ACTIVIDADES CULTURALES

Un libérrimo Ginés Liébana presenta su exposición entre cocodrilos gays y ladridos dedicados

Ginés Liébana, pintor surrealista con una personalidad acorde a la imaginación que muestran sus cuadros, ha presentado "Negociado de una Carestía" en la delegación de Cultura de la Junta de Andalucía. Como suele ser habitual, su presencia ha traído consigo un sentido del humor peculiar y excéntrico.

Exposición Ginés Liébana
photo_camera Ginés Liébana, instantes antes de emitir su primer ladrido, junto al delegado de Cultura, Francisco Alcalde

En ocasiones se habla de algunos espíritus libres. De vez en cuando hay que hablar también de un grupo minoritario de ellos, los espíritus libérrimos. Es el caso de Ginés Liébana, un artista que lleva el caos allá donde va. Un caos semejante al de tener encerrado en su cuerpo de anciano de casi 95 años a los mismísimos hermanos Marx en su esplendor. 

Conocido por contestar a las preguntas de los periodistas con ladridos, el pintor y poeta de Torredonjimeno (aunque totalmente vinculado a Córdoba y a Villa del Río, de donde es hijo adoptivo), ya ofrecía un repertorio de gruñidos camino de la exposición de sus obras inaugurada en la sede de la delegación de Cultura de la Junta en Capitulares. No sólo eso. «Lo he hecho por ti», le decía a uno de los redactores allí presentes. Eran ladridos dedicados. 

Al ver sus cuadros rodeando la cristalera del patio del lugar, mostró su sorpresa: «¿A quién se le ha ocurrido poner esta exposición a contraluz? Es la primera exposición a contraluz que veo». Mientras los fotógrafos trataban con escaso éxito de que posase para la foto junto a sus obras, seguía mirándolas y señalando su desacuerdo, para pasar inmediatamente a hacer alguna broma y continuar con el desacuerdo inmediatamente. 

El delegado de Cultura, Francisco Alcalde, tuvo la difícil misión de hacer un repaso de su trayectoria. Difícil porque Ginés Liébana no es un hombre que se adapte a los protocolos, son los protocolos los que quedan devorados por su sentido del humor y un carácter tan surrealista como sus cuadros. Así que asentía con sonidos guturales bien marcados a cada cosa que decía el delegado, para resoplar de impaciencia cuando el representante político llevaba unos tres minutos de discurso. Lo que al leer estás líneas podrían parecer faltas de respeto o caprichos... no lo eran en absoluto. Este artista hace lo que le da la gana y son los demás los que están fuera de lugar. No hay ofensa en sus gestos, sino comedia enloquecida en lo más cotidiano, alegría contagiosa. Nadie puede sentirse molesto. Más bien agradecido.

Su amigo, el poeta Pablo García Baena, tuvo unas palabras para su compañero del grupo Cántico. Ambos nacieron en 1921. Hay que preguntarse cuál es el secreto para la longevidad de ambos, que mantienen su lucidez y gracia. García Baena explicó que no había pintor parecido a Ginés Liébana: «No hay ningún español que sea su antepasado, es único». También rememoró la época en las los dos deambulaban por los patios de la escuela de artes y oficios cercana a la iglesia de Santiago «edificio que Pío Baroja menciona en "La feria de los discretos"» Definió esos años como «terribles», pues coincidieron con los momentos más duros de la dictadura franquista. Por último destacó como principal mérito de Ginés Liébana «no perder el sentido del humor».

Fue el turno del pintor para tomar la palabra. Los ángeles son motivos constante en su obra, e indicó que fue por influencia precisamente de poemas de García Baena o de Juan Bernier. Además explicó que componentes del grupo Cántico, como Bernier o Ricardo Molina, suelen llegar al público con sus poemas más superficiales, cuando encerraban mucha más profundidad, por lo que recomendó leerlos de otra manera.

En un discurso donde hablaba de lo que le parecía en cada momento y salpicado de gracias, recordó que escribió un argumento para el dramaturgo Francisco Nievas, llamado "Bolso de piel de padre", en el que un cocodrilo gay mata a su padre y se hace un bolso. En ese momento García Baena, señalando al alcalde de Villa del Río allí presente, Emilio Monterroso, dijo que esta localidad de Córdoba estaba trabajando para poner en escena la obra, que no se estrenó. Ginés Liébana lo desconocia y lo celebró.

Exposición Ginés Liébana II

Los periodistas tuvieron que insistir, que rogar para que el pintor hablase de su exposición, algo que no parecía interesar mucho al autor, más preocupado por cualquier conversación en la que pudiera introducir elementos del más descacharrante cachondeo. Finalmente indicó que se había basado en parte en la fotografía, para mezclarla con la pintura a modo de collage. En ese sentido manifestó estar muy agradecido a la extensión de la fotografía a todos los públicos gracias por ejemplo a los móviles u otros dispositivos. De hecho afirmó que esta tendencia ha salvado su pintura. También disertó sobre la importancia de corregir los cuadros, algo que hace constantemente. En la exposición se pueden ver diversas obras, algunas datan de los años 70, otras recientes, y técnicas muy variadas.