TEATRO Y CULTURA

El poder dramático de las marionetas para una obra magistral de Berlanga transformada en puro teatro

'El Verdugo' se representa mañana, sábado, a partir de las 20.00 horas en el Teatro Góngora
El Verdugo de El Espejo Negro
photo_camera El Verdugo de El Espejo Negro

Que a nadie se le ocurra pensar que sólo por el hecho de que los protagonistas absolutos de la obra 'El Verdugo' sean marionetas va a resultar que se trata de una pieza ideada para un público infantil. Todo lo contrario. Habla de una época oscura en la España de los años 60' del siglo pasado, cuando todavía había pena de muerte en este país.

Una historia del maestro Luis García Berlanga, con magistral guión de Rafael Azcona, con el que el público "reirá en los momentos que toque, pero también es un espectáculo de pellizco, con momentos muy tensos con José Luis", unos de sus protagonistas. Quien así lo advierte es Ángel Calvente, director de la obra, adaptador del guión a pieza teatral y diseñador y creador de los títeres que la protagonizan.

El Verdugo de El Espejo Negro
El Verdugo de El Espejo Negro

'El Verdugo', de la compañía El Espejo Negro, de Málaga, se se representará mañana, sábado, en el Teatro Góngora, a partir de las 20.00 horas, dentro del Ciclo 'Andaluces de ahora', y todo aquél que vaya a verla y ya con cierta edad se verá trasladado a esa época, gracias a la ambientación musical de Miguel Olmedo y Laín Calvente. Baste con avanzar que antes de comenzar la obra, y bajo una luz tenue, se podrá ver un enorme telón rojo mientras suenan melodías muy conocidas como la de 'Vamos a la cama', de la Familia Telerín, o los anuncios del Cola-Cao o las primeras televisiones Philips que anunciaba Carmen Sevilla.

Una música que, de la mano de la iluminación de Laín Calvente, además genera el ambiente opresivo del momento de una ejecución, cuya representación es "más o menos igual de tremenda que en la película". En este caso, nunca se ve al reo en la obra teatral; no aparece, aunque está sin vérsele. "Es una escena muy cruda, con una perspectiva teatral a base de gasas, proyecciones, muchas rejas un espacio muy austero y frío".

El Verdugo de El Espejo Negro
El Verdugo de El Espejo Negro

No hay que olvidar que se trata de una historia terrible, "porque el protagonista, de 08.00 a 15.00 horas le da el garrote vil a seres humanos".

Pero la presencia de marionetas para una pieza tétrica y de ácido humor negro como ésta no supone un contraste. Al revés. "Es una obra de teatro en la que los muñecos calzan como un guante, porque con marionetas los personajes no se caracterizan, sino que ya están creados de por sí".

Es también una historia que casa perfectamente con marionetas por la caricaturización de los personajes, ya que el propio Berlanga en su película era lo que pretendía. Por ello, sobre el escenario junto a los actores y actrices de goma espuma, hay hay también intérpretes de carne y hueso, aunque el protagonismo sea de los títeres. "La realidad de las marionetas supera la ficción", señala Ángel Calvente. Y eso es así, porque las marionetas "son actores totales; puede ser de cualquier tamaño, pueden comprimirse, estirarse, pueden hasta morir por ti sobre el escenario. Yo puedo prenderle fuego a una marioneta en el escenario y eso no se puede hacer ni se pretende hacer con una actor de carne y hueso", apunta el autor.

El Verdugo de El Espejo Negro
El Verdugo de El Espejo Negro

Ángel Calvente Siempre ha trabajado con marionetas. Desde que entró en la compañía en 1989. Es verdad que al principio los que manejan los cables iban encapuchados y de negro para pasar inadvertidos. Eso ha ido cambiando y ahora se les y las ve claramente y son parte esencial de la historia y la dramaturgia, de modo que no es un 'fallo', sino la voluntad de quien traslada la historia al escenario.

Pero no hay que engañarse. Su pasión son los muñecos, Y se nota al escucharle hablar de ellos. "Las marionetas te ofrecen y te dan unas posibilidades dramáticas que el ser humano carece de ellas por su propia máscara. Al ver un ser inanimado que le damos vida sobre el escenario nos lleva siempre un poquitín más allá". Es decir, que "lo que puede ser como muy bestia o muy pasado de rosca en el ser humano, en una marioneta no lo es tanto. Ella siempre puede dar una vuelta más de tuerca a lo que estamos haciendo".

En el caso de 'El Verdugo' los títeres aportan otra lectura y mucha frescura a la historia, aunque ésta sea de una época antigua, donde una persona, José Luis, el yerno de Amadeo, hipoteca su vida personal y laboral a cambio de la comodidad de un pisito del extrarradio en Madrid, una Vespa y un colchón nuevo. Así, literal.

El Verdugo de El Espejo Negro
El Verdugo de El Espejo Negro

Él trabaja en una funeraria y, claro, no encuentra novia. Conoce a Amadeo y por el azar termina con su hija, Carmen, que al ser la hija de un verdugo tampoco encuentra novio. "Aquí el amor y la muerte los une a ambos" y acaba aceptando un trabajo que nunca tendría que haber sido suyo.

"El guión de Azcona es una auténtica maravilla y yo lo he tratado con cariño y devoción y creo que quienes admiren a Berlanga lo van a descubrir en mi propuesta sobre el escenario. Quería estar a la altura de un homenaje como se merecen ambos", asegura Calvente.

La obra dura 90 minutos, tres minutos más que la película. Un tiempo suficiente, porque "menos hubiera sido imposible para contar la historia", pero se resuelve de una manera ágil, con muchos cambios escenográficos y de escenario.

El Verdugo de El Espejo Negro
El Verdugo de El Espejo Negro

Por cierto que el director no ha buscado el parecido físico con los actores de la película, "aunque Amadeo tiene mucho aire a Pepe Isberg, sin ser una caricatura suya". La razón es que "cuando yo adapto obras de otros autores intento y necesito darle mi impronta. Mi Carmen es más exuberante, a lo Gina Lollobrigida, muy sensual y descarada, y José Luis es un tipo con ojos azules muy tristones y muy pavo", afirma.

Sobre el escenario, junto a los protagonistas, estarán José Vera Nicart, Carlos Cuadros, Lain Calvente y Susana Almahano. El Atrezzo, fundamental en esta obra, corre a cargo de Carmen Luna, Ángel Calvente y Pablo Catalá; el vestuario de las marionetas que nos lleva a esa década corre a cargo de Carmen Ledesma y Elisa Postigo. La animación, los fondos de corte franquista y la ilustración del cartel es de Vicente Martín.

Una obra genial con el que la compañía El espejo negro quiere celebrar su 35 aniversario.