Opinión

Actividad física y nutrición para envejecer mejor

Unos días atrás publiqué con varios de mis compañeros de investigación un artículo en la revista British Journal of Nutrition (https://www.cambridge.org/core/journals/british-journal-of-nutrition/article/resveratrol-primes-the-effects-of-physical-activity-in-old-mice/CA87C3D8F6C9F72D144AF6CE55A84D40). Normalmente ese tipo de estudios no llegan a lo que se considera el público general y no especializado a no ser que los grandes medios de comunicación lo consideren relevante y puedan llenar un hueco entre las noticias sobre política, economía o deporte. Quisiera usar esta semana el estudio presentado por nosotros para intentar convencer de la importancia de una dieta equilibrada y la práctica de la actividad física para la salud y, en especial, para la salud a edades avanzadas; es decir, cuando seamos viejos.

Todos sabemos que cuando vayamos cumpliendo años se nos van a ir acumulando algunas “goteras”. Las “goteras” no son más que la consecuencia de que nuestro organismo va a ir acumulando pequeños desperfectos dentro y fuera de las células y tejidos que van a ir estorbando el normal funcionamiento de nuestros órganos. Para ilustrar lo que ocurre suelo exponer en mi clase el ejemplo de una habitación perfectamente ordenada o tras pasar por ella un grupo de niños jugando o mis propias hijas en cinco minutos. En el primer caso, todas las cosas que hay en la habitación están perfectamente ordenadas y todo está fácilmente accesible. Si necesitamos encontrar algo es fácil y rápido llegar a ello y usarlo. Pero si la habitación está desordenada es muy difícil encontrar algo y menos hacer uso de ello rápidamente. Las células gastan grandes cantidades de energía en mantener la habitación en orden durante toda nuestra vida. Pero con el tiempo a nuestras células les va a costar cada vez más mantener el orden y van a ir acumulando lo que podemos llamar basura celular que nuestras células no pueden eliminar. Curiosamente en el día en el que escribo este texto se ha concedido el Premio Nobel de Medicina al Dr. Yoshinori Ohsumi, descubridor del mecanismo que utilizan las células para eliminar esa basura celular y que, por cierto, va perdiendo efectividad conforme envejecemos. Tal vez la próxima semana hablemos de él y de su descubrimiento.

Hay formas de evitar que ese daño celular se acumule y acabe afectando gravemente a nuestros órganos de forma prematura. Con los años hemos ido acumulando evidencias que demuestran que nuestras células necesitan de “algo de marcha” para mantenerse activas. Las células necesitan estímulos para poder rehacerse y eliminar lo que sobra dentro y fuera de ellas. Algunos de estos estímulos provienen de la dieta y, en especial, de la dieta rica en compuestos que llamamos bioactivos. Por simplificar, los compuestos que dan color a las verduras y frutas. Por eso es importante enriquecer en colores nuestra alimentación. Y, sí, da igual que sea en fresco o en cocido, algunos nos afectan mejor en fresco y otros tras cocer las verduras. Lo importante es que estos compuestos estimulan a nuestras células y encienden los mecanismos que eliminan la basura celular.

Otro estímulo importante es la actividad física. Todos conocemos como duelen las famosas agujetas que aparecen cuando hacemos un ejercicio excesivo especialmente cuando llevamos un cierto tiempo sin hacer nada. Muchos de ustedes seguirán creyendo lo que antaño se enseñaba, que era la acumulación de ácido láctico en el músculo. Nada más lejos de la realidad. Las agujetas son el resultado de la rotura de las células musculares debilitadas por la falta de ejercicio. Estas células se rompen y mueren y son repuestas por otras mejor colocadas y más fuertes. Por eso, con el tiempo las agujetas dejan de aparecer a pesar de que hagamos más ejercicio y con más asiduidad. Eso es el resultado de que el ejercicio estimula la eliminación de la parte del músculo debilitada y dañada y facilita la fabricación de nuevo músculo más fuerte.

Mi grupo de investigación lleva tiempo estudiando los efectos de la dieta y del ejercicio en ratoncitos de laboratorio. Con ellos podemos estudiar qué pasa a nivel de todo el músculo o de todo el organismo. Nuestros últimos estudios han demostrado que en ratones ancianos, el ejercicio físico mejora la capacidad física y fortalece la capacidad de las células de todo el animal para defenderse frente al estrés oxidativo. La respuesta en estos ratones al ejercicio físico es incluso mayor en animales viejos que en jóvenes ya que los jóvenes tienen todos sus sistemas activos mientras que los ratones viejos han ido perdiendo ciertas capacidades. Lo más interesante de los últimos estudios que hemos realizado es que si combinamos una dieta equilibrada con el ejercicio físico el beneficio es incluso mayor. El artículo que les he indicado antes ha demostrado que compuestos presentes en los vegetales como el resveratrol (y también en el vino tinto) ayudan a que las células respondan mejor al ejercicio y los animales que tomaron resveratrol fueron más rápidos y más fuertes que aquellos que solo hicieron ejercicio.

Obviamente ustedes pensarán que eso solo puede ocurrir únicamente en el ratón, pero, créanme, no somos tan diferentes y en estas cuestiones somos prácticamente iguales. De todas formas el mensaje es simple, combinar una alimentación equilibrada con verduras y proteínas especialmente junto con la práctica de actividad física (no quiere decir que vayamos ahora a correr maratones) va a ayudar a nuestras células a protegerse mejor, a hacerse más fuertes y a funcionar mejor. Y no solo funcionará para el músculo, lo que disminuirá la sensación de fragilidad, sino, además, todos nuestros órganos funcionarán mejor y nos permitirán desarrollar una vida más plena, más independiente y más sana aunque ya seamos mayores. Además, les aseguro que es más divertido: comer mejor y más variado y hacer más cosas; ahí está la clave.