Un San Rafael con un cielo envidiablemente calmado para la celebración

San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en Los Villares
San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en el Arenal
San Rafael en Los Villares
San Rafael en Los Villares
San Rafael en Los Villares

Magnífico día. Es mas, los cielos han resultados muy magnánimos para que cordobeses y cordobesas hayan podido salir al campo (el apropiado) para celebrar con un buen perol cordobés la celebración de su Protector, el Arcángel San Rafael, tanto en la zona de Los Villares, único espacio habilitado para encender fuegos en toda la Sierra cordobesa, así como en El Arenal. Un espacio que está empezando a ser especial te cómoda para los que no se quieren desplazar hasta la zona alta del municipio.

En Los Villares, el terreno estaba mojado por las últimas lluvias, aunque se había habilitado leña por parte del consistorio para que sólo en los lugares indicados se pudieran encender candelas para el arroz o lo que se terciara.

El tiempo ha acompañado a la celebración y ha mostrado su mejor casa, con cielos elegantemente azules y sin nubes, a modo de regalos para los rafaeles y rafaelas de la provincia. 

La opción urbana, El Arenal

En el Arenal el Ayuntamiento habilitó una serie de carpas, 16 en total, pero el reclamo del campo fue mucho mayor. "Aquí hay más gente un domingo", comentaba uno de los comensales cercanos al estadio. Un puñado de peroles, eso sí, con muchos amigos y familia, salpicaban el lugar. La tradición manda, y la sierra sigue siendo algo especial este día. La diferencia con los peroles de algunos fines de semana estaba en que, como decimos, cada grupo era mucho más nutrido de lo habitual.

El primero de los peroles de El Arenal estaba por cierto presidido nada más y nada menos que por el Cantaor El Pele, que harto ya de fotos no quiso salir en estas para un día de descanso y anonimato que tiene. Celebraban un cumpleaños familiar aprovechando la jornada.

Partidos de fútbol, alguno de bádminton y mucha, mucha comida, en esta alternativa urbana, quizá no tan bonita pero desde luego más cómoda y, en principio, ajena al peligro de incendios que existía en Los Villares, de hecho varios de los peroles se atrevieron a hacer la hoguera tradicional, como en un perol auténtico.