Opinión

Turismo gastronómico y motivación

Entre las satisfacciones de las necesidades humanas nos encontramos con la alimentación, y ésta, al estar unida al turismo, nos da el germen para el nacimiento del turismo gastronómico. Así mismo, la cultura del lugar y costumbres del sitio visitado y su gastronomía están íntimamente ligadas.

La relación del turismo cultural con el turismo gastronómico es clara siendo el turismo gastronómico uno de los segmentos del turismo cultural.

Entre las características que predominan en el turista gastronómico podemos destacar que suelen viajar en pareja, permanecen en la localidad una media de dos o tres días, valora la singularidad y los productos de la zona, exige calidad y profesionalidad tanto en el servicio de sala como en el de cocina, en consonancia a lo anterior, valora y exige el alojamiento que contrata.

 El turismo gastronómico, en definitiva, ayuda a reducir la estacionalidad y aporta profesionalidad.

Si hablamos de las motivaciones que hacen que el turista gastronómico opte por una localidad o región con respecto a otras, podemos resumir entre las más significativas:

- Ofertar un recorrido de calidad  a través de una ruta gastronómica basada en productos singulares y propios de la zona, incluyendo degustación de los mismos. Las Denominaciones de Origen son la uno de los principales argumentos.

- Degustar la oferta gastronómica de un restaurante reconocido en alguna guía gastronómica de prestigio. Estrella Michelin o Sol Repsol son ejemplos claros, aunque no necesariamente es requisito.

- Conocer, poder probar de primera mano, la cocina tradicional del municipio o  comarca.

- Aprender el proceso de producción, elaboración y puesta en valor comercial de productos de la región, desde el productor hasta el cliente. Turismo industrial gastronómico.

Se entiende que no existe un solo tipo de turista gastronómico en realidad, por ello el concepto hace referencia a diferentes tipos de turistas gastronómicos que buscan distintas experiencias relacionadas con la gastronomía.  Esto  ayuda a empresarios del sector a poder dirigir una oferta acorde a la demanda. Lo que no se vende sencillamente desaparece.

Según estadísticas de la Junta de Andalucía, el número de turistas que visitaron Andalucía fueron de 26 millones en 2015. Si nos centramos en Córdoba y provincia, la cuota de porcentaje sobre el total de turismo de Andalucía supuso el 6,2 %, es decir, de cada cien turistas, seis tienen el destino en nuestra ciudad y provincia. La botella se ve medio llena o medio vacía, según se mire, pero si nos preguntamos estos mismos datos acotando en cuanto al turista gastronómico observamos cómo no aparecen datos estadísticos de este segmento. En el caso de Córdoba, los últimos datos donde se pregunta por la motivación gastronómica son del año 2001, de modo que desconocemos su impacto real actual. Por aportar un ejemplo: en Madrid el turismo gastronómico atrae al 23% de los visitantes en 2015, según datos de la Oficina de Cultura y turismo.

Se entiende, pues, que el turismo gastronómico tiene el suficiente potencial para ser comercializado por sí mismo, aunque en consonancia con todas las segmentaciones (patrimonial, religioso, compras, congresual, ferias, patios,…).  Córdoba y provincia deben partir del turismo cultural, pero sin perder la visión del resto de tipologías de turismo gastronómico, en definitiva, debe comercializarse por tipologías, a cada turista su motivación.