La ciencia más divertida para satisfacer la curiosidad
Ni una sola bata blanca. Camisetas negras y muchísimo humor, con unas gotitas de paciencia, fueron las armas utilizadas esta tarde-noche por unos 240 científicos de la Universidad de Córdoba (UCO), el Instituto de Estudios Sociales Avanzados IESA-CSIC y el Jardín Botánico de Córdoba para celebrar, bien arropados por un público de todas las edades, la Noche Europea de los Investigadores.
La noche y la mañana. Porque durante unas 12 horas diferentes escenarios de la ciudad sirvieron de escenario a experimentos, conferencias y charlas, todas ellas destinadas a demostrar que la ciencia no es para tomársela en broma, aunque sí entra mejor con una buena dosis de humor. De hecho, el propio rector, José Carlos Gómez Villamandos, estuvo hablando con recién aterrizados en la Universidad quienes le declararon haber experimentado un auténtico y radical cambio de vocación al comprobar en una edición anterior que la ciencia dista mucho de ser una actividad aburrida.
En los Jardines del Duque de Rivas, junto a la Pérgola, una treintena de equipo de investigación de toda índole trataban de atraer a lo más granado de un público realmente ávido de conocimiento y diversión bajo varias ristras de lámparas luminosas que acabaron dando al espacio un autentico aire de verbena. Junto a los típicos elementos del investigador (probetas, pipetas, microscopios y todo tipo de liquidados coloridos), había también cajas de cartón que guardaban en su interior auténticos detectores de billetes falsos a través de la fluorescencia, muchísimas actividades y experimentos con plantas, documentos y papiros antiguos con tesoros (como un antiguo poema de amor persa), luces nacidas a raíz de productos minerales, naranjas y otros cítricos que producen electricidad o baterías eléctricas a base de graneo que se saca de la mina de un lápiz en lugar de grafito, que dura tres o cuatro veces más y que ya tiene salida comercial.
Dioramas y test
En otros expositores se podían realizar test nutricionales que indicaban la afinidad de la población cordobesa hacia la dieta mediterránea o un maravilloso diorama a base de muñequitos Clicks que representaba un auto de fe, con condenado, inquisidores y hoguera incluida, todo ellos dentro de una maravillosa ambientación.
Y hubo ambiente. Por la mañana, en ese mismo espacio, se congregaron miles de chavales de diferentes colegios que pusieron a prueba las cuerdas vocales de los investigadores que los atendieron y por la tarde, cuando el calor ya se retiró definitivamente, la afluencia de público, especialmente de progenitores con sus hijos, fue constante, fluida y masiva. Pero no fueron los únicos espacios que formaron parte de tan gratamente sabia jornada.
El propio Rectorado sirvió sobre las 20.30 horas de escenario perfecto para la exposición en clave de humor de cuatro tesis doctorales, mientras que diez Patios de la zona de San Basilio acogieron conferencias interesantes sobre materia de salud, y en bares y librerías se departieron charlas y talleres, todos ellos con la misma finalidad: demostrar que la ciencia rompe moldes, va más allá de estereotipos y está al alcance de cualquiera... que quiera ser alcanzado.
