Jueves Santo y "Madrugá"

Un Jueves Santo para disfrutar de la esencia cofrade más cordobesa

Se configura como una jornada en la que los vecinos y extraños podrán disfrutar del estilo más marcado de esta tierra con las siete cofradías que procesionarán esta tarde por las calles de la ciudad: el Nazareno, la Caridad, el Caído, la Sagrada Cena, las Angustias, el Esparraguero y la Buena Muerte. 

ANGUSTIAS 8
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Efectivamente, a pesar de que la Semana Santa cordobesa goza de su propia personalidad, con su esencia y su perfil marcado, en bastantes ocasiones, alejado de las tendencias que se dejan caer en la capital cordobesa y que proceden de la ciudad vecina, el Jueves Santo es “cordobesía” en estado puro. Se configura como una jornada en la que los vecinos y extraños podrán disfrutar del estilo más marcado de esta tierra con las siete cofradías que procesionarán esta tarde por las calles de la ciudad: el Nazareno, la Caridad, el Caído, la Sagrada Cena, las Angustias, el Esparraguero y la Buena Muerte. 

El barrio cofrade por excelencia, San Lorenzo, vuelve a hacerse presente y a el se le une el eje de San Agustín, donde la "piconería", la esencia de Ramón Medina y el toque añejo de las manos de Juan de Mesa se encargarán de poner la marca de esta tierra en la jornada del Jueves Santo. De esta forma, serán tres hermandades las que salgan de esta zona: desde el Alpargate hasta San Agustín. 

Este espacio se llenará de incienso con la salida del Nazareno, esa hermandad que aún echa de menos aquellas viejas madrugadas de Jueves Santo y que con su cambio de horario regala a los cordobeses el poder disfrutar de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazarena y María Santísima Nazarena a plena luz del día. El padre Cristobal, orgulloso, verá salir a sus titulares desde la Iglesia Hospital de Jesús Nazareno y las monjas serán las encargadas de despedir a las sagradas imágenes que custodian durante todo el año. Imprescindible es ver esta cofradía a su entrada, cuando la noche ya toma el protagonismo y sólo se escucha el racheo de los pies del costalero. 

Más abajo, casi a extramuros de la ciudad histórica, el Cristo de Gracia, hortelano, protector de los agricultores, Señor de un barrio, tomará las calles de la capital cordobesa, acompañado por la Agrupación Musical que lleva su mismo nombre. Será el principio de un sueño el que se viva a las 19.00 horas desde la plaza que, también, lleva el nombre de este titular. Los clásicos espárragos acompañan al crucificado, junto a María, San Juan y María Magdalena. El toque gótico del paso, la majestuosidad de su acompañamiento musical y un barrio entero que se echa a la calle son los ingredientes básicos para el éxito de esta cofradías. Recomendable, sin duda, es su entrada al templo, cuando los saeteros cordobeses, menos que antaño, despidan al Señor del Alpargate con oraciones lanzadas a Cristo muerto. 

Y si no tenemos “cordobesismo” con estas cofradías llega el Caído, desde la iglesia de San Cayetano, el Señor de los toreros y los piconeros de Santa Marina. Jesús, caído, porta su cruz y bajará la cuesta que antepone su templo para regalar una mirada penetrante de dolor a toda Córdoba. Junto a él, la banda que lleva su nombre. Detrás, Nuestra Señora del Mayor Dolor en su soledad, bajo un imponente techo de palio, con unas dimensiones mayores que las del resto de la Semana Santa cordobesa. Es de destacar el paso de esta hermandad por la iglesia de Santa Marina y el Colodro, ya en su regreso al templo, sobre las 0.00 horas. 

Acostumbrados a la marchas y al silencio, el Cristo de la Caridad rompe con el devenir normal de las cofradías y regala otro toque distinto y más que admirado, ya no por la Córdoba cofrade, sino por todos los cordobeses en general. Los legionarios que acompañan al Cristo ayudan pero, sin duda, la esencia es él y su madre, el conjunto del misterio y la belleza unificada de la tradición, de esta tierra y de un Compás de San Francisco que cada año es testigo de cómo se obra el milagro en la calle San Fernando. No hay lugar determinado para ver esta cofradía, pero si hubiese que quedarse con alguno, podría ser el de la plaza del Socorro, sobre las 18.00 horas. 

Desde lejos llega el Señor de la Fe, Nuestro Padre Jesús de la Sagrada Cena. El impresionante paso de misterio dejará entrever la otra cara del Jueves Santo, para aquellos que buscan algo distinto a la sobriedad, el silencio y el clasicismo. Por llamarlo de alguna manera, “la bulla” toma el protagonismo en esta cofradía. Además, otras de las hermandades que lleva detrás a su propia Agrupación Musical. El entorno de los Santos Mártires, rodeado de árboles, con la mezcla del incienso y las tonalidades que toman el lugar se convierte en un lugar más que idóneo para ver esta cofradía. 

Pero si el Jueves Santo se configura en torno a una imagen es la obra de Juan de Mesa, insigne y maestra efigie del imaginero cordobés, Nuestra Señora de las Angustias Coronada. De nuevo, en su barrio, una de las dolorosas más veneradas de la Semana Santa cordobesa, protagonizará esta jornada, después de siglos de tradición. El grupo escultórico regalará imágenes para el recuerdo del cofrade, sobretodo, por la Reja de Don Gome y el regreso a su barrio, San Agustín, sobre las 02.00 horas. 

Tras estas procesiones tomará la Madrugada la Buena Muerte, porque sí, porque Córdoba tiene Madrugada, a pesar de que a veces la popularidad de otros lugares inviten al cofrade a desplazarse, dejando de alguna forma huérfana a esta cofradía que, con una seña de identidad y unos titulares más que hermosos protagonizan la transición del jueves al viernes. Cristo muerto en la cruz trae el silencio y la sobriedad y el impetuoso palio de Nuestra Señora Reina de los Mártires son dignos de ver por cualquier calleja de esta ciudad, sobretodo, en la calle Deanes, sobre las 04.00.