Opinión

Una primavera diferente: Córdoba florecerá

Escribo estas líneas desde casa. El móvil no deja de parpadear con nuevos mensajes, noticias, actualizaciones sobre la crisis del coronavirus. También empieza a haber espacio para la esperanza, ya se habla de los avances en la investigación en vacunas efectivas y el número de personas que han superado la enfermedad.

Acabo de despedirme de mis compañeros del Grupo Municipal Socialista. Hemos mantenido la conversación diaria a 13 bandas, en una aplicación que hace menos de una semana ni siquiera conocía. Descubrimientos útiles que también conlleva esto de “quedarse en casa”:

Pasamos de los encuentros presenciales a los virtuales, de las ruedas de prensa a los videomensajes, y del cruce de declaraciones políticas al mensaje de colaboración, cohesión y unidad. Si queremos salir de esta, tiene que ser así.

Desde el primer día y como portavoz del principal partido de la oposición, mostré mi disposición para colaborar en todo lo posible al equipo de gobierno municipal. Esta situación nos compete a tod@s y esa actitud y no otra, es la que espera la ciudadanía en estos momentos.

El coronavirus se ha expandido más por las grandes urbes, en las grandes concentraciones de población que ya, por sí solas, ocupan gran parte de la atención mediática. Pero la revolución para la vida cotidiana afecta a todos los núcleos.

En Córdoba, lo hoteles están cerrados, la mezquita vacía, el Puente Romano desierto, el Alcázar silenciado. No se escucha el alboroto de los escolares por la mañana, el trasiego para ir a la compra o al trabajo, ni el bullicio de las tabernas a mediodía. El coronavirus ha mutado nuestra primavera, suspendido nuestra Semana Santa y aplazado nuestro Mayo Festivo, por tanto ha paralizado a nuestro sector turístico, una de nuestras piezas económicas claves. Sin duda, esta pandemia ha infectado nuestra temporada alta.

Lo cierto es que la prioridad en este momento es frenar la expansión del virus, quedarse en casa, proteger para que afecte lo menos posible a nuestros mayores y las personas más vulnerables. Se han adoptado medidas inéditas, inmediatas y coordinadas con el resto de administraciones, para dejar a la ciudad en stand by con el Hospital Universitario Reina Sofía como epicentro.

Y esta situación me obliga a compartir el desasosiego de las familias con mayores en casa o con discapacitados, acordarme de las entidades que trabajan para curar adicciones, o el personal de las numerosas ONG que durante estos días no podrán atender a quienes tanto lo necesitan.

El coronavirus ha mutado nuestra primavera, ha paralizado a nuestro sector turístico, una de nuestras piezas económicas claves.

Aplaudo cada día a las 20.00 desde mi ventana, con mi familia, junto a mis vecinos para agradecer la profesionalidad de los sanitarios, pero también la de todos los trabajadores de la cadena alimentaria y la de los empleados de los servicios públicos. A esos héroes y heroínas anónimos que están dando lo mejor para hacérnoslo mucho más fácil. Si algo va a quedar claro después de esto, es que hay derechos como la sanidad y los servicios públicos que hay que reforzar, proteger, cuidar y mimar muchísimo más.

Pero cuando pase esta emergencia sanitaria y despertemos de este letargo colectivo obligado, nos vamos a encontrar con una situación muy difícil. Por eso, además de para la infección, hay que trabajar desde ya, para adelantarnos a los efectos nocivos que dejará esta pandemia en nuestra ciudad, entre nuestros vecinos y nuestra economía.

Y es que ya se están empezando a sentir los efectos de este parón. Todas las instituciones tenemos que poner los instrumentos, herramientas, soluciones en definitiva para la recuperación y que nadie se quede atrás.

Saldremos de esta más fuertes y con los sentidos ávidos de disfrutar de nuestra ciudad y de trabajar por ella.

Más de 200.000 millones ha movilizado ya el Gobierno de España en  un paquete de ayudas sin precedentes que tendrá que acompañar de más decisiones para conseguir el objetivo. En esa misma senda harán  lo propio las administraciones autonómicas. 

Y corresponderá a los ayuntamientos, la institución más cercana, dar  respuesta a todos nuestros vecinos con ayudas para familias, a los autónomos, a las pequeñas empresas y a los comercios. Desde la unidad, todos vamos a apoyar un presupuesto para la reconstrucción social y económica de nuestra ciudad. 

El Gobierno de España ha cambiado las normas para permitir que parte del superávit de 2019, del dinero de todos que no se gastó, se destine ahora a políticas sociales, a quienes más los necesitan. Hay que aprovechar y exprimir todas estas nuevas herramientas, porque vienen momentos muy difíciles y van a ser muy necesarias. Con todas estas reflexiones ocupo parte de mi tiempo, manteniendo la responsabilidad con la que me comprometí. 

Vivimos los días previos a una primavera que va a ser muy diferente en la “flor de España”, tal y como bautizó a Córdoba uno de sus hijos más ilustres, Luis de Góngora, en su famoso soneto. Debe oler a azahar en las calles. Ya estaba floreciendo cuando todos y todas, en un ejercicio de responsabilidad sin precedentes en la historia de España, nos metimos en casa. Me parece una metáfora perfecta para acabar este post: Córdoba nos espera, saldremos de esta más fuertes y con los sentidos ávidos de disfrutar de nuestra ciudad y de trabajar por ella. 

Ánimo.