ESCUELA DE ARTE DRAMÁTICO

De cómo superar y reírse de los convencionalismos sociales a través del arte corporal en plena calle

Los alumnos apuran las últimas sesiones de performer del año donde expresan su particular visión de la sociedad y de sí mismos dentro de ella
Malena Gómez Cabrera y Álvaro Velázquez preparan su performance
photo_camera Malena Gómez Cabrera y Álvaro Velázquez preparan su performance

Somos esclavos de nuestra imagen. Pero ni siquiera de la que nos creamos de forma natural, sino de la que nos impone una sociedad rigurosa, impositiva y posesiva y que, por supuesto, no es la real. No obstante, igual que si una mentira se repite de forma insaciable acaba sonando a verdad, esa imagen se impone por encima de cualquier cosa y la tendencia es alcanzarla para no quedar al margen de lo considerado 'cool', no acabar siendo víctimas del cruel y visceral moving por parte de infantes y adultos o, sencillamente, ser aceptados.

Malena Gómez Cabrera lo tiene extremadamente claro: "La imagen que nos venden, sobre todo en la publicidad, busca ser el reflejo de personas totalmente abducidas por el capitalismo y que se amoldan a cualquier cosa, menos a los principios y virtudes de lo que es una persona, y nos obliga a sentirnos coartadas a la hora de llevar ropa o empujar a las mujeres y hombres musculándose en el gimnasio para buscar unas medidas que realmente no son las rales, porque hay monipulación al respecto en las redes sociales, Instagram o en la televisión".

Con estas premisas en mente, esta alumna de la escuela de Arte Dramático de Córdoba ha preparado con mimo y esmero una  performer, junto a su compañero Álvaro Velázquez, que ha ofrecido en pleno Bulevar del Gran Capitán, para ridiculizar y luchar  "contra el prototipo de belleza superficial que no es al final la belleza interna y nuestra esencia de cómo somos realmente". De hecho, lejos de ser hipócrita, ella misma se reconoce habiendo buscado "esas medidas que al final nunca voy a tener, porque son un espejismo", que habría que romper con rabia, contundencia y decisión.

Para ello, se ha vestido como un personaje de ficción que admira, la Gilda de Rita Hayworth, "porque para mí representa la belleza ideal y la elegancia, y también reivindico la belleza de esas actrices de los años 40 y 50 del siglo pasado, porque las modelos de ahora tienen mucho que envidiar a esas mujeres, y no por ser físicamente bellas, sino por su carisma, carácter e inteligencia, igual que Matahari que destacó por eso mismo".

Y a su elegante vestido negro con guantes del mismo color hasta el codo le acompaña un espejo. Y no es un elemento baladí. "He preparado una 'mirror peace' titutala 'La pieza del espejo', en una performer que realiza simetrías con el espejo mostrando el momento justo en que una mujer se pone delante de él e intenta hacer cosas, evoluciones y movimientos imposibles para verse como una imagen irreal que nunca va a ser; como lo que tiene en su cabeza tras ver Instagram y la televisión", ha explicado. Toda danza o movimientos estudiados debe ir acompañada de música, y para la ocasión Malena ha elegido unas gotitas de Tango imperecedero.

Su compañero actúa a modo de camarero de la realidad, mudo testigo de su sufrimiento, para ofrecerle una bandeja con unas tijeras  y un metro, que simbolizan "la ruptura de esas medidas ideales que todas y todos queremos".

Les acompaña a ambos su profesora, Raquel Jurado, quien ha indicado que esta actividad es, de hecho, de las últimas del curso, porque previuamente se han expuesto en plena calle otras piezas que "crean los propios alumnos, en función de sus propias percepciones personales de la sociedad y de ellos mismos". De hecho, al ser propuestas de creación, ingenio y arte "la idea es llevarlas a la calle, que es donde pensamos que es el sitio más adecuado".

Por cierto, que para quienes tengan interés en contemplar algunas de estas actuaciones las redes sociales de la Escuela de Arte Dramático las tienen colagadas, bien completas o en parte, así como en su canal de Youtube.