Compraventa de fincas rústicas agrícolas en Córdoba: la nueva tendencia en inversión inmobiliaria

 Compraventa de fincas rústicas agrícolas en Córdoba: la nueva tendencia en inversión inmobiliaria
photo_camera Compraventa de fincas rústicas agrícolas en Córdoba: la nueva tendencia en inversión inmobiliaria

Las fincas rústicas agrícolas se han convertido en los últimos dos años es uno de los tipos de fincas más solicitados por todo tipo de inversores nacionales e internacionales para dedicarlas a los cultivos locales y también a la ganadería. El interés por este tipo de fincas, que ya se podía observar a principios del pasado año 2018 ha llegado ahora a su máximo punto de esplendor, convirtiéndose en una de las tendencias clave del mundo inmobiliario y que, además, parece haber llegado para quedarse durante mucho tiempo.

Más concretamente, la compraventa de fincas rústicas en Córdoba se ha disparado exponencialmente durante el último año, gracias a la grandísima cantidad de terrenos de este tipo con los que cuenta la provincia, provocando un crecimiento de la economía local a otro nivel. En Córdoba destaca sobre todo la compraventa de fincas rústicas agrícolas, destinadas a los cultivos locales de la zona. 

Esta tendencia, que está empezando a tomar forma en todo el territorio nacional tiene su máximo exponente en la mitad sur del país, en parte debido al buen clima y a sistema ya establecido de ganadería y cultivo que permite extraer los máximos beneficios de los terrenos. 

Por todo esto, en el día de hoy queremos hablar un poco más a fondo acerca de esta tendencia que está empezando a dominar el mundo inmobiliario dentro de España y que, estamos seguros, marcará un antes y un después en las fincas rústicas del país. 

Un nuevo comienzo desde la crisis económica

A pesar de que la crisis económica e inmobiliaria del año 2008 azotó de manera indiscriminada a todo tipo de sectores y empresas, lo cierto es que las fincas rústicas no se vieron tan afectadas por la burbuja inmobiliaria. La principal característica que provocó esta diferencia en las fincas rurales se debe a que este tipo de terrenos no se pueden dedicar a la promoción residencial ni a la construcción de bloques de viviendas. 

Por este motivo, la compraventa de fincas rústicas no sufrió una bajada de precios tan brusca como el resto de inmuebles desde la crisis del 2008, sin embargo, desde 2015 tampoco volvieron a alzar sus precios de manera fuerte. Es por esto que, ahora mismo, tantos inversores están interesados en adquirir este tipo de fincas. 

Actualmente, estos terrenos presentan un precio más que interesante, además de suponer una inversión que puede dar beneficios a corto, medio y largo plazo, por lo que también se han convertido en una apuesta estable y de futuro

Todo tipo de fincas rurales agrícolas a la disposición de los inversores

En realidad, después de haber pasado la crisis económica de una forma más positiva que el resto del mercado inmobiliario, hoy en día podemos afirmar que invertir en las fincas rurales agrícolas es sinónimo absoluto de un activo permanente y que no sufrirá alteraciones bruscas en los próximos años. 

Por esto, los inversores nacionales e internacionales han constatado una oportunidad de sacarle el máximo partido a este tipo de inmuebles, destinándolos a todo tipo de actividades agrícolas y de ganadería. La variedad de estas fincas puede ir desde fincas dedicadas a la cría de ganado hasta cortijos familiares, fincas de olivares, viñedos, cultivos de frutas o, simplemente, fincas privadas de recreo. 

En estas fincas destacará sobre todo el uso rural, ofreciendo también un nuevo tipo de alojamiento “turístico”, que puede ser una de las claves de expansión para los próximos años. 

El modelo de clientes: exclusivo y con intención de adquirir varias fincas rústicas

En este nuevo tipo de expansión inmobiliaria centrada en las fincas rústicas y agrícolas, el modelo de clientes que suelen solicitar la compraventa tiene un perfil bastante concreto. En términos generales, podemos hablar de inversores tanto nacionales como internacionales, estos últimos llegados sobre todo de todo el continente americano y de China. 

Sea como sea, las personas interesadas en la compra de este tipo de fincas rústicas son inversores con una gran capacidad económica y suficiente capital como para comprar estos terrenos sin necesidad de solicitar un préstamo hipotecario al banco. Hay que tener en cuenta que el precio medio de estas fincas normalmente se sitúa entre los 2 y los 10 millones de euros y que se suelen pagar al contado o, en algunos casos, con un porcentaje muy pequeño de financiación. 

Los usos más comunes para las fincas rústicas 

Dentro de estos grupos de compradores de los que hemos hablado, los inversores nacionales buscan más fincas rústicas con posibilidad de explotación agrícola, para montar cooperativas y extraer un beneficio a modo de producto de la inversión. En este sentido, las fincas más solicitadas para la explotación agrícola son las que incluyen viñedos y bodegas para hacer vino, olivares para crear cooperativas aceiteras y fincas con árboles frutales como pueden ser el aguacate, la naranja, los almendros, los pistachos o los castaños

Por otra parte, también hay que destacar otra tendencia dentro del uso de este tipo de fincas rústicas y es el de las casas de campo. Este tipo de terrenos se pueden utilizar fácilmente para el turismo rural, como casas privadas que se pueden alquilar para viajes de empresa, eventos corporativos o turismo de recreo. 

Lo cierto es que este tipo de turismo y viajes de negocio está cada vez más en alza y puede suponer todo un punto de referencia para que empresas de todo el mundo encuentren en las fincas rústicas del territorio español un lugar donde celebrar sus eventos corporativos. 

En definitiva, una nueva oportunidad de negocio para España

Con esta nueva tendencia, que tenemos la suerte de poder vivir de primera mano en la provincia de Córdoba, surge una nueva oportunidad de crear un camino diferente para la economía española. Una parte del sector inmobiliario que, durante años, estuvo relegada a los puestos más bajos en cuestiones de inversión y que, ahora mismo, es una auténtica tendencia en prácticamente todo el territorio del país. 

Sin duda, la compraventa de fincas rústicas agrícolas se ha convertido en una parte importante del futuro inmobiliario de nuestro país.  
 

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