EFECTOS DE LA PANDEMIA EN LA CULTURA

Los músicos callejeros buscan unirse para hablar con el Ayuntamiento

Consideran "injusto" que se les culpe de la aglomeración del pasado sábado en el Centro de Córdoba, ya que las calles estaban repletas de gente "con o sin música"
photo_camera La artista Yeska con una canción propia tocando en la Plaza de Colón de Córdoba

Después de que el Ayuntamiento de Córdoba dejara sin efecto los permisos para que los músicos callejeros puedan tocar en el Centro y Casco Histórico de Córdoba, a consecuencia de la aglomeración formada el pasado sábado en la Plaza de Las Tendillas, el colectivo ha considerado "injusta" la medida y está uniéndose para ir a hablar con una voz única con el cogobierno de PP y Cs.

Uno de ellos es Nadège, aunque su nombre artístico es Yeska, que suele tocar con su guitarra en la calle Cruz Conde (antigua Foro Romano). En agosto pasado publicaba en su Facebook estas palabras: "Me siento afortunada por hacer lo que me gusta, por vivir dónde vivo,por tener lo que tengo y ser amada de quien quiero. Me siento afortunada cada vez que pasa dentro de mi la magia de la música, que mis pies tocan suelo y mi pelo baila en el aire, cada sonrisa que se me dedica y miradas que me atraviesan el alma. La calor de una caricia y la sensación de un beso. Esto es solo un agradecimiento por estar viva y estar bien, por seguir cada dia contribuyendo a mi felicidad personal y la de los que quiero. Por ser libre y sentirme bien. Se me viene a la mente esta improvisación de sentimientos sobre teclados cuando leo las noticias y siguo viendo que sigue siendo un puto privilegio sentir esto en este mundo".

La cantante Yeska en la Plaza de Colón

Tras lo ocurrido el sábado y la reacción del Consistorio, esta francesa que lleva en España una década, de la que unos ocho años se los ha pasado en Córdoba, considera esta situación del todo "injusta", porque se trataba de un caso aislado y nunca había pasado nada similar.

Se juntaba el hambre con las ganas de comer. Ese día la capital se llenó de gente de la provincia, porque desde la Junta se había abierto la posibilidad de viajar por el interior del territorio cordobés. Además, se suponía que los comercios iban a abrir hasta más tarde (en realidad eso sería a partí del día siguiente) y parece que el personal tenía ganas de juerga. Una diversión que sa salido ya demasiado caro.

"Los músicos tenemos bastante respeto con las normas y fue tanto culpa de la música como de la gente que se juntó demasiado, no había orden, ni nadie vigilando y el sábado fue una locura con o sin música". La cantante señala que había gente amontonándose en la Plaza donde estaba Valeria Delgado cantando, pero "la aglomeración era anterior y la prueba está en las fotos de la calle donde se puede ver con y sin música", pero ahora "la culpa es de todos los músicos".

Por desgracia, la época de Navidad es muy buena para los que plasman su arte en la calle "y la vamos a perder" ahora que si "la situación ya era mala, ahora es ya peor". El Ayuntamiento los ha sacado fuera del Centro, "donde apenas hay nadie", como la zona de Colón o, incluso, el Sector Sur.

"Estamos intentando unirnos para hablar con el Ayuntamiento, y también con medios como la radio y las redes sociales y Valeria, la que cantaba, está tratando de justificarse y pedir perdón", afirma Nadège. Y sí, la supuesta 'culpable' ha pedido ya perdón, de hecho, porque había un espectáculo montado en plenas Tendillas y en lugar de parar con tanta gente incumpliendo las normas  continuó cantando. "Lo suyo hubiera sido parar y pedir que se respetaran las distancias o dejarlo hasta que se dispersara la gente; ella esperaba a que viniera la Policía, pero no estaba, por lo que no hay un único culpable, sino un cúmulo de situaciones, pero lo pagamos nosotros nada más", señala.

Rafael y Balti, de los Lugh's Shamrock

Yeska apunta a que aún no tienen portavoz para acudir al Ayuntamiento, pero todo apunta a los hermanos Rafael y Balti, de los Lugh's Shamrock, porque son de los más veteranos y quienes acudieron al Ayuntamiento cuando hubo que empezar a solicitar permisos para estar tocando en la calle. "Ellos serían los más oportunos", señala Nadége. Entre tanto, siguen a la espera de que quien quiera oír su versión acuda a escucharles y a seguir ganándose la vida en la calle.

Es el caso también de Marián. Un rumano que suele estar por la Puerta del Puente dando ambiente al Casco Histórico. Para conocerlo mejor, aquí se plasman las palabras que la Asociación Acisgru comenta de él:

"Tiene Marián un acordeón de la marca Hohner que heredó de su padre y al que le ha arrancado durante muchos años sones de todo el mundo.

"Marian pertenece a un grupo privilegiado romaní, los lautari, que desde su llegada a Rumanía desde la India, allá por el siglo XIV, amenizaron con su música las cortes de príncipes y boyardos, hasta bien entrado el siglo XIX. Esclavos como la mayoría de los rrom, sus talentos artísticos les liberaron de realizar trabajos serviles en el campo o tareas indignas en los palacios de los nobles. Sujetos por los lazos de la esclavitud a las cortes principescas, a los lautari se les daba alimento y techo a cambio de sus canciones. Al suprimirse la esclavitud a mediados del siglo XIX, la mayoría de estos músicos se establecieron en zonas rurales y buscaron empleo en bodas, funerales y en todas las celebraciones rumanas tradicionales.

El acordeonista Marian en el asentamiento donde se aloja

"Marián llegó a Córdoba hace unos años y empezó a tocar su acordeón por calles y plazas. Lo hemos visto a menudo, sentado en un banco del Puente Romano, con la espalda muy recta, mientras estrujaba y dilataba los fuelles del instrumento y hacía vibrar el aire, hasta transfigurarlo en una melodía. Marián se sentía feliz de obtener cada año una licencia municipal, que le daba alegría a su vida y alimentos a su familia. 

"Hace unas horas Marián y otros músicos como él han sabido que son los responsables de la previsible tercera ola de la Covid´19 del mes de enero. Ellos soliviantaron a la chiquillería con su música, sembrando el caos durante unas horas en el centro de la ciudad, ellos motivaron los encuentros, el cante y la fiesta, esparciendo por el centro de Córdoba el virus mortal. Nada hubiera ocurrido en la tarde del sábado sin las guitarras y acordeones de estos andrajosos. Por eso el Ayuntamiento ha querido contar de raíz el mal y ahora les retira la licencia para que las hordas adolescentes puedan seguir arrasando las tiendas de Inditex. 

"Ganas debían de tener algunos de nuestros próceres locales de arrojar de las calles a pobres y harapientos, ahora lo hacen en nombre de una mejor causa, matando dos pájaros de un tiro y cogiendo al indigente por los cuernos.

"Que calle la música callejera, que los centros comerciales abran sus puertas para el gran jubileo de la Navidad,  que los pobres y desvalidos sigan buscando refugio en establos, naves y asentamientos, que los acordeones dejen de sonar".

De igual modo, y como no podía ser de otro modo, el colectivo MUTE, que aúna a los trabajadores del Sector del Espectáculo y las Artes Escénicas, ha plasmado su asombro ante esta nueva situación en su página de Facebook: "Si el remedio para eliminar contagios fuese que no hubiera músicos callejeros, se habría extinguido la pandemia hace nueve meses. No puede ser que la irresponsabilidad de muchos la paguen siempre los mas débiles. Esperamos que haya algún tipo de compensación por el agravio comparativo con otras actividades".