Migas de confraternización en la Cruz Blanca

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Desde las nueve de la mañana, una quincena de voluntarios de la Asociación Amigos de la Cruz Blanca de Córdoba ha estado trabajando en la sede de este organismo social para elaborar unas migas de auténticos Guinness. Ochenta kilos de pan, veinte kilos de chorizo, otros tantos de panceta, diez kilos de ajo y una docena de litros de aceite han hecho falta para la elaboración de este plato tan tradicional que sirve para “agradecer a todo el voluntariado la labor que realiza con esta casa tan familiar a lo largo de todo el año”, según explica Miguel Ángel Caracuel, presidente de esa asociación.

La casa franciscana de la Cruz Blanca cuida con mimo a 54 discapacitados internos, los “niños”, como gustan en llamarles los que tienen un trato diario con ellos, así como a 12 personas que acuden por la mañana al centro de día que tienen concertado con la Junta de Andalucía. Para ello, el centro cuenta con unos 40 trabajadores, “pero el alma de verdad y la causa real de que esto funcione son los voluntarios que vienen aquí a hacer labores de ropería o de oficina, y que son los que aportan un valor añadido a esto”, abunda Caracuel.

Por ellos son las migas. Por ellos y para “contar con el respaldo de la sociedad cordobesa a pesar de los pesares”, incide el presidente. No en balde, por las instalaciones del centro se han pasado esta mañana la consejera de Cultura, Rosa Aguilar; la delegada del Gobierno de la Junta, Rafi Crespín; el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, Pedro García, así como el líder de la oposición del PP, José Antonio Nieto, acompañado de varios de sus concejales, como María Jesús Botella, o el concejal de Seguridad Ciudadana, Emilio Aumente.

Una tradición que se viene arrastrando desde hace ya dos décadas, a cargo de la Asociación, que, por cierto, ha cumplido este año 35 temporadas, razón por la cual acaba de recibir unos de los premios Plaza de la Constitución que otorga la Subdelegación del Gobierno, y que en esta ocasión ha modificado un poco su costumbre. “Solemos hacer las migas de confraternización el domingo antes de Navidad, pero lo hemos adelantado al sábado porque mañana es un día un poco complicado con lasa elecciones, así que hemos preferido reflexionar todos juntos ante un buen plato de migas”, explica con humor Miguel Ángel Caracuel.

La Cruz Blanca se fundó hace 40 años y funciona en la capital cordobesa desde hace 37 años. Fue el concejal de la UCD Antonio Herrera, en la primera Corporación democrática cordobesa, quien acudió hasta el centro como Rey Mago para entregar unos regalos y al ver la labor decidió continuarla fundando la Asociación Amigos de la Cruz Blanca. Desde entonces, siempre ha contado con la colaboración de las administraciones para poder salir adelante.