Opinión

Contra la siniestralidad laboral tolerancia cero

Un año más. Otro 28 de abril. Una nueva celebración del Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo. Y, otra vez, con tal motivo, surgen como setas los espacios en los que se habla hasta la saciedad de la importancia de la prevención en el tajo o de la cifra de trabajadores y trabajadoras que han perdido la vida o parte de su salud en el ámbito laboral. Pero en esta asunto de gravedad no hay lugar para el engaño: Perder la vida o, más común, enfermar por motivos laborales no ha de ser visto como algo inevitable o como un efecto colateral de la producción.
Llevamos ya 21 años desde que se puso en marcha la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, y desde entonces, con mucho esfuerzo por todas las partes, se ha logrado con el tiempo mejorar las condiciones de trabajo. Algo que se ha acabado traduciendo en un descenso de la siniestralidad entre el año 2000 y la entrada de la crisis, en 2007. Y la explicación no es otra que, a pesar de que aumentó la actividad laboral, al mismo tiempo se invertía en materia de prevención, con lo que la bajada de siniestralidad sedaba.
Por contra, 2015 se ha convertido en el tercer año consecutivo de incremento de la Siniestralidad Laboral en España, contando a partir de 2012, año en el que se alcanzaron los niveles mínimos históricos en accidentes laborales. La explicación está en la aprobación de la Reforma Laboral por parte del Gobierno popular de Mariano Rajoy. Fue aprobarla, ponerla en marcha y cambiar de forma radical la tendencia.
De hecho, podemos decir, sin temor a equivacarnos, que nos encontramos en una legislatura claramente regresiva en términos de prevención, donde la Reforma Laboral ha contribuido de manera inequívoca a extender el modelo de empleo precario y sin derechos a muchas capas de la población trabajadora. La consecuencia está clara: Un fuerte deterioro en las condiciones de trabajo para la mayoría de los sectores productivos.
Eso ha derivado en que en los últimos cuatro años 2.310 trabajadores y trabajadoras españolas hayan fallecido a causa de un siniestro laboral. De ese total, 351 muertes ocurrieron en Andalucía, y 35 tuvieron lugar la provincia de Cordoba. Esas cifras suponen incrementos sólo en Andalucía, del 9% en siniestralidad total, y del 14% en la mortal.
En este punto, Córdoba es la tercera provincia andaluza en cuanto a accidentes mortales, y la decima en España en incidencia para ese tipo de accidentes con un 5,89%. En siniestros totales, nuestra provincia es la cuarta andaluza y la sexta estatal, con un índice de incidencia de casi el 4%.
Está claro que, para CCOO, la aplicación de la Reforma laboral ha supuesto desvelar las consecuencias del abandono progresivo de la inversión en prevención publica, pero muy especialmente privada. Con ello, hemos perdido la oportunidad de haber continuado en la senda adecuada sobre salud laboral para adentrarnos, de forma opuesta, en el camino de la precariedad, cuya cara más visible es la siniestralidad, pero no es la única, ya que también están las cada vez más acusadas enfermedades profesionales.
Por esta razón, desde CCOO instamos a la necesidad de retomar el rumbo extraviado, no sólo para restablecer los derechos perdidos, sino para instaurar una verdadera cultura preventiva en las empresas, que tiene que volver a ser una prioridad tanto para gobiernos como para empresarios. Porque, en el fondo y en la forma, la prevención mejora la productividad y la inversión en salud laboral no es un gasto más, sino que habría que verlo incluso como un ahorro.
En este sentido, y por el Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo CCOO demanda la derogación de la Reforma Laboral; la reversión de la reforma de las Mutuas, así como su fiscalización; una estrategia andaluza de Seguridad y Salud en el Trabajo; revitalizar con medios económicos y humanos suficientes a las instituciones andaluzas estratégicas en materia de prevención; fortalecer los instrumentos de vigilancia y control, tales como la Inspección de Trabajo y la Inspección Médica; poner en marcha un sistema de detección y afloramiento de las enfermedades profesionales y recuperar las inversiones en prevención.