístico sin molestia alguna cuando eran requeridos por los suyos bien para buscar a alguien perdido "desde hace más de diez minutos", hacer de perfecto acompañamiento para pintarse la cara y tatuarse el nombre (propio o ajeno) en el brazo o contemplar el baile y el cante de su hijo/a preparado desde hacía meses para ese día.

En definitiva, una victoria del ingenio sobre los pequeños obstáculos que va imponiendo la vida y, sobre todo, un triunfo de la responsabilidad ampliamente entendida sobre la tentación y la pereza.

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