DISTRITO CENTRO

La Regaora, un local fresco y campechano para sentirse como en casa

Se abrió el pasado día 19 en el espacio que dejó el antiguo Can-Can en la Puerta del Rincón
Nazareth Amaya Ortiz y Celia Navarro Mesa en La Regaora
photo_camera Nazareth Amaya Ortiz y Celia Navarro Mesa en La Regaora

Se podría decir que el antiguo Can-Can, en la Puerta del Rincón, o si lo prefieren, en el inicio de la calle Alfaros, acaba de darle el relevo a otro local que destaca por su ambiente, su decoración y por cubrir el importante hueco dejado por aquél en un barrio que trata de recuperar su protagonismo en la ciudad.

Se llama La Regaora y tiene mucho potencial, tanto por su aire campechano a la vez que fresco y divertido, como por su música, su cerveza y, por encima de todo, la fuerza y el carácter que aportan al proyecto sus copropietaria, Celia Navarro Mesa y Nazareth Amaya Ortiz. Apenas tiene unos días de vida (abrieron al público el pasado sábado, día 19), pero la historia del proyecto tiene su embrión hace ya un par de años; pero menudos años, especialmente el pasado 2020.

Nazareth Amaya Ortiz y Celia Navarro Mesa en la puerta de La Regaora

"Todo se nos puso del revés desde el primer minuto", recuerdan ambas. Empezando por el crédito, que les fue concedido "justo en el inicio de la pandemia, así que no sabíamos ni como afrontarlo", pero no cejaron en su empeño. Pero quien crea que por haberlo pasado mal, llegarán mejores momentos, no conocen al ingeniero Murphy y su maldita Ley de siempre puede ir a peor. "Topamos con los albañiles más pésimos de la historia, que nos la jugaron, nos dejaron destrozado el bar y nos estafaron", añaden bajo la máscara protectora con los ojos brillantes. Eso significa que después de un año supuestamente trabajando y cobrando, "apenas hicieron nada porque estaba en un estado lamentable". Las paredes se caían a pedazos, se inundó el bar un par de veces, había humedades y requería un cambio imperioso y al completo de la fontanería y la instalación eléctrica.

Evidentemente, los han denunciado, pero lejos de amilanarse optaron por subirse ambas las mangas y se dedicaron a salir a flote terminando ellas mismas lo que restaba por hacer: "Nos dedicamos a enlucir paredes, lechar el suelo y pintar", hubo una fuerte inversión de dinero y los problemas no terminaron hasta última hora, por lo que según indican las dos "estamos física y mentalmente agotadas y nos cuesta trabajo mantener la ilusión".

Nazareth Amaya Ortiz y Celia Navarro Mesa en La Regaora

No obstante, el resultado de todo ese esfuerzo bien ha merecido la pena, y da gusto permanecer en el interior del local. La clientela, además, está respondiendo bien y es cuestión de tiempo que las propietarias recuperen el ánimo que les ha llevado a no dejarse vencer en ningún momento.

Pero, ¿por qué recuperar el espacio que dejó el Can-Can? "Es un sitio de paso muy bueno", y en el barrio de San Andrés-San Pablo, de donde son ellas, "no existe nada como esto", explican. El hecho de que el Can-Can tuviera éxito anteriormente también les ha movido, porque lo conocían y no querían que ese espacio acabara inútil y sin uso. De igual modo, son de la opinión de La Regaora "creemos que es un lugar necesario, porque no había un sitio para desayunar, que la gente lo estaba demandando ya, o para tomar la cerveza en la Plaza". Y sí, tienen un hermoso velador junta a la estatua de La Regadora, de José Manuel Belmonte.

Nazareth en el interior de la Regaora

Preguntadas por cómo definirían su local, ya que no parece un bar al uso, responden que "es un bar campechano, para sentirse como en casa, y con comodidad. Queremos que la gente llegue y al igual que hace en casa se tome un tapeo como haría de forma natural". Por ahora, la gente "está siendo muy cariñosa y les gusta mucho cómo ha quedado el local, que es muy alegre". Por cierto que ese aire especial lo han encontrado gracias a que el mobiliario es todo reciclado o reutilizado. "No hemos querido comprar nada y hasta hemos rechazado el material que ofrece en mobiliario las marcas de cerveza". De este modo, junto con las imágenes colgadas en la pared, libros para una plácida lectura en una de las salidas interiores que tiene el local, relojes elaborados con las famosas Sopas Campbell's de Warhol, aportan, en efecto, un ambiento Pop y alternativo para recrearse en él.

Interior de la Regaora

Pero a lo práctico. El horario es de 08.30 a 16.00 horas, para desayunar y tapar al mediodía, y de 20.00 a 00.00 horas, para recuperarse de la jornada con una buena cerveza y algo de comida. ""Por ahora sólo ofrecemos tapeo, en plan montaditos, cuñas de tortilla y salmorejo, con el refresco y la consumición, pero más adelante queremos poner un poco más de raciones o bocadillos", señalan. No la pueden preparar ellas, porque no tienen cocina al carecer de espacio para ella, pero la encargan y de hecho los sábados ofrecemos "un buen plato de arroz, a modo de perol".

Interior de La Regaora

¿Cerveza? La malagueña Victoria y la valenciana Turia. Gracias a esta bebida de los dioses, del mismo modo que en Estados Unidos 'In God we trust', en este local tienen su propio dicha marcado en una pizarra: 'La cerveza es mi pastor, nada de Fanta'.

¿Cómo? ¡Ah! ¿Que por qué se llama así? Era de suponer que es obvio: "Nazareth conoce a Belmonte, el escultor, y le pidió permiso y como estábamos al lado y ahí tenemos la terraza, lo bautizamos así", pero con ese pequeño cambio que cordobiza el nombre comiéndose la 'D'.

Nazareth en el interior de la Regaora