Asesinadas por Claudio Lavazza en 1996

Por muchos años que pasen La Estrella sigue recordando a Marisol y Mari Ángeles

El vigilante herido en aquel atraco recuerda que "se ligaron error tras error" y que se podía haber evitado el fatal desenlace

Estrella polcias
photo_camera La ofrenda floral de La Estrella a las dos policías asesinadas en 1996

Han pasado ya 23 años. Y por muchos más que pasen, no hay que olvidar lo que ocurrió aquel 18 de diciembre de 1996, en el que Claudio Lavazza, líder de la conocida como La Banda de la Nariz, asesinó a sangre fría a María de Los Ángeles García y María Soledad Muñoz, ambas agentes de la Policía Local de Córdoba, que iban desarmadas y participaban en la operación para perseguir en su huida a los atracadores del Banco de Santander de Las Tendillas, del que se llevaron unos 100 millones de pesetas, la moneda de entonces.

Y para que no caiga en el olvido está la hermandad de La Estrella. Porque cada año, y ya que pasa por allí para acudir a la Carrera Oficial, realizan un acto floral y una pequeña oración en memoria de ambas caídas. Benito González, su hermano mayor, ha explicado esta mañana que este acto se empezó a hacer "cuando cambiamos el recorrido y pasamos por el monolito de ellas". Y fue un detalle que se quiso tener con las familias de ambas".

También hubo un cambio de horario del paso de la hermandad, que cuando llegaba a la altura del monolito de la Diputación que las recuerda era ya próxima a la medianoche. Por eso "vimos más oportuno empezar a hacer este acto por la mañana". Y si en un principio acudían los familiares, éstos han dejado de hacerlo por ser un momento doloroso para ellos, pero sí que siguen acudiendo, invitados por la hermandad, las autoridades municipales y la Policía local, que se une de buen grado al homenaje anual.


Ofrenda

Pero quien sí ha estado esta mañana ha sido el vigilante del banco Manuel Castaño, quien resultó secuestrado a punta de pistola por la banda de atracadores y terminó en una silla de ruedas a consecuencia de un disparo que le afectó la médula y sin posibilidad de volver a usar las piernas.

"Tal y como fueron ocurriendo las cosas aquella mañana se ligaron fallo tras fallo y al final las que salieron perdieron fueron ellas que acabaron muertas", señala. A 23 años vista, el exvigilante considera que se "podría haber evitado" el fatal desenlace. Entre otras cuestiones, porque la banda no tenía previsto que el guardia entrara en escena ni él era la persona que se pensaban llevar de rehén (era el directo de la sucursal), "ni tampoco pensaban que la Policía se fuera a poner delante de nosotros".

Durante la fuga, Castaño les pido en reiteradas ocasiones que le dejaran marchar y la respuesta fue que "al salir de Córdoba me dejarían libre", pero no llegó la ocasión. En un cruce de disparos con la Policía, el vigilante recibió varios impactos de bala. "Yo estoy bien de salud y como lo mío es una lesión medular no hay nada que hacer salvo acostumbrarse a vivir en silla de ruedas y ya está; no hay otra cosa", señala.