"Como te ves yo me vi, como me ves te verás". Son las palabras sordas que parece estar diciendo la calavera puesta a los pies del Santísimo Cristo de los Remedios, que parece flotar sobre un hermoso manto de flores góticas. Tan llamativo ese detalle como el de los cirios presos en los faroles de viático.
Es una hermandad de sorpresas para el que la ve por vez primera. No hay estridencias, sólo un coro de hermanos entonando el Miserere, alternado con rezos, y un coro de hermanas entonando el Stabat Mater, también alternado con plegarias al cielo.
No hay tampoco costaleros, pues los pasos se mueven ayudados por ruedas y empujados por ocho cofrades en cada uno de los dos pasos. Sus 280 nazarenos, de negro solemne, portan inmensos escapularios.
A las 20.00 horas salieron de la mágica iglesia de San Lorenzo la imagen del Cristo muerto en la Cruz, un anónimo del Siglo XVI de la escuela genovesa, con cabellera de pelo natural y con flores (azucenas) a modo de clavos; y la Dolorosa Nuestra Señora Madre de Dios en sus Tristezas, otros anónimo del Siglo XVII, aunque atribuida indiscutiblemente al imaginero antequerano Antonio del Castillo, con discretos ornamentos de rosas tan bellas en su factura que parecían estar elaboradas de dulce de merengue.
FOTOS: JM AYALA.
