La presidenta de la Asociación Vecinal La Medina y del Consejo de Distrito Centro, Lourdes Martínez, ha considerado que las mesas de trabajo para la elaboración del Plan de Gestión del bien patrimonio mundial 'Centro Histórico de Córdoba', celebradas la semana pasada, han sido "un desastre", hasta el punto de considerar que desde se convocaron "no han funcionado bien". Y el motivo es porque "los verdaderos agentes implicados en arreglar y mantener el Casco Histórico, es decir los vecinos y vecinas, prácticamente no están representados, por lo que el plan se queda cojo".
Desde el Área municipal de Centro Histórico, con Lourdes Morales (PP) al frente, se habían convocado cuatro grupos de trabajo los pasados días 10, 11 y 12, pero por parte vecinal "únicamente estábamos convocados Consumidores Usuarios del Centro Histórico, La Axerquía, Alcázar Viejo y La Medina, y de éstos "sólo acudimos tres, porque los del Centro Histórico no han aparecido, y han dejado fuera a todas las demás asociaciones que tenían un enorme interés por participar".
En palabras de la presidenta vecinal, sin la participación de los habitantes de esa zona de la ciudad, el Plan de Gestión "es una chapuza". Las cuatro mesas de trabajo han sido una relativa a Sociedad, otra a Medio Ambiente, otra más a Economía y una última dedicada a Patrimonio y Cultura. En todas ellas estaba convocadas las cuatro asociaciones vecinales citadas.
En la primera estaban convocados la Asociación Provincial de Educación y Gestión, la Asociación Amigos de los Patios, el Hospital de la Cruz Roja, la Federación de Peñas Cordobesas, la Delegación de Inclusión y Accesibilidad y CECO.
En la segunda tendrían que haber acudido empresarios de la construcción, la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de alumnos de la Enseñanza Concertada, la Federación Provincial de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos y Alumnas de la Enseñanza Pública de Córdoba (FAMPA Ágora), la Universidad de Córdoba (UCO) y la Asociación Provincial de Autónomos del taxi de Córdoba.
La tercera tendría que haber contado con representantes de Hostecor, Aehcor, la Asociación Comercio Centro Córdoba, la Federación Provincial de Comercio, la Asociación de Comerciantes de la Judería, la Asociación de Joyeros, Plateros y Relojeros de Córdoba, la Asociación cordobesa de Artesanos, y la empresa gestora del Museo Casa de las Cabezas, en cuyo edificio "ya no esta el Museo, sino que hay apartamentos turísticos", en palabras de Martínez.
Finalmente, en la cuarta mesa estaban invitados a participar representantes de la Asociación profesional de Informadores Turísticos, el Cabildo Catedralicio, la Real Academia, la empresa gestora del Palacio de Congresos, la Fundación Cajasur, la Agrupación de Hermandades y Cofradías y el Círculo de la Amistad.
De igual modo, estaban todos los grupos políticos invitados, y salvo una representante de Vox, fue el primer día, del resto de partidos no acudió nadie. De hecho, la propia Lourdes Martínez se vio aquejada de una fuerte gripe que, salvo en la primera reunión a la que acudió para explicar la dinámica de trabajo, la dejó apartada del resto de mesas.
Entre las cuatro mesas había convocadas más asociaciones comerciales que vecinales. "Con esos mimbres, con el desinterés mostrado, poco bueno puede salir de aquí", se ha lamentado, para añadir que asociaciones invitadas, en opinión de los representantes vecinales presentes, "perjudican, más que aportan soluciones, porque barren para su casa", como ha sido el caso de Hostecor, o de Aehcor, "que se negó a debatir sobre los apartamentos turísticos y sólo exigían soluciones".
Según Lourdes Martínez "a los vecinos no nos importan que haya dos o tres bares, son negocios y personas con familias que tienen que vivir, pero una cosa es eso y otra bien distinta que ya se llegue al desmadre", y ah puesto como ejemplo aun local de la calle Manrique del que la vecindad "no hace más que llamar a la Policía por las molestias que causa y nadie responde".
Todo ello está llevando a un vaciado constante del Casco, bien por fallecimientos o bien por huidas antes situaciones de ruidos y enfrentamientos con quienes acuden a los locales de ocio nocturno a beber en exceso.
Pero quizá lo que más ha asómbrado a los representantes de las asociaciones vecinales presentes (ella misma, Juana Pérez, de La Axerquía, y Felipe Borrego, de Alcázar Viejo) es que los técnicos municipales, entre los que estaba Juan Murillo, jefe de la Oficina de Arqueología de la GMU, además del arquitecto Curro Crespo, "nos pidieron a nosotros que aportáramos las soluciones a los problemas que acosan al Casco". De hecho, la próxima semana tienen que elaborar su propuestas y plantearlas al Ayuntamiento para que las incluya en el teto del actual borrador del plan, antes de pasárselo a la Junta, que a tuve lo hará entrega el Gobierno central y éste a la Unesco.
"Los vecinos y vecinas tenemos clara la solución y se lo hemos hecho llegar infinitud de veces: Que se implementen medidas para afianzar a la vecindad y atraer a nueva población y que se cumplan a rajatabla las ordenanzas que ya hay y que se incumplen constantemente, pero es que nos plantean cómo queremos que sea la ciudad hasta el año 2050 y por lo pronto, a este ritmo la vemos despoblada de habitantes y convertida en un simple escenario para turistas".
Por ello, "tenemos claro que no queremos más bares ni hoteles ni apartamentos turísticos", ha señalado Martínez, antes de recodar que se está ejecutando ya un hotel de superlujo de cinco estrellas en la antigua casa solariega de los Condes de Zamora de Riofrío, que perteneció a José López Laguna conocido como 'El Tío del Queso' y después del empresario Rafael Gómez, en la calle cabezas, donde quedan tres vecinos", con el trasiego de camiones pesados "que destrozan las paredes y hunden el pavimento y luego no lo arreglan por mucha fianza que pongan al principio para eso".
Evidentemente, entre las propuestas planteadas por el Consistorio en su borrador hay cuestiones que gustan, y mucho. Es el caso, entre otros elementos, de la idea de fomentar la rehabilitación de viviendas y la ocupación de solares abandonados junto con un plan de rehabilitación de edificios y desarrollo de solares destinados a vivienda para jóvenes y otro plan de incentivos para el acceso a la vivienda por parte de los jóvenes. También de un registro de solares y edificaciones en ruinas, la adaptación del transporte público al contexto histórico, la regulación de la actividad turística para minimizar impactos negativos, la expansión de la fibra óptica en todo el conjunto histórico, el diseño de espacios que mitiguen el calor y promuevan la comodidad, la creación de áreas verdes accesibles para el disfrute comunitario o un plan de lucha contra la pobreza y la desigualdad en el Casco.
No obstante, la presidenta de La Medina ha mostrado sus dudas de que eso se vaya a poner en marcha, porque "Sion cuestiones que hemos planteado desde hace años por todos los medios y nunca se ha hecho nada al respecto".
Entre las propuestas planteadas por el Ayuntamiento en su borrador se habla, igualmente, de catalogar como patrimonio cultural inmaterial el toque manual de campanas de Córdoba, la gastronomía cordobesa tradicional e histórica de las tabernas y el Caballo Pura Raza Española. "¿Para qué quieren más patrimonios? Es absurdo cuando saben que la Unesco ya advirtió en su día que las catalogaciones se iban a endurecer y que preferían mirar al patrimonio natural", ha expuesto.
Por contra, no se ha incluido en el borrador nada sobre seguridad en el Casco y eso "nos suscitan numerosas dudas, y la principal de ellas es qué va a pasar con los vecinos en un plan que se supone quede estar en vigor hasta el año 2050". Por lo pronto, Lourdes Martínez ha recordado que hace 24 años sólo en La Medina del Casco había más de 60 negocios entre papelería, droguería, peluquería de nombres y de mujeres, una carnicería, panadería, tres tiendas de comestibles, zapatería o una bodeguilla. En un 90% estaban en locales de alquiler.
Lo que ocurrió es que en 1994 se consiguió la catalogación patrimonio de la Mezquita-Catedral y del Casco Histórico. Comenzaron a llegar algunos bares y hoteles, y los dueños de esas viviendas vieron el negocio de inmediato. "Los alquileres cumplían cada uno o dos años y cuando expiraban subían astronómicamente los precios con miras a vender por un dineral el local".
En definitiva, la declaración patrimonial "supuso el boom de apartamentos y hoteles, pero también el declive de los vecinos". Y eso es lo que las asociaciones vecinales quieren evitar.
