El frío, la falta de sueño y el sacrificio no quitan las ganas y la ilusión de cada año

El sacrificio, esfuerzo y dedicación del costalero

Es tiempo de ensayos, esos momentos de reencuentros, de confidencias cofrades y, sobretodo, de sacrificios y esfuerzo

Ensayo de la Paz y Esperanza
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Desde principios del mes pasado cientos de costaleros ya están con sus costales preparados, las fajas bien planchadas y las zapatillas listas. Han comenzado los ensayos, ese momento de retomar la vieja costumbre de tocar la trabajadera, reencontrarse con viejos amigos y compartir experiencias cofrades. Sin embargo, “no todo es bonito”, a veces, pasa desapercibido el esfuerzo y sacrificio que muchas personas, trabajadores y padres de familia, hacen por tener el “privilegio de ser costalero”. 

Por norma habitual, los ensayos suelen tener lugar, aproximadamente, a las 21.00 horas de días entre semana, siempre teniendo en cuenta que las responsabilidades laborales de los costaleros son prioritarias y, por esto estas horas de quedada. Una vez allí, por realizar una media, pasa una hora o, incluso, dos hasta que el costalero se mete debajo del paso y comienza en sí el ensayo. 

La duración media del mismo varía dependiendo de la hermandad. Sin embargo, “las dos horas no hay quien nos las quite”, explica uno de los costaleros. De esta forma, desde que una persona llega al ensayo hasta que lo finaliza pasarían unas tres horas, siendo el fin del mismo, más o menos, a las 01.00 o 01.30 de la madrugada. 

Ensayo de costaleros

Ahora toca el momento del regreso a casa que, por norma general, suele durar unos 30 minutos, así que hasta las 02.00 es posible que un costalero no llegue a recogerse. Esto, hay que recordar, se repite unas 4 o 6 veces en Cuaresma, dependiendo de la hermandad, y si, al día siguiente, hay que ir a trabajar, queda de media de sueño, unas 5 horas, con el consiguiente cansancio que supone el ensayo. "Nosotros no nos quejamos, porque estamos haciendo lo que nos gusta y todo tiene su sacrificio", insisten desde las cuadrillas. 

Por otro lado, los meses de ensayos, y ésto, lógicamente, es algo invariable, transcurren entre enero, febrero y marzo, por lo que el frío también se convierte en el protagonista de la jornada. “El frío se nos va en cuanto nos metemos debajo del paso, sin embargo, el momento de salir y esperar hasta el siguiente relevo es el peor y el causante de más de un resfriado”, aclara otro costalero. Todavía más teniendo en cuenta las bajas temperaturas a las que se ha enfrentado la capital cordobesa en los últimos días. 

Todo esto, dejando de lado, las dolencias físicas que padece el costalero. Sin embargo, "todo esfuerzo tiene su recompensa", coinciden en su mayoría. "Esto es como todo, a los carnavaleros se les va la madrugada ensayando, a los que les gusta el futbol juegan llueva o nieve y a nosotros pues nos toca esto".

Los costaleros no son los únicos, por decirlo de alguna manera, para los que el horario se convierte en un enemigo. También hay que tener en cuenta aquellas personas que ultiman los preparativos para que el día de salida de su hermandad esté todo preparado, los que preparan los altares de cultos, los que reparten las papeletas de sitio, los que preparan las túnicas y todos aquellos que de una forma "callada y sacrificada" luchan por su hermandad durante todo el año.