Opinión

Democracia secuestrada

Hace unos meses pensaba que no habría segundas elecciones, y me equivoqué. Y en la pasada campaña electoral, a la pregunta que me hacían los medios respecto a un hipotético escenario de terceras elecciones, respondía convencido que era imposible, que todos los líderes se habían comprometiendo en sus declaraciones a evitarlo. De esta afirmación, como comprenderán, empiezo a arrepentirme.

Después de más de dos meses desde el 26-J y otro debate de investidura fallido, el país sigue abandonado por los líderes de los principales partidos, aquellos que lo han gobernado durante muchísimos años, sumidos ahora en un debate personalista, y sin posibilidad de acercamiento dado que se trata de pura supervivencia política: victoria o muerte.

De un lado, el Sr. Rajoy, el candidato en diferido, se ha permitido manejar unos tiempos que serían causa de despido en cualquier empresa privada y se ha presentado a un debate de investidura sin labrarse apoyos suficientes. Si su intención era seducir durante el propio debate, no se comprende que el Sr. Hernando, portavoz del grupo popular, arremetiera contra todos los grupos de la cámara en sus intervenciones. Extraña forma de buscar apoyos, presentes o futuros. Saquen sus conclusiones.

Del otro lado, el Sr. Sánchez, el jefe de la pre-oposición transmutado en la esfinge de Tebas, nos plantea el siguiente enigma: ¿cuál es la solución política responsable que no permite con su abstención que Rajoy gobierne, que no quiere conformar gobierno con Unidos Podemos ni con independentistas, y que no quiere terceras elecciones? No hay Edipo en España capaz de contestarle.

Así las cosas, los líderes de PP y PSOE mantienen secuestrada nuestra democracia, y en sus discursos y posturas late un anhelo: la vuelta al bipartidismo, sistema con el que tan bien les había ido siempre. Pretenden convencernos de que el problema es la fragmentación del parlamento, de que lo útil es concentrar el voto. Siguen ignorando que el mandato de los españoles, expresado por dos veces consecutivas en las urnas, es que quieren que haya más sensibilidades representadas en el Congreso, y que éstas se pongan de acuerdo en las cuestiones esenciales. En definitiva, creen que todos y cada uno de ustedes se equivocaron votando.

Y mientras todo el país critica la falta de voluntad política para ponerse de acuerdo, y tildan a los diputados de egoístas y vagos que no merecen el sueldo, en Ciudadanos las recibimos de analistas y tertulianos por lo contrario, por haber negociado y pactado reformas en ambas legislaturas: vendidos, chaqueteros, pagafantas o veletas. Esto me lleva a concluir que muchos de estos opinadores y analistas profesionales no quieren la estabilidad y reformas que pondría en marcha un gobierno, quieren “su” gobierno, sólo el suyo. El frentismo y las trincheras siguen muy presentes en nuestra sociedad, alentados por la maquinaria mediática de la vieja política, poniendo el acento en lo que nos separa, mientras que la generosidad, la capacidad de renuncia y el sacrificio de las propias convicciones en pro de lo que nos une es criticado y tachado de voluble. La “máquina de guerra electoral” ya está en marcha, y la han encendido los de siempre. No lo olviden.

Permítanme explicarles, desde mi modesta opinión, que la solución a todos los problemas que provocaba el bipartidismo y que motivaron la irrupción de nuevas formaciones en el panorama político nunca puede ser regresar al viejo modelo bipartidista. De ser así nunca se acabará con la corrupción, con los privilegios, los aforamientos e indultos, ni se acometerán las urgentes reformas que precisa España para poner al día su democracia y servicios públicos. Como muestra un botón: unos minutos después de la investidura, expirado el pacto de investidura PP-C´s que obligaba al decoro, el Ministerio de Economía anuncia la propuesta del exministro Soria para el puesto de director ejecutivo del Banco Mundial. Sí, de aquél que no recordaba dónde tenía sus propias cuentas bancarias.

Concluyo con unas palabras que Albert Rivera pronunció el último día del debate de investidura, que suscribo totalmente: “Cualquiera que esté pensando en terceras elecciones, no merece ser Presidente de este país”.