Dos meses. Ese tiempo han tenido que esperar los amantes del Rock and Roll, en su más clásica acepción, e incondicionales del rocker Loquillo para volver a verlo subido al escenario del Teatro de La Axerquía y retomar el concierto que en pleno Festival de la Guitarra tuvo que suspender por un maldita afonía.
De hecho, tuvo palabras de disculpas para todos los que acudieron al frustrado concierto, aunque fue tajante al afirmar que "hay que escuchar al cuerpo, y si el cuerpo dice no, es que no".
Pero la verdad, es que la espera ha valido la pena para ver un 'Loco' con las cuerdas vocales totalmente repuesta en un escenario ampliado para la ocasión y con un porte y una chulería sobre el escenario que sólo él puede tener a pesar de las 60 primaveras que ya atesora en su corpachón el barcelonés.
Noche magnífica para el Rock. Un buen sonido, tan puro que se distinguían a la perfección las tres guitarras que había sobre el escenario, y energía más que de sobra para darlo todo en una actuación que superó con creces las dos horas. Como hacen los grandes.
De hecho, la primera parte del concierto fue para los auténticos incondicionales, donde sonaron sus temas más nuevos. No en balde, hay que recordar que el concierto de julio, el que tuvo que suspender y que ha hecho que se prolongue el Festival de la Guitarra hasta septiembre, Loquillo venía a presentar 'El último clásico', un disco que se había hecho esperar, sobre todo teniendo en cuenta que su anterior trabajo de estudio, 'Viento del Este', es de 2016.
Pero hay que señalar que el teatro al completo se levantó de sus asientos cuando comenzaron a sonar las canciones más conocidas; las 'de siempre', tales como 'Yo tengo una banda de Rock and Roll', 'La mataré', 'Cadillac solitario', 'Feo, Fuerte y Formal' o 'La mala reputación'. Sólo por poner unos pocos ejemplos.
Saber estar, tablas y actitud es lo que ha hecho del 'Loco' un artista de ésos que van a trascender su propia vida. Lo que se ha dado en llamar un clásico.
FOTOS Y TEXTO: Yolanda Pedrosa
